Soledad Álvarez, sus señas íntimas

Las estaciones íntimas (Santo Domingo, R.D.: Amigos del Hogar, 2006), han llegado desde el caribe hasta nuestro cuartel de invierno en Lima (espacio- tiempo perfecto para morir). Desde ya, entonces, nos acercamos hacia ellas agradecidos y, felizmente, para nada nos vamos decepcionados. Libro de la plenitud: lugar gratuito, en alguna cúspide, desde donde contemplamos lo vivido y lo que aún nos queda por vivir. Libro al encuentro del lector. A los temas de siempre: el paso del tiempo, la toma de conciencia de nuestro paulatino deterioro y de nuestra indeleble máscara:
Era apenas un agujero en la media de seda que envuelve la piel,
pero en segundos la abertura corrió por las piernas
y fue un presagio en este día que había comenzado perfecto:
los pájaros y la luz asomándose a la ventana, el olor del café,
la tibieza del agua como sábana, y en la luna del espejo
tu imagen de mujer invicta, de mujer que ha domado sus fieras
[…] el estuario envejecido de los muslos
tras la media rota (“Ritual”).

se suma también, en esta notable poesía, el de una necesidad irresistible de oblación y comunión por parte del yo poético. Es precisamente de este modo como Soledad Álvarez trasciende el narcisismo o la mera auscultación individual; es decir, a sus posibles legados literarios –la sed sin nombre de una Alejandra Pizarnik o a las inútiles preguntas sobre el deseo de un Luis Cernuda– les añade la ardiente materia de la vida del caribe:
Si pudiera, bailaría este merengue hasta la madrugada.
Descalza
[…] al convite de la tribu que grita y se emborracha
ahíta de ron y de desdichas;
ellos son el otro que no soy pero a ellos me arrimo
como el cachorro a la madre en busca de alimento
(“Merengue final”).

Contemporánea de Alexis Gómez-Rosa (1950) y Carlos Rodríguez (1951-2001), creemos que forma con estos excelentes poetas dominicanos el trípode fundamental de tan relevante promoción. Lo que propone uno no lo hace el otro, y viceversa. De este modo, a la exhuberancia del espectáculo de Gómez-Rosa, sucede el apunte casi autista de Rodríguez; como por su parte ante aquellas interesantes propuestas hallamos más bien –ahora lo podemos constatar– el carácter oblativo, diseminante y en perpetuo estado de ósmosis, de la poesía de Soledad Álvarez.

Puntuación: 4.17 / Votos: 6

Comentarios

  1. hector huerto vizcarra escribió:

    Hola Pedro,

    No estoy seguro que te acuerdes de mi. Soy un joven historiador que el 2006 entro como alumno libre a un taller de poesia que diste en la facultad de humanidades… tengo un blog donde publique sobre ti http://marcayuq.blogspot.com
    En fin, estoy tratando de leerme toda tu obra poetica, pues ahora curso una maestria en españa, y tu descripcion de las mujeres españolas -que haces en una de tus novelas- siempre se me viene a la cabeza y me roba sonrisas. Entre tiempo y tiempo libre reviso tus versos, y creo que lo dije en mi blog antes,algunos realmente me sorprenden, se me hacen sencillos e intimos, musicales en extremo…

    Bueno…. te envio el borrador de mi primer poemario…. si puedes me gustaria tu opinion

    lo puedes descargar en el sgte link y por favor, si pueds enviame a mi correo tu direccion electronica, que la he perdido.

    http://rapidshare.com/files

    un saludo
    hector

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