(Bucólica)
En el abanico de las horas
si duermes,
la tarde es una hebra de tu camisa
pegada a tus labios.
En el abanico de las horas
si despiertas,
eres la humedad que sostiene el pasto
y el leve musgo sobre los tiernos tallos.
(Telúrica)
Como hebilla de correa
la luna ciñe
perpetuamente a los astros.
Como sobre amapolas alucinógenas
esparzo mi cuerpo de lagarto,
sin víctima y sin orilla
con la misma pereza de los astros.
(Trágica)
En mi sueño,
entre confundidos travesaños
ocultándose,
una araña más grande que la luna.
De JUEGO DE MANOS (1984)