Carlos Eduardo Quenaya (1984)
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Ahora escribe lo que no puedes ver. Allí encontrarás un futuro posible: una tienda al borde de un acantilado, una serenata en la lluvia, una mujer escarmenando en el río sus cabellos.
En la majestad de lo visible, existen mundos que desconoces.
Tal vez la locura sea arribar con el cabello cubierto de sangre y flores encendidas.
O tal vez no.
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Si consigo existir pagaré mis deudas. Es inútil y famoso abrazarte. Despotrico contra los horrores de la educación moderna. En mi vida sólo quiero saberme plástico y desproporcionado. A ti no te gusta cómo nos lame la luz. En el viento arden pestañas devorando la órbita que secuestró la magia.
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Si ella habla, el amor estornuda. Si respira, el aire comenta la noticia con asombro. Ella juega y los pájaros se remangan las medias (y no paramos de reírnos). Ella me ama y mi organismo pega un grito, dos, hasta salir disparando como una comparsa de locos arrojando tomates.
Muy talentoso joven poeta peruano. Autor del poemario Elogio de otra vana invención (2008)