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Docencia universitaria

Trilce: Húmeros para bailar (Reseñas)

“Al proponernos un con-vivir performático con César Vallejo (no se trata ya de apenas leerlo), a partir de una partitura de inscripciones (no se trata más de escribir) musicales (la marinera y sus fugas y síncopes, etc.) y sexuales (amores con Otilia y sus ramificaciones) vinculada orgánicamente a la cultura andino-mestiza de los arrabales festivos en formación y movimiento de la Lima de los 1900 y pico, Pedro Granados impugna, de golpe, las consabidas interpretaciones político-esencializantes y nos abre, en un abanico risueño, el vaivén diagramático de Trilce a los textos de antes y después. El mismo Vallejo vendría a decir más tarde, en los Poemas Humanos: “Quiero escribir, pero me sale espuma”/(…) “Quiero escribir, pero me siento puma”, como si mencionara toda esa cosa que viene de abajo, de los costados y de dentro que embiste las palabras”.  Amálio Pinheiro (PUC-SP)

Una lectura heterodoxa de la obra de Vallejo que nos permite redescubrir el humor y el entusiasmo por la vida (junto al sufrimiento) del poeta a través del enigmático y paradójico Trilce (1922). Granados afirma que el contacto de Vallejo con la modernización urbana y los rituales populares de los callejones de Lima (donde afroperuanos, mestizos y asiáticos; obreros, estudiantes, comerciantes e intelectuales pobres; reían, bebían, comían y bailaban por días unidos por el embrujo de la marinera) lo impactó profundamente. Esto se muestra en un segundo plano ya en los Heraldos Negros (1918) y en Trilce en el primer plano, al punto que la resbalosa sería el ritmo de fondo de este último poemario.

Para Granados, Vallejo se sumaría a este mundo moderno y criollo con su mirada y sentimiento andino (heliocéntrico e inkarrista) enamorado de la adolescente Otilia Villanueva Pajares. En Trilce, lo social, lo político y lo erótico, así como lo andino, lo hispano y lo afroperuano se entremezclan y democratizarían a ritmo de jarana criolla. Desde esa simbiosis revolucionaria, luego en París, Vallejo dialogaría con el mundo. Granados nos ofrece una interpretación erudita y desenfadada que nos invita a volver con una sensibilidad más abierta a los textos del poeta.  Martín Valdivieso (PUCP)

Siempre me aproximé al poeta de Los Heraldos Negros bajo las nociones sombrías de José Carlos Mariátegui: “Nostalgia de exilio; nostalgia de ausencia”. Confieso que fue en el libro de Granados (Trilce: húmeros para bailar) donde por primera vez leí una reflexión (cierta, sorprendentemente clara) acerca de la chispa y del humor que subyacen (“…quizá sin que él lo sepa ni lo quiera”, agazapados y en ademán de saltar) en esa oscura melopoeia permutante de la palabra/cadencia que aflora en Trilce.  Pedro Delgado Malagón (República Dominicana)

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Trilce desde Santo Domingo

 

4pm. hora peruana

Ibeth Guzmán (Cruce de Guayacanes, 1983). Narradora, ensayista, docente e investigadora universitaria. Completó un Doctorado en Estudios del Español, Lingüística y Literatura en la PUCMM. Tiene una Maestría en la Enseñanza del Español en la Universidad de Alcalá de Henares. Ha publicado los libros de microrrelatos: Tierra de cocodrilos (Isla Negra, 2012), Yerba mala (Hojarasca, 2015)  y “Tiempo de pecar” (Isla Negra, 2017. Coautora de la antología Voces del valle (Ediciones Ferilibro, 2005) y autora de la antología de mujeres microrrelatistas: Mujer en pocas palabras (Letra Negra/Ferilibro, 2013).

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[La palabra no es lo de menos]

La palabra no es lo de menos

Por cierto

Nadie quiere acostarse

Con una pequeña

Que ya no está una en el colegio

Según aquella porn star

En medio de las redes

Para qué empequeñecer

Por qué decir que somos buenos

O sobre lo bien que pensamos del otro

Y de los malos poetas y de los mezquinos

A los cuales siempre hemos aborrecido

Jamás me acostaría con una palabra de ellos

Se están por morir se acaban de morir incluso

Luego de celebrar la manera en cómo ahorraron

Un par de monedas en combustible

De lo astutos que fueron

Porque a ellos aunque podríamos ser nosotros

Sí que la chingada se los llevó

Que la pelona se los hundió hasta el tuétano

Así que poetas queridos los amo a todos

Hasta que no demuestren lo contrario

Si logran mover el perfil de los cerros

A las cinco de la tarde

Aprueban

Asimismo si las ramas de los árboles

Absorben cada una de sus palabras

Como si de agua como si de sol

Como si de una mirada humana se tratara

Si no lo logran

El premio consuelo

Es que aparezcan en la Internet o en la Tele

Y absuelvan con brillo

Todas y cada una de las preguntas

De los displicentes periodistas

Y se beban para el futuro

La andana de flashes reservados

Y que con su pan se lo coman

Si pan encuentran para ello

Los desaprobados los diletantes los confusos

Los desde chiquitos apegados a la letra

No teman

Ustedes sí o sí verán a Dios y ocuparán

Las primerísimas filas al rededor

A ver si de este modo

Aprenden a no escuchar se ejercitan en no ver

Tampoco en sentir de modo obligatorio

El poema viene de los derrochadores

Desde aquello que sobra y se levanta

Solito

Gratuita natural impensadamente

De gratis de dádiva de tozudo regalo

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LOS TELÓMEROS/ Rafael Moreno Casarrubios

Todavía no he encontrado el elixir de la eterna juventud (el vino solo no alcanza) pero sí he investigado sobre la relevancia de los Telómeros en la demora del envejecimiento. Los telómeros son unas puntas de los cromosomas (secuencias especiales del ADN que se encuentran en los extremos de los cromosomas y que impiden que estos se dañen). Investigaciones han revelado que su tamaño guarda relación con la longevidad. Existen alimentos, especias y vitaminas que demoran la reducción de los telómeros.  Toda persona enterada sabe que debe incorporarse a la dieta. Estos son, de mi puño y letra.

Larga vida, muchachos y muchachas. Y en vino veritas. Salud que hoy es viernes!

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