Tengo fe en ser fuerte.
Dame, aire manco, dame ir
galoneándome de ceros a la izquierda.
Y tú, sueño, dame tu diamante implacable,
tu tiempo de deshora.
Trilce XVI
Llegados, luego de ocho años, al significativo número de casi dos millones de visitas a nuestro blog; se nos ocurre puntualizar lo siguiente:
Demostramos, lo que hace ya más de un par de lustros apareció y se ha ido difundiendo en redvistas y revistas : “Los poetas vivos y más vivos del Perú (y también de otras latitudes)”. Es decir, por lo general de modo sesgado, el objetivo de nuestro blog ha sido el ir ilustrando de manera empírica lo que en buena cuenta se denomina la “creación de la creencia” (Pierre Bourdieu). Aunque, aquello mismo, a veces también de modo explícito, sistemático y lúdico; por ejemplo, a través de la implicancia e insólita repercusión en la Internet de las obras de Cristóbal “Tobi” Kanashiro (Perú), Alejandro Abdul (Brasil-Paraguay) o, muy recientemente, Sabina Cachi (Bolivia). Coproducciones de poesía entre un profesor de aula y sus alumnos, aquéllas. En suma, auténticos reemsamblados artístico-ecológicos vinculados, a su vez, al mundo virtual con suceso. “Creación de la creencia”, asimismo, que en el terreno de la crítica propiamente dicha la ilustra por lo menos un libro del año 2014, Breve teatro para leer: Poesía dominicana reciente.
Hemos estado midiéndole el aceite, sobre todo, a la poesía latinoamericana y española a través de numerosas reseñas y artículos que, esperamos más bien pronto que tarde, integrarán el volumen denominado “Autismo comprometido: Sobre poesía hispana reciente”. Oxímoron que revela tanto el íntimo lugar de enunciación de este autor como, además, el de la poesía que espontáneamente apreciamos y estimamos. Y, en contra, de toda aquella demasiado oficiosa que hemos parodiado y sintetizado en “Rompe saraguey”.
Nos hemos hecho y somos parte, aunque cada uno con su particular documento de identidad, de la comunidad de los poetas menores de la antología. Es decir, a la que no tiene fácil ni, mucho menos, automático acceso el lector de hoy y a la cual, por lo general, críticos y curadores de los medios de información tradicionales –de izquierda o de derecha– intenta (vanamente) poner cabe. Lo nuestro, a través de esta opción por una oralidad de segundo grado que pareciera ser todo blog (pienso en Paul Zumthor), no es la cultura oficial ni su lógica, y complementaria, contra-cultura. Ni lo uno ni lo otro: devoramos estos conceptos y actitudes. Tampoco nos sometemos a una camisa de fuerza en tanto escritores. No somos obligatoria, fundamentalista u orgánicamente neobarrocos ni coloquialistas ni minimalistas o de cuanto gesto de moda nos vaya a salir por delante. Todo puede ser más plástico y más libre y contingente en el estilo; como debería serlo también en nuestras ideas y señales de identidad.
Finalmente, deploramos elitismos y populismos… la opción no es o entre las declinaciones del latín o el performance… ni toda estupidez que no sea en estricto soberana y voluntaria. Esto último bien podría ser ya un gesto de estilo.