La “sumilla” de mi reciente artículo “Trilce: muletilla del canto y adorno del baile de jarana” (http://www.ucm.es/info/especulo/numero36/trilce.html), lo ilustraría del modo siguiente:
“Entendemos que esta es, en rigor, una pequeña muestra y esbozo de un trabajo mayor donde se lea todo Trilce en clave de jarana limeña; es decir, en tanto y en cuanto evento oral-musical y corporal contextualizado en la historia del Perú –en particular el de los años veinte del siglo pasado– y donde, por lo tanto, sus actores (en este caso concreto Lima y César Vallejo) guardan específicas relaciones de afinidad y de mutuo rechazo. Creemos que Trilce, como muletilla del canto y adorno del baile de jarana, va más allá de incidir en la naturaleza multidimensional de este maravilloso libro de 1922: letra, ritmo y coreografía, a un tiempo. Nos invita a pensar que la suerte de los indígenas –la Sierra de su Perú– no fue la única que desveló a César Vallejo, sino que el mestizaje y modernización de Lima también coparon su interés; muy en particular, lo seguiremos investigando, la presencia y rol de lo afro-peruano. Ingrediente, es obvio, sin lo cual no es posible la marinera y, creemos, no lo sería tampoco este poemario”
Esta aparentemente insólita perspectiva afro se liga, además, con mi interés general por las conexiones y relaciones culturales entre el caribe (por extención también el Brasil) y el mundo andino; en específico entre el Perú y la República Dominicana. Soy un militante de esos vasos comunicantes en tanto estudioso y también autor de novelas y poemarios. Y aquél sería también, en síntesis, el objeto de mi investigación para los próximos tres años: una lectura completa de Trilce en clave de marinera limeña. Estudio que implicaría no sólo el reto de hacernos de una teoría y metodología literaria renovadas para este fin: tratar este poemario cual un acontecimiento musical-corporal; por lo tanto, performance cultural no menos multidimensional. Trilce sería un conjunto de escenarios y escenificaciones encarnados en su época; aunque un tanto más utópicos que inverosímiles. Además, este estudio nos permitiría ampliar también, para el contexto de nuestra vanguardia latinoamericana, cánones, relaciones sociales y tecnologías literarias que entre nosotros quizá todavía no han sido abordadas de modo suficiente.
Eso recuerda a la musica de vals que le pusieron pepe oviedo y adolfito venegas a los heraldos negros, vale la pena. y contrastarlo con la version de los heraldos negro musicalisa ( aunqure no cantada) por manuelcha prado en quechua