Vallejo para Granados y Granados para el contrapunto y la marinera. Dos poetas bajo el mismo signo zodiacal jugando a las escondidas. Pero Granados nos ayuda a hundirnos en la solaridad del vate de Santiago de Chuco, si cabe, y también a caer de pie en una fonda de ritmo y sabor insospechada para quienes habíamos hecho una lectura circunspecta de nuestro poeta universal. Granados descubre el juego y las canicas, con pelos y señales como académico que es, aunque adolezca de cierto gamberrismo. Es el muchacho que toca el timbre de la puerta y corre para encontrarse con algo menos que Dios: esa nada que ríe en el dintel de la época epocal misérrima del tiempo de nuestros padres en Poesía y en Rumba.
Tomado de:
http://lagunabrechtiana.blogspot.com/2014/10/trilce-nuevamente-con-pedro-granados.html