Querido Pedro:
El fin de semana pude, al fin, leer Prepucio carmesí. La leí con especial emoción, ya que, como tú mismo lo dices, se trata de una autobiografía “apócrifa”. Pasajes sumamente intensos los entregados a tu hermano Germán, a tus recuerdos de Breña y a tus padres. Tambien así aquél que dedicas a la cultura norteamericana y a los poetas y la poesía. Pero me parece que no te quedas en el recuerdo, sino que lo trasciendes y lo haces otra cosa. Por ello, tal como ocurre con La casa de cartón, es difícil atribuirle un género a Prepucio. Díficil por la intercalación de poemas, la brevedad de los capitulillos o secciones o la emoción que tiñe a varios fragmentos, tornándolos poemas en prosa (poemas que, además, recogen la voz de tus libros de verso). A ello, debemos añadir los análisis casi sociológicos que muchas veces ofreces (citas de libros de teoría) y las referencias a otros poetas de latinoamérica y a su obra. En definitiva, me dejó una muy buena sensación y puso ante mis ojos la evidencia necesaria para confirmar algo que yo, desde hace tiempo, ya sabía: eres un escritor que, haga lo que haga, ha decidido no traicionarse y en verdad no lo hace.
un fuerte abrazo
roberto zariquiey
p.d. sigue mi deuda con Los poetas más vivos del Perú
*ROBERTO ZARIQUIEY (Lima, 1979). Ha publicado los poemarios Lo torpe (2001) y Tratado de arqueología peruana (2005). Lingüista. Actualmente estudia un doctorado en lenguas nativas en Australia.