DETONACIONES MERIDIANAS (NOTA ACERCA DE LAS ESCANSIONES TONALES EN LA ESCRITURA POÉTICA DE PAUL CELAN)

A partir de algunos versos de Fadensonnen (1968), abordamos sinópticamente el acontecer tonal en la escritura poética de Paul Celan. Frente al tono dado de lo histórico, este despliega una variabilidad tonal que afirma cada vez un segundo tono. A menudo esta respuesta –que Celan habrá llamado alguna vez (en francés) détonation– conlleva ironía y/o parodia crítica, incluso sarcasmo, aunque no exclusivamente. A su vez, esta tonalidad segunda suele venir escandida en movimientos que dejan en vilo toda economía tonal, no lejos del humor indecidible de Kafka y la serena jovialidad de Hölderlin. Al cabo, ofrecemos una traducción del texto en que Celan (citado por Jean Daive) deja venir à la lettre el término détonation.  Andrés Ajens

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“Cuadrúpedo intensivo”: POETAS PERUANOS SIGLO XXI

Museo de Sitio Palacio Puka Marka – Cusco

El concepto fundamental que sustentó nuestra selección se halla sucintamente expuesto aquí:

“Postulamos que son cuatro nociones distintas y autónomas de las Humanidades, aunque en cada caso alguna – o algunas de ellas – constituya la noción predominante con la que nos topamos al leer literatura y poesía. A saber, Humanidades en tanto: Libros o canon occidental; Pueblos o culturas; Narrativas o prosopopeya; y Post-humanismo o Post-antropocentrismo. Las cuales son el resultado de específicos procesos históricos, culturales, científicos y políticos. Aunque, por lo general, aquéllas coexisten y mutuamente se activan. A más nociones de las humanidades que coincidan o se aglutinen en una obra específica, mayor será su complejidad y atractivo. En la literatura de nuestra región tenemos, por ejemplo, el caso de la obra de César Vallejo; de allí su complejidad, aparente inasibilidad y riqueza” (Granados 15)

Granados, Pedro.  “Humanidades”. Uwa’Kürü – Dicionário analítico – volume 5 / organização: Gerson Rodrigues de Albuquerque, Agenor Sarraf Pacheco. – Rio Branco: Nepan Editora; Edufac, 2020.   pp. 115-117.

Es decir, “Cuadrúpedo intensivo” (del  poema  póstumo  «¡Cuatro  conciencias…»,  de  César  Vallejo), en tanto y en cuanto escribir tal como en el caso de la poesía de Vallejo, aunque no de modo imitativo ni epigonal, integrando  el mayor número posible de nociones de las Humanidades.  Nos propusimos algo distinto a evaluar plataformas, riqueza de canon o estilos; antes que la factura o el empaque de los textos, nos interesó identificar y antologar sensibilidades.   La poesía rezuma al lenguaje empleado, como diría nuestro finado hermano Germán (obrero y poeta), constituye su “humito”.  Ahora, “Cuadrúpedo intensivo”: Poetas peruanos siglo XXI, la ha elaborado un único individuo, un tal Pedro Granados, por lo tanto, y desde ya, todos los acuerdos y desacuerdos que pueda esta antología posteriormente suscitar los asume íntegramente aquél; ergo, ni grupos ni consorcios.  Entonces, en la presente selección u “Once Titular” han sido incluidos poetas peruanos de distintos pelajes, cada uno de los cuales  publicó su primer poemario en lo que va de este siglo.

ONCE TITUALR

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EUNUCOS

Nueva novela breve de Pedro Granados, cuya primera fue Prepucio carmesí (New Jersey: ENE, 2000). Eunucos se divide en cinco “capítulos” (Fozi lady!, La asesina, Terremoto, Eunucos y Trina entre los dos el Inca) y gira en torno a la visión del poeta peruano de lo que sería el amor multinaturalista, aquel inspirado en el mito de Inkarrí. Novela experimental donde confluyen múltiples géneros literarios: poesía, ensayo y narrativa propiamente dicha; y donde, a través de esta complejidad formal, dos historias son las que constantemente se entrecruzan: una biografía apócrifa de César Vallejo y una auto ficción. Consigue aqui  tu copia impresa 

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VISITA A EL VIRREY

Jorge Nájar dizque se va con su “música a otra parte”.  Roxana Crisólogo que se ha “enamorado del chico que conduce el tractor para remover la nieve”.  Paul Montjoy Forti percibe que, en After Requiem: “Es la humanidad un ecupitajo de mosca”. Por su lado, Jorge Frisancho se pregunta:

“¿ha llegado el momento de/ considerar las trayectorias de concentración, los hábitos de consumo, las demandas/ materiales de existir/ en el poema?/ En otras palabras/ ¿cómo decir paisaje sin decir incendio?”

Lo cual es casi análogo, en tono y motivo, a aquella “Oración” de Antonio Cisneros:

Cómo decirle pelo al pelo

diente al diente

rabo al rabo

y no nombrar la rata.

Frisancho que, en Ese Campo minado (2024), ha sabido fundir a Cisneros y Montalbetti:

“El problema, por supuesto, nunca fue el lenguaje-lenguaje.

El problema siempre fue nuestra respiración

o, mejor dicho, nuestra imposibilidad de respirar

y el silencio que (no) nombra lo que nos asfixia”

En fin, en esta nuestra reciente visita a El Virrey, todavía quedaría lugar para confirmar la filo-artística “Masturbación” de Bruno Pólack, en poema homónimo.

Y, aunque no se trate ya más de libros de poemas, toparnos a la salida de esta librería miraflorina con un afiche  tan cursi (algo menos los poemarios) como esta sesuda declaración de Alberto Vergara para El Comercio, a página completa y a todo color:

“Qué  puede ser más peruano y global que Vallejo” P.G.

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TRILCE: HÚMEROS PARA BAILAR (LECTURAS)

Trilce nuevamente con Pedro Granados

Vallejo para Granados y Granados  para el contrapunto y la marinera.  Dos poetas bajo el mismo signo zodiacal jugando a las escondidas. Pero Granados nos ayuda a hundirnos en la solaridad  del vate de Santiago de Chuco, si cabe, y también a caer de pie en una fonda de ritmo y sabor insospechada para quienes habíamos hecho una lectura circunspecta de nuestro poeta universal. Granados descubre el juego y las canicas, con pelos y señales como académico que es, aunque adolezca de cierto gamberrismo. Es el muchacho que toca el timbre de la puerta y corre para encontrarse con algo menos que Dios: esa nada que ríe en el dintel  de la época epocal misérrima del tiempo de nuestros padres en Poesía y en Rumba.  Vladimir Herrera

(N)húmeros para (des)cifrar un pambiche

Húmero (del lat. Humerus): Hueso del brazo, que se articula por uno de sus extremos con la escápula y por el otro con el cúbito y el radio (Diccionario de la RAE).

Conocí hace poco a Pedro Granados, ensayista, poeta y novelista peruano (Lima, 1955), a quien el Ministerio de Cultura invitó para conducir en Santo Domingo un Taller sobre la gesta poética del gran César Vallejo. Granados es un penetrante exégeta del culto vallejiano, de sus modulaciones sensibles y del registro de un discurso con misteriosos influjos, casi míticos, en el que algunos piensan que “Vallejo no elige sus vocablos”.

Siempre me aproximé al poeta de Los Heraldos Negros bajo las nociones sombrías de José Carlos Mariátegui: “Nostalgia de exilio; nostalgia de ausencia”. Confieso que fue en el libro de Granados (Trilce: húmeros para bailar) donde por primera vez leí una reflexión (cierta, sorprendentemente clara) acerca de la chispa y del humor que subyacen (“…quizá sin que él lo sepa ni lo quiera”, agazapados y en ademán de saltar) en esa oscura melopoeia permutante de la palabra/cadencia que aflora en Trilce.  Pedro Delgado Malagón

El Trilce de Pedro Granados

Una lectura heterodoxa de la obra de Vallejo que nos permite redescubrir el humor y el entusiasmo por la vida (junto al sufrimiento) del poeta a través del enigmático y paradójico Trilce (1922). Granados afirma que el contacto de Vallejo con la modernización urbana y los rituales populares de los callejones de Lima (donde afroperuanos, mestizos y asiáticos; obreros, estudiantes, comerciantes e intelectuales pobres; reían, bebían, comían y bailaban por días unidos por el embrujo de la marinera) lo impactó profundamente. Esto se muestra en un segundo plano ya en los Heraldos Negros (1918) y en Trilce en el primer plano, al punto que la resbalosa seria el ritmo de fondo de este último poemario.

Para Granados, Vallejo se sumaría a este mundo moderno y criollo con su mirada y sentimiento andino (heliocéntrico e inkarrista) enamorado de la adolescente Otilia Villanueva Pajares. En Trilce, lo social, lo político y lo erótico, así como lo andino, lo hispano y lo afroperuano se entremezclan y democratizarían a ritmo de jarana criolla. Desde esa simbiosis revolucionaria, luego en Paris, Vallejo dialogaría con el mundo. Granados nos ofrece una interpretación erudita y desenfadada que nos invita a volver con una sensibilidad más abierta a los textos del poeta.  Luis Martín Valdiviezo Arista

Trilce: húmeros para bailar

¿Vallejo bailando marinera en los callejones limeños? Por supuesto que sí, nos imaginamos verlo allí con pañuelo en alto y girando galantemente alrededor de Otilia. Trilce XXXVII, una de las 30 composiciones que dedica a Otilia (de los 77 que posee el poemario), es una prueba contundente. El poeta la había conocido cuando se desempeñaba como profesor en el Colegio Barrós en el centro de Lima.  En los versos del poema mencionado, Vallejo nos habla del performance más notable que ha tenido con la amada y que ha dejado escrito para la posteridad: “He conocido a una pobre muchacha / a quien conduje hasta la escena… // Me gustaba su tímida marinera / de humildes aderezos al dar las vueltas, / y cómo su pañuelo trazaba puntos, / tildes, a la melografía de su bailar de juncia…”.

Granados propone que Trilce, aparte de pasar de lo “hermenéutico a lo acrobático”; del “Yo no sé” de Los heraldos negros a una “plasmación semánticamente menos estable”, reproduce en sus versos una “clave de marinera limeña”. Es más, el autor señala que esta obra poética –que pasó incomprendida e incluso ninguneada por la crítica limeña*– “no solo nacería acicateado por la música popular que escuchara y bailara Vallejo”, sino que en su conjunto “reproduciría una situación festiva: musical, literaria y corporal, por ende, a manera también de una jarana”.

Dedicado en estos últimos años a la investigación sobre la vida política de César Vallejo en el Perú, coincido con Pedro Granados en cuanto a que Trilce “es un poemario absolutamente social, político y utópico, aunque no por ello menos erótico, pornográfico incluso, y donde se abren las compuertas a un lenguaje oral y popular…”. Era la época en el que Leguía gobernaba y pretendía hacer realidad su famosa “Patria Nueva”; época en el que  a la par del estallido de la clase media, se producía el crecimiento urbano de la capital, pero también se iniciaba el brutal endeudamiento del país. Si bien Vallejo no participaba como un dirigente en los sucesos políticos de la época, era un participante activo en las diferentes manifestaciones estudiantiles que encabezaba Víctor Raúl Haya de la Torre. Prueba de ello es que se le ve (en una fotografía) en una protesta (del 23 de mayo de 1923) organizada por Haya de la Torre en el patio de Letras de la Universidad de San Marcos, tras la muerte de un obrero y un estudiante por las medidas represivas del gobierno de Leguía (4).

Trilce: húmeros para bailar, es un libro que tiene el mérito de brindarnos una versión más cercana y auténtica de la vida y por ende de la obra del genial poeta nacido en Santiago de Chuco. Es una obra que desde el saque gusta por su título, tanto que César Vallejo Castañeda, sobrino nieto del poeta, luego de enterarse de la aparición de este gran libro, me escribió: “¡Este Vallejo si me gusta!”.   Miguel Pachas Almeyda

https://vallejosinfronteras.blogspot.com/2014/10/trilce-humeros-para-bailar-miguel.html

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PRESENTACIÓN DE INKARRÍ (Diálogo con Hugo Aguirre)

 

Inkarrí/ Hugo Aguirre Castañeda

Pedro granados es muchas voces, lo habita una pluralidad que dialoga. En ese espacio de interacción él se dice cosas que le dicen a él mismo, y su poesía tiene esos ecos que van rebotando entre versos por la vida

Se poesía es un ejercicio pertinaz de “deconstrucción” hacia dentro y fuera, una batalla en la que los vencedores son quienes tienen la voz que él les da,  y con quienes orquesta una serie de piezas musicales, rítmicas, temáticas, en las que renace con sus elencos en los que está el mar, otros poetas, mitos o narraciones fundacionales, artes poéticas infiltradas en una actividad creativa que es siempre un descubrimiento del poeta (de sus intenciones creativas, de su mirada, de los diversos paisajes vitales y oníricos que configura con sus palabras).

Como lector uno espera quizás un guía y obtiene un mapa, una brújula, una especie de entidad que nos va llevando por el libro como si transitáramos una respiración agitada que desanda cuestas y llanuras.

Inkarrí, el libro de Pedro del 2024 es una revelación y una joya sobre la que vamos a conversar ahora.

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UN POETA DE NOSOTROS, ENTRE NOSOTROS

Edney Cielici Dias*/  Traducción: Amálio Pinheiro

¡Alejandro Abdul vive! Y todos los días, hecho broma, sangra su caudalosa sangre de grosella.

Si, Alexander Abdol es un lord del Paraná en su cruzada mensual de quitar boletos. Fisiológicamente se compone de carne y hueso contrabandeados, pero su vida trivial es lavada todos los días por las cataratas del Iguazú.

No busque entenderlo, pues Alexandro Abdil jamás quiso “escribir derecho”, pero si escalar carrera y fama universal en la babel de la multifrontera Argentina-Brasil-Paraguay-Perú-Beirut-malditas-sean.

Abdul, Abdol, Abdil, Abdel son, bajo una otra perspectiva, los vocativos del vudú-santería en contra de la cursería casi-que-generalizada de una poesía que se lleva en serio. Evoca Abdul y: — ¡Nada de dolores en los cuernos intelectualizados! Clama Abdil y: — ¡Basta con folklores postizos! Repite tres veces Abdel y: — ¡Escribe en paz y sin meta!

Abdul es poeta de uso comunitario. Un poeta de nosotros, una invitación a crear. Y otros tantos poetas colectivos son posibles. ¿De paso, acaso hay poesía que no sea colectiva? Y así, nuestro queridísimo poeta-profesor Pedro Granados, vallejiano de cátedra popular, puede desencaminar muy bien sus pupilos de creación poética. Hecho: poesía es descamino más que camino. Se trata, casi siempre, de deseducar miradas condicionadas.

Se ha dicho ya que mejor sería para el poeta no tener nombre… pues poesía, lengua fundente, brota de las honduras del inconsciente colectivo a través de la superficie consciente de algún yo. ¿Pero de quién es la lengua y su legado? ¿Es de un sensitivo que asalta el patrimonio común y dice que la cosa es suya? ¡Agarra el ladrón! La poesía es de quién la hace, de quién la lee, de quién la comparte, de quién la ignora. ¡Que viva la homeríada innominable y gozosa oh estruendo mudo! Y nótelo, la puta de la poesía es también la prosa. Y la novedad también es glosa. La lengua, uno la presta, al diablo y todo.

Del bloque impopular de los anticuados de vanguardia: que la escrita de creación sea escrita plena, que la lectura de creación sea lectura absoluta. Que la literatura aleje todos los mohos y diga generosamente a que vino. ¡Que toda llanura sea castigada!

En este año en el cual la obra de Oswald de Andrade pasó al dominio público, los monumentos a la mesmedad tendrían que ser cubiertos con chantillí para que los relamidos y lambones los lamieron. Alexandre Abdul está entre los prometedores descaminos. ¡Adelante! ¡Saravá!

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Ocúpate de la poesía o la poesía se ocupará de ti

 

 

Ya que hasta ahora no la encuentro en la Web, parece que soy el autor de esta frase: “Ocúpate de la poesía o la poesía se ocupará de ti”; por favor, desmiéntanme .  En todo caso, se halla en un juego paradójico y paródico con aquella otra y tan socorrida desde los años 60 en toda LATAM: “Ocúpate de la política…”.  

Recurro, entonces,  a la IA (Gemini) y me responde:  “Espero que esta reflexión haga justicia a la profundidad de la frase que compartiste. La poesía siempre está esperando, ya sea con los brazos abiertos o con la fuerza de una marea”.

Y la IA añade:

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