Archivo por meses: diciembre 2016

Fiesta del final del taller de poesía en Ranhuaylla

final Taller

Al medio, en verde, Miguel Ángel Coletti que volvió a la poesía… si es que alguna vez se extravió o acaso ausentó de ella.  Hubo hallazgos poéticos por doquier, como éste: “… yo sería el oído en la copa”.  Intentamos implementar, en frase de Vladimir Herrera, algo así como una “profundidad sumergida” o de segundo o tercer grado.  Es decir, nada que tenga que ver con la poesía de autoayuda (tipo Acción Poética) ni, por otro lado, con aquella que pone entre paréntesis olores, sabores y un amplio espectro del tacto.  Entre este último, el de la rama que saltó y se continuó entre nuestros brazos;   el del fruto colorado que también, por último, se arrellanó entre nuestros polifónicos poemas.  !Viva Puno!, tal como entonó con fervor y no menos un tanto ya sazonado, Leo Cáceres; aunque aquí Puno significara Lima o Cusco o Arequipa… o incluso cualquier otro no lugar de algún otro no mapa.  P.G.

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HINOSTROZOS

Ranhuailla

I

Conozco al padre

de una montaña ocre

de grietas oscuras

manos cortan el alambre

y la verja de la prisión

en un paraíso desconocido

un templo de ganado vacuno

guijarros

dientes de león

helados

ríos desaparecidos

agua que cruza el paredón

de un nevado seco.

Eucaliptos del padre lejano

en carbono

cargado de vapor

viaja sin maletas.

II

Lenguas añejas

que viajan por la sal

nuestra bahía

espera

ENTRO

la sangre o el poema

empieza

el poeta muere

circula

III

Mi padre es estúpido y dulce

murió hace mil quinientos de años

en Nueva Jersey

su pestaña

viaja

por el diente de león

un niño eucalipto le entrega los pasajes

me busca

y he muerto

como cada mañana

como a las 8 am

mi padre es estúpido y dulce

sueña que me parió

el está embarazado de mi

un huevo frito

en un plato francés

la petite mort

supongo que mi madre eyaculó

raza y

religión

estambre de peces aéreos

tal vez soy el huevo

que de una rama cae

como a las 8 am.

IV

Hormigas danzan alrededor de las alas.

Se ha incinerado la gravitación.

Si quisieras sumergirte nuevamente

y volver a palpar la vegetación triunfante,

yo sería el oído en la copa.

V

El remolino inicia

cuando se sienta

al pie de la caverna

el barniz del agua

paseo en bien-tres

se te ha perdido la brújula, animal cansado

dueño de ti mismo

en la sequedad de los rayos.

VI

Ir a la muerte

con ojos abiertos

volver a la raíz

a las tradiciones

a la circunstancia celeste

que se traduce al castellano

podría leerse con frescura

como podría verse el cine francés

cuando llegó escoltado

por aviones del régimen

eras el mal llamado

gloria nacional

orgullo gris

de los elefantes.

VII

Sentir esos huesos esculpidos

disueltos en salivas de tu presencia

luces tuyas encienden la avenida

que se echa a la memoria de tu habitación

que moja ese pie

ese pie

ese pie

ese pie

que se escapa en tu deformidad

mientras las causas ebrias

de la lluvia

gritan tu nombre

en la cuna de un lobo feroz

que se erige en aquel hombre

que moja a la que fue tuya.

 

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Carpe diem/ Alan Smith Soto

Alan_Smith_Soto

Y me acerqué a la rosa y sus espinas

que dulcemente me cortó los rezos

tristes, casi sin fe, casi sin sueños

con que cubrir los hombros de mis rimas.

 

Perfume que con pétalo, con muerte,

es decir, con amor, contradictorio,

balbuceó con silencio, simple, solo,

llamó a mi noche con su sangre breve.

 

Por eso busqué el cardo, en su barro

y lo arranqué con rápida destreza;

Con él di de comer a mis hermanos,

 

y así encontré un tesoro en la maleza.

Segunda espina, que me dio un regalo,

al delatar el tallo que alimenta.

 

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Seminario de poesía peruana contemporánea

Rodolfo y Pedro

Surgió un rico intercambio de intuiciones e ideas. Mi estudiante más destacada fue la española Ainhoa Segura Zariquiegui, quien el 2012 defendió la Tesis: “La melancolía en la poesía modernista peruana” (Doctorado en Literatura europea: perspectivas teórico-críticas) – Universidad Autónoma de Madrid; por la cual mereció cum laude y  Mención Internacional; y yo actué como Coorientador. Me encantaría volver a repetir, actualizado, este mismo Seminario.

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Literaturas e Amazônias: Tiempo de opacidad

Acre

Por ejemplo, los respectivos ensayos de Aliza Yanes Viacaba y  de Gerson Rodrigues de Albuquerque enfatizan en la necesidad de estudiar la “opacidad” (Éduard Glissant).  Entendiendo que este último concepto nos permitiría “poder reaccionar contra tantas reducciones a la engañosa claridad de los modelos universales”.  Asimismo, dado que el agua o el río constituyen de por sí en la Amazonía un  “mito inscrito en el paisaje”, debemos cuidarnos de tratarlo al modo de un “pensamento nostálgico” (Rodrigues de Alburequerque).

El “todo-o-mundo” de Glissant asimismo va, pero tal como Rodrigues de Albuquerque también remarca: “sem compreender isso como uma alienação das práticas culturais tecidas nas diferentes e múltiplas territorialidades amazônicas, articuladas/ produzidas na dinâmica das diferentes temporalidades  dos grupos e sociedades humanas que ai vivem” (283).

Por su parte, otro aspecto de la “opacidad” constituye el que percibe Aliza Yanes Viacaba en el  cuento “La canción de los delfines”, de Luis Urteaga Cabrera: “a pesar de ser un texto escrito en español que maneja con destreza técnicas literarias propias del sistema ‘culto’ […] sin utilizar giros lingüísticos, marcas de oralidad ni estructuras propias de la cultura aborigen de la que se nutre, es una de las más profundas muestras de la tradición oral amazónica, tanto de la cultura shipibo-coniga como de las culturas amazónicas en general, pues desarrolla relaciones de intercambio que existen entre los seres humanos y el río aplicables a toda la Amazonía” (126).  Sin que al respecto olvidemos, puntualizamos por nuestra parte, que también César Vallejo –en tanto crítico cultural y ya en 1927– manejó en sus crónicas semejante idea de opacidad cultural y, además, en casi idénticos términos: “Un arte, a base de sensibilidad indígena, así se busque en él fines cosmopolitas, se trate temas extranjeros y se emplee materiales estéticos igualmente advenedizos, frutece, por fuerza, en obra y emoción genuinamente aborígenes […] La indigenización es acto de sensibilidad indígena y no de voluntad indigenista.  La obra indígena es acto inocente y fatal del creador político o artístico, y no es acto malicioso, querido y convencional de cualquier vecino”.

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Este juego de látigos sonrientes. Poesía puertorriqueña de fines del siglo XX y principios del XXI/ Carmen Zeta

Látigo

El elemento lúdico es uno de los soportes fundamentales en la poesía de la mayoría de los poetas incluidos en esta antología: el juego de las equivocaciones, la ironía sardónica, el humor como válvula de escape en el contenido; el afán de buscar múltiples posibilidades a la palabra y el eclecticismo en la forma.

…quisiera destacar la valiosa impronta de las mujeres incluidas en esta antología. Son ellas: Mayra Santos Febres, Rosa Vanessa Otero, Nicole Cecilia Delgado, Zuleika Pagán López y Karen Sevilla. Comparten con sus congéneres, si se me permite aplicar dicho término a los géneros literarios, las características ya mencionadas. Las distingue, parafraseando a Ángelamaría Dávila, la tierna ferocidad de sus escritos.

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Blog de pedro granados/ Juvenal Agüero

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A la memoria de Rodolfo Napurí, mi exalumno del San Andrés, gran amigo y devoto eterno  de la lingüística.

Mis respetos a los que siguen este blog.  Meus parabéns! Espero algún día conocer Menlo Park; así como entrevistarme con aquel remoto –desde el Perú– ocasional visitante de Reunión; y, no menos,  aparecerme de repente y en persona a los que me leen –acaso por larvario escrúpulo– de incógnito.  Probablemente sé quién se da una vuelta por aquí desde Londrina; e imagino también al que lo hace –como buscando un poco de sol andino– desde Londres.  Sin embargo, no tengo idea de quiénes pudieran ser los limeños que también acuden por aquí; digo, no delimito sus nombres o apellidos, pero sí mensuro sus caras contentas (las de mis amigos) o descompuestas (las de mis enemigos).  Hablo en plural y en masculino para no despertar suspicacias de género.  Aunque nadie carece ni es inmune al odio de alguna mujer.  Ni tampoco es incomún que alguien  haya merecido su compasión, su cariño  y su amor.  Así están las cosas; así mismo he ido cultivando este huerto… “Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito”.  Entre esto, aparte de mi fervor por Trilce, mis textos dedicados a la poesía española, a la poesía dominicana y a la poesía Latinoméricana en general.  En particular, mis puyas a muchos autores célebres, en las que punto por punto me ratifico; y mi auspicio –si es que en algo contara– a muchos escritores jóvenes (poetas, traductores, narradores) de estas, también, repúblicas jóvenes.  Mi bitácora (mi crítica) no se distingue de mi vida, y viceversa; que mis crónicas o mis testimonios hayan acertado o no es otro cantar.  Pero he acompañado la literatura casi, con semejante escozor, desde mi prematuro despertar sexual; de aquí lo de Prepucio carmesí, mi primera breve novela del año 2000.

            Sin embargo, advierto que mi obra es póstuma; por este motivo me apuré –en julio pasado– en dejar algo así como mi definitivo testamento:

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Carlos Quenaya o la trama del barro

Quenaya

Triángulos y nubes

Pensaba en el pelo que se hundía, una vez que el mar batía sus hélices. Y las dificultades pródigas en prestar consuelo para enloquecer los párpados. El arte de dar discursos produce en el oyente una exclamación que lo hará rodar de pie. Es desde todo punto de vista altisonante escribir sobre las posibles contradicciones y sus alternadas consecuencias. Porque la mente es frágil, la marisma aplastada del invierno agita olas, propina papeles y soy testigo. En el barro numeroso, me gusta escribir. Soy ese otro que ayer te tomaba de la mano. Caminábamos sin saber que la noche era la alta torre que no podíamos mirar. Y en el envés de tu mirada de niña pobre y desplazada, yo decía mis vocablos. Debo, pues, manifestar mi interés confuso. Mi mano abierta te reclama en horas así. Donde la vida termina, el payaso de la mente finge acrobacias. Esta hora es lúcida de tus pasos. Y voy así, adolorido de viajar para enmudecer. No vale la pena distinguir entre el pobre que esconde las manos y el rico que las extiende. Es el humo redimido, la faz feroz, el colmo extático. Soy oscuro de brillar. Me acerco al pozo de tu luz orvallada. Allí tu imagen se renueva en el labio furioso. Soy estricto al caldear los ánimos. Te espero de pie porque quisiera exprimirme. Si mi fin es buscar, apretar los dientes y caer herido en un vendaval de férulas. En lo orgánico te pierdo y soy envolvente. Pero déjame atraer tu boca en una explosión de triángulos y nubes.

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