Luis Martín Valdiviezo Arista, PhD
Luis Martín Valdiviezo Arista acaba de publicar (Auto) reconocimiento de la afroperuanidad en la educación peruana, fruto de su tesis doctoral, “Afroperuvian perspectives and critiques of intercultural education pólice” (UMass Amherst, 2012).
El lema de nuestra breve reseña –aquello de intentar superar la idea del mestizaje peruano construido a partir únicamente del binomio castellano (español)/quechua (inca)– viene de Nicomedes Santa Cruz (1925-1992), al cual este trabajo lo muestra como un muy articulado teórico de la interculturalidad; a la par del senegalés Léopold Sédar Senghor (1906-2001) y de otro peruano, José Carlos Luciano Huapaya (1956-2002). Según la visión santacruzana de la democracia: “los principios de libertad, igualdad y fraternidad deben ser aplicados a las relaciones entre culturas y etnicidades”.
“No defiendo ningún tipo de neutralidad cultural como solución para conceptualizar una identidad peruana inclusiva. Considero que la neutralidad cultural es imposible, indeseable e inútil”, puntualiza por su parte Valdiviezo. Esto último, en tanto y en cuanto crítica al eurocentrismo, colonización mental y consecuente invisibilización de otras perspectivas culturales para leer, por ejemplo, incluso la propia historia peruana: “Considero que la historiografía dominante ha deshumanizado a los sur-saharianos y afroperuanos al negar tácita o explícitamente su papel como actores en la historia peruana durante cuatro siglos [desde el primer momento, la historia del Perú fue marcada por el encuentro entre tres continentes América, África y Europa]”. Invisibilidad de lo afroperuano (4% de la población peruana se reconoce así, según el último censo), asimismo, y hasta el día de hoy, no menos en la educación nacional escolar-universitaria; lo cual, en definitiva, ha sido el denotante para que Vaidiviezo sacara adelante esta investigación.
Sin embargo, mal haríamos en sospechar algún tipo de etnocentrismo entre los argumentos de Valdiviezo, más bien, siguiendo a Senghor, aquél apunta a una “civilización multicultural global”. Ya que, y otra vez citando a Santa Cruz: “pretender identificar la cultura a partir de la raza es seguir hundido en la alienación, porque esa trampa hace mucho que la armó el colonizador en su propio beneficio”. En otras palabras, y ahora según el autor de este libro: “La confusión entre cultura y raza conducía hacia un esencialismo racial que concluía reafirmando la presuposición básica del racismo, es decir, las diferencias supuestamente genéticas e inmutables de carácter intelectual, moral o físico entre las personas de diferente color de piel”. Y, en este sentido, bien haríamos más bien en cotejar este tipo de posturas críticas frente a otras –también recientes, latinoamericanas e interculturales– como es el caso del libro de Elizabeth Monasterios, La vanguardia plebeya del Titikaka. Gamaliel Churata y otras beligerancias estéticas en los Andes (La Paz, Bolivia: IFEA/ Plural, 2015), asimismo reseñado en nuestro blog personal.
Por su lado, y para terminar, Juan Carlos Luciano Huapaya tampoco: “creía que la afirmación de la identidad cultural debe conducir al etnocentrismo… Como Senghor y Santa Cruz, Luciano vio la identidad cultural como la base para la apertura y diálogo con la diversidad global [asiática, sefardita, maya, etc.]”, concluye Valdiviezo.