El trabajo del escritor es
leer libros no escritos.
Inclinado como una señal
sobre la mesa, volcado
hacia adentro, consume la luz
y la sombra de su ser. Los días
discurren como imágenes
por una cámara sin
película, mientras abre
papel tras papel.
No escribe pensamientos;
va a tientas con las palabras.
Durante días sin horas
y por valles sin mapas
va buscando esos poemas
que los pensamientos
ocultan.
Traducido por Renato Sandoval Bacigalupo.