Un chin de amor
Juvenal Agüero aspiraba parsimoniosamente el perfume de su mujer. Lo interrumpía,
encandilándolo más aún, el resplandor que emergía de aquel mar tan moreno.
–¡Qué bonita es la vida, por la crica de la madre!, decía para sus adentros.
Recordaba que no esperó a que Isabel se deshiciera de su bien entallado sastre pantalón.
Lino azul claro que le ceñía el toto como si éste fuera un bien estudiado mohín, la osada
travesura de unos labios ávidos y carnosos. Allí mismo, en el taxi que los conducía al hotel del peruano, palpó concienzudamente ese lino y –en silencio y con todo detalle– le dijo a los ojos muy abiertos de la morena lo que les esperaba a ambos en toda aquella vasta noche.
Pedro Granados
2003-05-07 02:33 He recibido algunas críticas privadas por la recomendación de este artículo. Como creo dejar claro en mi anotación, yo no suscribo muchas de las críticas y elecciones de Pedro Granados, sino que me limito a señalar que es necesaria este tipo de crítica que, al menos, se aleja del típico rifi-rafe entre poetas de la experiencia y el resto. Por poner un ejemplo, no comparto en absoluto su desdén por Blanca Varela, que me parece una poetisa importante, ni por Valente y mucho menos por Paz. Y sí, en general, sus críticas a la poesía de la experiencia y sus apreciaciones sobre la antipoesía española. Un saludo.
2003-05-15 10:36 “Creo que postula una poesía personal, de largo recorrido, con humor, comprometida pero no política, mágica pero no hermética, reflexiva pero no onanista” Efectivamente, tanto en este ensayo como para mi propia poesía. Gracias por la síntesis, Pedro. PD Aquello de las “críticas privadas” introduce un ingrediente kafkiano que sería más saludable y democrático se hicieran públicas. http://librodenotas.com/article/2873/desde-otra-margen-laltima-poes237a-espa241ola