La pituquería es ya una enfermedad incurable
Antes todavía no lo era
Sobre todo la que se apropió
De los estudios culturales filosóficos
Literarios en fin de todo aquello
Donde lo aparente en principio
No debía ser cierto
Bruja quijaruda enana de pésimo aliento
Chico listo que aún no recibe su mordisco
Qué puede pensar un individuo
Que únicamente remite
Un libro a otro
Y que pudiendo hablar en mero español
Prefiere hacerlo en inglés
E imaginando estar en Inglaterra
Qué vocación para la copia
Carajo para la caricatura
En ese cubo mágico
Donde no entra un alfiler
Ni tampoco puede salir un solo pedo
Enfermedad incurable basada en el desprecio
Del otro que no sea de la capilla
De la argolla de los inteligentes
De los actualizados y aunque de modo informal
De los muy bien vestidos
Pero una gaviota no hace un verano
Texto que inagura “Libelos”, poemario fresco para este 2017.