A Percy Antonio Ramírez Robles, i.m.
Taller: Segunda sugerencia
Mira alrededor de la imagen protagónica y, en lo que se refiere a tu escritura, ésta será más productiva acaso por menos previsible. Concentrándote en los márgenes, acertarás a iluminar un foco cada vez más personalizado. Por ejemplo, en “Cerca al Gólgota” de Paul Gauguin, esto es relativamente sencillo. Adrede, y aunque de modo no menos paradójico, el pintor desea focalizar el contorno tanto, o incluso más, que su propio autoretrato. El mundo multinaturalista –el cual Gauguin ha descubierto en sus viajes y residencia en Oceanía– y su yo o identidad en su trance más radical (se halla, como Cristo, camino del Gólgota) no pueden ya disociarse; no pueden ya concebirse el uno sin el otro. Es más, al descubrimiento y complicidad del observador con esta epifanía –la de la simetría: el cosmos huamano– está destinado todo el cuadro. Y, por lo tanto, la temática del mismo no podría ser la del dolor, la despedida o la muerte. Sino, por el contrario, y tal como en la poesía de César Vallejo, la bienvenida a otra vida que desde ya existe, pero ante la cual no alcanzamos a sonreír porque resulta algo demasiado nuevo o inédito. Ejemplo:
Núm. 534 (“Autorretrato”)
Sobre el recorte de su túnica clara
se otea otra túnica.
Más burda y también más oscura.
Algún otro cordero.
Cielo-coro
de evasivos polizontes:
máscaras, torsos desnudos,
pliegues, tambores sordos.
Múltiples miradas.
Un ojo mudo.
Una honda cicatriz.
Una boca.
Una larga y paciente espera.
Los pechos y los brazos
fuertes todavía.
Hace días que ha muerto.
Los pájaros volaron
a través de él.
La noche y la maleza
sortearon muy fácil
aquella puerta semi abierta.
¿Cuál de todos nosotros va
camino del Gólgota?
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