Archivo de la categoría: Poesía

Poesía

El poeta mayor del siglo XXI

Seré muy franco con todos ustedes

El  poeta mayor del siglo XXI

Es este pechito

Y me temo que el mejor crítico de poesía

También

¿Es válido o decoroso afirmar

Esto en vida?

Paso de lo válido

Asumo lo decoroso

Navego a diario por la Internet

Y sé lo que afirmo

Para no referirme a la prensa local

Que constituye gran parte

De lo que se lee sobre poesía

O sobre literatura por aquí

Por aquí y por lo que van a repetir allá

Y acullá

Los estudiosos que acreditan

Lo que por acá les dicen

Pero por qué tan suelto de huesos

Sostengo todo aquello

Lo tienen a un click

Al filo del reglamento II

Y desde aquí pudieran dar un salto

Sin riesgo a estallar

Al filo del reglamento I

Se quedarán cojudos

Aunque confío

Sólo sea algo muy breve

Y se pregunten como yo ya no lo hago

Que qué carajos con esta poesía

Por qué razón  fulanos o menganas

La estuvieron maleteando por ahí

Ante más evidencias de su valor

Mayores  caras de palo todavía

Mezquindades al cuadrado y al cubo

Acaso a lo que  “no tiene mérito” ¿merito?

¡Merazo será!, dijo el pescador medio sordo

A lo que inunda traspapela ahoga

Sus argumentos su atornillamiento

A esta existencia

Porque, en efecto,

La inmensa mayoría de críticos y poetas

Da exactamente lo mismo

Mejor debieron dedicarse a otra cosa

De modo expreso y sin escrúpulos

A la mascarada de la política digo yo

A ganarse el centavo de una manera más honesta

Sin parapetarse en la cátedra ni la revista

Desde donde ya reconstruyeron el mundo

Con ingenuidad

Sólo concebible entre cierta clase media

Desahuévense de una vez por todas que ya es muy tarde

Lo lamento

Vean con horror aquello que pudiéndolo hacer

No hicieron en vida

Arrepiéntanse les digo

Mientras este pechito

Honrará su lonche cotidiano

Donde lo más importante

Pudiera constituir únicamente esto

Será un aromático café

Cargado como esta misma poesía

Al cabo, nada os debo;

Debéisme cuanto he escrito.

Aunque se quedara un tanto corto

Aquel correcto profesor sevillano

Debéisme también cuanto he vivido

Y porque una sola golondrina sí hace un verano

»Leer más

El mejor poema peruano de los últimos cien años

[Ciego por unos instantes veo]

Ciego por unos instantes veo

La poesía por todas partes

Bulbos flores palacios iluminados

Tal como nuestros padres

Incautamente la imaginaron

O una enorme vagina

Con guillotina al ristre

Tal como y desde  no hace mucho

Muchas poetas la conciben

La confusión se agrava

En nuestros tan colonizados países

Los poetas peruanos quieren ser argentinos

Los cuales se han esforzado en ser británicos

Los poetas dominicanos quieren ser españoles

De cepa pura

Cuando estos últimos hace tiempo

Perdieron el rumbo de su lírica

Generación Nutella o de la chocolatina

Denominaríamos a la más reciente de sus promociones

Si no sobrepujaran queriendo tomar este lugar

Asimismo  otros nombres

De la experiencia  de la conciencia

Junto con el de la chocolatina

La ética nos tiene irremediablemente cogidos

A todos y cada uno

La moral del Norte heredera de calvinistas

Y calvos a modo de sabios o sabihondos

Acaso sólo el Brasil se salva de  todo esto

Porque desde el pasado más remoto

Se la pasa en éxtasis

Y no escribe sino que baila en imágenes

Que devuelven  sin pausa otras semejantes

Chorro acompañado siempre

De una u otra contagiante canción

A los Andes corresponde poner en letras de molde

El remolino de hojas de paños de olas

De  juego de piernas y amagues sin fin

De  la extática poesía do  Brasil

Uruguay se casó con una idea del honor

Porta estandarte previo a cualquiera de sus versos

Fijos dalgos de ojos vendados

Derecho al más obtuso de los  despeñaderos

Bolivia, ice cream del mundo

Aunque de una sola bola

Porque el helado de dos

Continúan  siendo los Himalayas

Paraguay, agua para atragantar  la sed

Y cotidianidad para aburrirse sin medida

Estados Unidos, el modo más absurdo

De perder el tiempo de la mente y trocarlo

Por supermercados satisfechos

Venezuela, …

Colombia, cuya poesía de delicados ademanes

Trastocara para siempre Raúl Gómez Jattin

Ecuador, un porfiado pasillo

Chile, territorio de poetas vencedores

Y que por lo tanto ignoran

La decisiva voz de la derrota

El Panamá y la poesía no publicada en libro

De los Kuna

Centroamérica, equivalente a Fuente Vaqueros

O Santiago de Chuco, tierra del indio Rubén Darío

A quien sin embargo hemos leído

Como si de Antonio o Manuel Machado se tratara

A todas las bestias y sus bostas de poesía

A nuestras estoicas aves de rapiña o aunque sea de corral

Que no han cesado de volar o intentado elevarse

A todas las mujeres hermosas de América Latina

Porque todas lo son

Al río que oculta y es frío

Al sol que no oculta y resulta abrazador

A esas calles breves entrecruzadas y populosas

Donde  hallé  mi destino

Como si de un beso del sol mismo se tratara

Como si una inundación en  los ojos fuera

Como si un perfil humano tornado

Ovejo pantera buitre estrella

Y seguiríamos sumando

Como si en ello precisamente consistiera

 

©Pedro Granados, 2023

»Leer más

SUDAMERINDIOS

Foto por Pedro Granados, 2023

En el Ecuador hay lugar todavía

Para el toque de anís en las comidas

Y para el saludo de cortesía

En la vía pública

Sin embargo y muy pronto

Ambas cosas serán arrasadas

Por un baño de realidad

Uno no puede andar por ahí así

Indefinidamente

La poesía troca por auto exigencia

La autenticidad de las canciones del campo

No es necesaria ni tampoco es tal

Ni la idea de un “puente” cultural o musical

A JMA le quedó corta la teoría

En vez de “puente” o mediación

El mascarón de proa del montaje

Es lo más genuino desde Trilce

No le alcanzó la teoría pero sí la poesía

Lo legal lo puro lo esencial

Siempre con su guiño travieso

Trilce es el actual canto en quechua o en aymara

Nuestro más íntimo jopará

Un baño de realidad empieza siempre

Con una escrupulosa limpieza de oídos

Así que adiós a los desorejados

A los albaceas de otros que pensaron antes

Por nosotros

Adiós a los amos de llaves

Y funcionarios del sentido común

Los andes se revuelven entre sus cantos

Con un exceso de especería

Y delicados aromas a romero o anís

La poesía es sólo un tablero de sal desnudo y liso

Sobre este liviano marco dejamos nuestra entraña

La audacia y técnica de nuestras rápidas huellas

Un horizonte díscolo donde no caben intermediarios

Y donde se baila sin zapatillas ni tijeras

Ni otras luces cocidas contra nuestra pechera

Más altas o distintas al ocaso

Sobre los cuatro mil
metros de altura
te escribo. Sobre
las treinta mil
personas que he visto
en el camino.
Inhóspito el aire
para la poesía.
Enorme atalaya es ésta
para el control de
vidas y almas
y sexualidades.
Toda Bolivia se halla
en el ropero. También
el Perú. Y probablemente
el completo casco andino.
Encerrados en el ropero
de nuestros deseos
y de nuestra aplazada dignidad.
Un gigantesco amaru se ahoga
por la dura costra
que lo separa de la superficie.
Un flamante neumático
ahora mismo lo pisa.
Ver y correr y ser derrotado
enésimas veces.
En qué onda
pillar el aire.
A través de qué escondrijo
palpar finalmente tus piernas,
tu culo redondo,
tu espumosa vagina.
Todos somos salvos.
Todos somos inocentes
sobre tan rígido ice cream del mundo.
Ni todas las muecas del diablo pueden disimular
nuestros dientes de leche.
El mundo andino pasa todo
por un agudo periodo de refrigeración.

El Paraguay constituye para nosotros
Un baño de caca en el lago de Ypacaraí
Inmersión lenta
Bautizo igual de lento
Desde nuestros pies blasfemos
Sobre el lecho de sus aguas
Hasta nuestra barbilla que comía caca
En aquel mítico lago
El encandilamiento nos llevó allí
Hasta quedar hundidos
Entre aquellas aguas de cuento
E implorar más bien
Por la ducha más próxima
Un torrente que nos arrancara la inconsciencia
Y asimismo la conciencia
Bañarnos en caca fue la broma
De unos vecinos de Ypacaraí
Que nos animaron a zambullirnos
Cómo no
Tal como fue aquella humorada
Que los indígenas gastaran al capitán Aguirre
Sabedores de su creencia en el oro
Hasta justo antes que él y su tierna hija
Y la entera tripulación de su navío
Trocaran en macacos
Post morten
Sin qué ni por qué sobre la desnuda cubierta

La ciudad

Debajo de una serpiente herida

La ciudad mi ciudad

Hecha polvo

Mi madre mi padre

Mis hermanos ausentes

Y esta nube de tierra

Y esta serpiente de tierra

Sobre mi atónito

Y silencioso corazón

»Leer más

PENSAR LA FORMA: “Dime cómo escribes y te diré lo que escribes” (César Vallejo)*

Foto por Pedro Granados, 2023

Congreso internacional: Pensar la forma: tecnologías del pensamiento en las Humanidades hoy

https://web.facebook.com/events/2443618912465037?_rdc=1&_rdr

MIÉRCOLES 22

MESA DE PONENCIAS 1
(15.20 – 16.50)
Modera: David Rivera
15.20 – 15.25
Presentación

15.45 – 16.05
Vallejo, Adán y Eielson-Sologuren: Estancias amerindias
Pedro Granados (VASINFIN)

16.05 – 16.25
Sintaxis y aglomeración:
César Vallejo y Wilson
Bueno | Amálio Pinheiro
(Pontificia Universidad
Católica de São Paulo)

MESA DE PONENCIAS 2
(17. 00 – 18.30)
Modera: Valeria Falcón
17.00 – 17.05.
Presentación
17.05 – 17.25
Sobre la forma que
vendrá. Un diálogo posible
entre Vallejo y Brecht
Carlos Eduardo Quenaya
(Universidad de Lima)

PROGRAMA PENSAR LA FORMA

»Leer más

SOLEDAD IMPURA

Portada de Marita Ibáñez

Paradójica y sabia poesía la de Pedro Granados. Desbordante de energía afirmativa en su dicción sobria, coloquial y filosa como el cuchillo de un carnicero taoísta. Ella sirve de refugio a un furioso, temible y tierno animal -ávido de eternidad en tránsito-, que olfatea y palpa el cuerpo erógeno donde confluyen la temible desnudez de la mujer, el neón seductor de la noche y la retracción desafiante de la página en blanco. Voz del desierto en la ciudad y el hueso. Palabra de una soledad y de un exilio que al decirse, crean el espacio de un posible encuentro. Poesía del acoso y de la pérdida, del apetito de altura y del fluir del mar…. La escritura de Granados intenta crear un “nosotros” en el peregrinar iniciático y en el desasimiento. Con desengañada dureza en ciertos versos cortantes, el sujeto nómada nos permite asomarnos a una geografía poética personalizada, que extrañamente logra transmitirnos un hechizo: las aproximaciones inverosímiles, los amorosos abrazos disyuntivos y el doloroso arte de vivir cayendo… Con Granados la poesía toca, ataca, explora la textura hiriente de las cosas, y descubre -como un Ulises que no llega nunca a Itaca porque el único asentamiento es el viaje-, que una posible y frágil salvación tan sólo nos aguarda en el goce fluyente del poema encarnado.  Armando Almánzar-Botello (República Dominicana)

No hay nada político en lo que dice, pero todo es político. Como los herméticos italianos se vale de la poesía para denunciar, pero se asienta más allá de lo panfletario, en la esencia de la poesía, en ese lugar que trasciende épocas como un río perpetuo, y que va recorriendo las diversas realidades históricas a través de u  n hilo conductor: custodiar la belleza-verdad, cuya peculiaridad es cambiar siempre de rostro: somos uno siempre, y esta es la razón por la que podemos realmente ser todos.  Juan de la Fuente Umetsu (Perú)

Hay cierto minimalismo formal en la poesía de Pedro Granados, cuyo trabajo he venido a conocer sólo recientemente. Ello, sin embargo, no equivale a una reducción de la capacidad expresiva ni de la complejidad de su visión. Al contrario: el verso corto, la pausa constante ponen un énfasis particular en cada una de sus ideas. Estas parecen desenredarse progresivamente, como si buscaran ir más allá de lo dicho anteriormente.
He encontrado, también, algo ausente en mucha de la poesía reciente: un arriesgarse por el sentido, un sentido que no se esconde detrás de metáforas vagas. Me ha agradado en particular el tratamiento de las historias familiares, el peso simbólico o real del Perú y su pasado, y las reflexiones sobre la escritura poética, un tema presente en la mayoría de los poemas.  Alfredo Alonso Estenoz (Cuba)

Soledad impura es la ola de la tormenta perfecta que está por tumbarnos en su aparente quietud, pero que contrariamente nos mantiene maniatados en la zozobra: la de nuestra memoria, la de nuestra experiencia amorosa y la de nuestra vagancia trascendental por el mundo. Juan Carlos Ramiro Quiroga (Bolivia)

Puntualidad de lo cotidiano y abrigo de lo siempre presente, la poética de Pedro Granados es como una doble conjunción de espacio y tiempo. En ella, el mundo se despliega como un mapa de las emociones, pero, a la vez, como el esfuerzo por la conquista del lenguaje “otro”. Geografía de la pasión e inserción de ésta en la geografía material de los objetos que de alguna manera nos pueblan. Gustavo Ruiz Pascacio (México)

La voz poética es consciente de que la vida es una narración, es consciente de esa tensión entre muerte y lenguaje, entre vida y lenguaje. La vida es escritura y lectura, es un libro.
Jessica Freudenthal (Bolivia)

Pedro Granados, nacido en Lima en 1955, es uno de los poetas más prolíficos y cosmopolitas de su generación. Desde que publicara en 1978 su primer poemario, Sin motivo aparente, no ha dejado de producir guiado por una ética de la justicia y una vocación innata por explorar las entrañas de la palabra. Soledad impura es su más reciente aventura literaria y el décimo libro de poesía que publica. Se trata, una vez más, de constatar la realidad mediante la inasible palabra. Nombrar las cosas y el acontecer es aquí otorgarles unas alas que llevan más allá de lo tangible.  Julio Heredia (Perú)

“Se escribe el poema para encontrar el alma y no a la inversa”
He leido Soledad impura para encontrarme sin buscarme, hermano. Entré en él como se entra a la vida, al agua y al amor (desnudo). Seguiré nadando en él, adentro para, a través de él y no con él, mirar el día en toda su cromática. Es la soledad impura más pura que conozco, quizás porque no pretende serlo química, matemáticamente ni todo lo contrario. Es el poema nadando a pecho suelto en lo profundo del charco, a todo pulmón. Gracias por tan valioso obsequio, que desde ya es uno de mis compañeros de viaje.   René Rodriguez Soriano (República Dominicana)

Entre el tropel de propuestas poéticas existentes en la actualidad es difícil encontrar una poesía que sepa guardar distancia de la gimnasia verbal, el colorido experimental, los buceos narcisistas, el exhibicionismo culturoso y , por contrapartida, se empeñe en ser fiel a sus impulsos más originales y ciertos. Porque la poesía es, como dice Granados, arte de adolescencia y los que pretenden atender su llamado deben estar dispuestos a prolongar la alegría del caminante que no sabe bien adónde va y que transpira, con lucidez y júbilo, el inexplicable hálito de lo desconocido. Julio Ortega, en el prólogo a un poemario de 1989, El muro de las memorias, escribió lo siguiente: “Entre el drama de lo inmediato y la ironía de su recuento, Pedro Granados, deja en este libro (como Tàpies en la grisura errática del mundo) los signos de su habla grabada a pulso, esto es, con zozobra y verdad.” Pienso que este juicio sigue siendo válido para el libro que hoy presentamos.  Carlos Quenaya (Perú)

»Leer más

[No la primera]

 

 

No la primera

Detenerse en la segunda

No continuar

Hasta que el fondo ceda

Y aflore el tesoro de la tercera

La cuarta es el puro silencio

Aunque también constituya una opción

La cuarta

Que no vemos, pero nos observa

Que no podemos seguir, pero nos divisa

Aunque ensordezca ante cualquier cuita

Y la hunda el más mínimo sentimiento

Y, sobre todo, no tolere nuestra astucia

Un muerto es demasiado para ella

No asiste a los funerales

Menos a los suicidios

La cuestión sería llegar hasta el final

Tal como a través de su enfisema

Nos confiara nuestro querido hermano Germán

Sujetar el cabo hasta que aflore el brioso pescado

Cimbreante atónito amenazante

Esta es la tercera y la que se ve

Y accede a compartir nuestros desasosiegos

La impertinencia de habernos puesto

A escribir poesía

Media lágrima medio ojo media sombra nuestra

Es aquello que escribe el poema

Labio sobre otro labio

»Leer más