Celebración
hay un cuerpo tendido junto a un árbol
hay una uña negra que rasga la carne con violencia
hay un animal que lame una herida
y miles de moscas que zumban alrededor de sus ojos
hay una cabeza de caballo abandonada en una
playa desierta
hay una oscura orina que se pierde con el dolor
hay madreperlas fuego y corales que caen sobre un
vientre estéril
hay un danzante que llora la muerte de su mejor
amigo
hay lágrimas de sangre que caen sobre unos labios
sedientos
hay lluvia otra vez en el clóset y un tren que pasa
una y otra vez sobre un sendero derruido
hay una niña sietemesina que nace hoy de la axila de
su madre
La diferencia entre la poesía de Blanca Varela (1926-2009) y Clarice Lispector (1920-1977) es la que, tradicionalmente, distingue la diplomacia peruana centrada en líos fronterizos –y a la que, hoy por hoy, ha salvado la gastronomía– de aquélla de Itamarati y su carácter decididamente universal. A Lispector no la conocí en persona; a Blanca Varela la traté brevemente, y una sola vez, cuando me envió llamar –en el contexto de un Congreso en la Universidad de Lima a comienzos de los años 90– para conocerme y decirme, en resumidas cuentas, que Juan Manuel Roca (otro miembro del jurado) se había empleado a fondo para arrebatarme el primer lugar del I Premio Latinoamericano de Poesía Ciudad de Medellín, al que envié “Caligrafías” (poema ya publicado en esta misma página). Lispector y una de sus devotas estudiosas, Hélène Cixous; por su parte, Varela y nuestra ex profesora Susana Reisz, argentina afincada desde hace mucho en el Perú. Maestra, esta última, y guía de ya varias generaciones de mujeres poetas; entre éstas, Victoria Guerrero. Aunque pensamos que El mar, ese oscuro porvenir (2002), cuya autora es Guerrero, y cuyo poema (“Celebración”) de este libro figura arriba, tiene aquí más de Clarice, por la inventiva del lenguaje y el atrevimiento imaginativo, y celebración un tanto también de la poesía de César Moro, que en sus poemarios posteriores donde, por el contrario, sabemos de antemano la moraleja feminista. La PUC del Perú donde, con mucho éxito, a costa de fidelidad con un espíritu colectivo, los libros de numerosas mujeres poetas han resultado, literalmente, intercambiables. P.G.









