Archivo de la categoría: Narrativa

Narrativa

Fozi Lady! do Foz do Iguaçu

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P.G., Fozi Lady! (Foz do Iguaçu, Brasil: VASINFIN/ Guardanapo, 2014)

Novela corta que es, de modo simultáneo,  una autobiografía apócrifa de Pedro Granados o Juvenal Agüero y una biografía, también apócrifa, de César Vallejo.  Traducida por Bruno Melo Martins al portugués.  Edición princeps, reducida, artesanal, casi secreta y radicalmente venal (apenas 20 reales) que está a su alcance en Foz do Iguaçu (contactar con Bruno o con la librería Kunda) y que en el Perú, a modo casi de infidencia, se  distribuirá durante el Congreso Internacional “Vallejo Siempre” a llevarse a cabo entre las ciudades de Lima y Trujillo a mediados de octubre.

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Juvenal Agüero, según carta de astrólogo ex-peso pesado

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Tiene usted una mente sintética, capaz de concentrar el sentido de un libro en una sola frase, el sentido de muchos libros en una sola página. Es por eso que usted impresiona con sus certeras frases, que resumen toda una situación o desarrollan toda una estrategia, juego para el que usted está naturalmente dotado. Usted ve lejos y grande, lejos y fuera, y todo lo que es extranjero tendrá una gran importancia para usted desde su juventud, y los viajes tendrán una importancia decisiva para su formación profesional y espiritual. Porque es posible que usted encuentre en el extranjero lo que su país a veces le niega: el reconocimiento, la instrucción, la cultura, el trabajo, y usted es capaz de aprovechar al máximo su estadía en otro país para realizarse y renovarse, regresando transformado al suyo propio, si es que decide regresar. Cuando por alguna razón usted siente que ha agotado un período, para bien o para mal, le haya ido bien o le haya ido mal, es capaz de terminar con todo lo que lo ligaba a esa vida, y comenzar de cero en otro lugar. Renace pues de sus cenizas como el Ave Fénix, para comenzar una vida nueva, cuando todo el mundo lo daba por terminado. Este es un rasgo extraordinario que le permite tener muchas vidas, cambiar varias veces de orientación profesional, de amigos, de país, manteniendo sin embargo muchas fidelidades. A veces, lamentablemente, deja usted transparentar una altiva autosuficiencia que suele ganarle antipatías, y enemigos, y esto puede dificultar e incluso obstruir el reconocimiento de sus méritos. Usted suele estar dotado de magnetismo y carisma, y a veces lo acompaña un cierto sentimiento trágico de la vida; pero no suele ser pesimista, y algunas veces tiene una visión aguda, y hasta profética, de la sociedad y de la historia.

Usted es excesivamente sentimental. Dotado de una sensibilidad rica, vibrante y generosa a flor de piel, y de una emotividad que sigue estas mismas características, se emociona sin poder evitarlo por los acontecimientos buenos o malos, grandes o pequeños que ocurren tanto en su vida, como en este bajo mundo. No es de ningún modo indiferente a las miserias, injusticias y dolores que la gente sufre, y le gustaría hacer algo para remediarlo, aunque sea contribuir con su granito de arena a que esto se arregle. Porque es básicamente optimista, y tiene una confianza final en la bondad intrínseca de la naturaleza humana, para la que tiende a buscar explicaciones y justificaciones. Hay en usted un deseo, un poco ingenuo, de que todo termine bien, como en una película americana, y que las maldades de las que adolece este mundo no sean sino un mal sueño, de ahí que algunas exhortaciones suyas a la paz y a la armonía puedan caer en saco roto, en momentos de crueldad e incertidumbre. Usted es a veces de un gusto excesivo, colorido, barroco, e inclinado a cierto melodramatismo un poco teatral, y puede ser criticado por tener un gusto un poco disparatado, a veces huachafo, y en ocasiones grotesco. Pero también puede pasarse al campo contrario, al de la excesiva exquisitez y refinamiento en la expresión y la apariencia, pues ambos son caras de la misma moneda. Pero siempre tendrá un corazón acogedor y cálido.

Es usted un individuo que practica un humanismo acogedor, pero un tanto turbulento, y que suele estar atraído por los insondables misterios del alma humana. Es profundamente intuitivo, con un olfato especial para la gente, y una gran penetración psicológica, de modo que no es fácil engañarlo. Se siente, curiosamente, atraído por las zonas oscuras, sórdidas y miserables de la condición humana, y no por un instinto morboso, sino más bien por la compasión que esto despierta por usted, y por el sentimiento de que la grandeza del ser se mide en la desgracia, antes que en el bienestar y la alegría. Generalmente siente una intensa atracción por los mundos nocturnos, subterráneos, donde se desnudan las pasiones humanas, las gentes se despojan de sus máscaras, y se revelan en sus virtudes y miserias. Su vida puede conocer grandes altibajos, pero, de alguna manera, usted estará siempre cerca del dolor humano, sea porque tendrá que atravesar algunas duras pruebas, que pueden llevarlo a frecuentar prisiones y hospitales, sea porque las contingencias sociales lo lleven a situaciones conflictivas. En algunos casos, amor y muerte se darán la mano, llevándolo a vivir momentos de erotismo que tendrán un valor trascendental e incluso místico, debido a su especial sensibilidad.

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Juvenal Agüero se confiesa

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Tengo una cantidad innumerable de enemigos literarios; de izquierda y de derecha; del submundo  y del cielo.  Los cuales no cambiarán de opinión  porque al hacerlo, y a estas alturas, significaría admitir que estuvieron despistados en el juicio o, peor aún, actuaron con hartísima mala fe.  Es más, ya que para el que escribe poesía por lo menos la mitad del asunto estriba en ser un crítico con olfato; aquello sería admitir que fueron poetas mediocres y, por lo tanto, en este aspecto vivieron también en vano.

Es un milagro que haya persistido en la poesía sin un grupete de amigos; sin ser líder de nadie; y sin que me hayan fagocitado como requisito previo  para algún  halago.  Mi relación, por poner el caso, con la poesía peruana es harto penosa; patética.  No figuro en compilaciones ni nadie, ahora de viejo, asiste a mis cada vez más escasos recitales.  Es más, me entero que los poetas de la corte imponen a los organizadores ciertas condiciones para participar en los festivales  si yo también ando entre sus planes.  Pasa exactamente lo mismo si alguien piensa  incluirme en alguna antología.   Ando  como abandonado por la cultura oficial y también por la de catacumbas.

No son poetas ninguno de los de Hora Zero.  No son poetas ninguno de los de Kloaka.  No son poetas los yuppies de ahora mismo.  Muchísimo menos los profesores metidos a poetas.  El penúltimo poeta fue Luis Hernández Camarero.  El último, deben ustedes solitos adivinarlo carajo.  Si no de qué vale hayamos dejado las andaderas y caminemos, como quien dice, cada cual soberano y sobre sus propias patas.

 

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BIBIANA VÉLEZ COBO (Y YO) EN EL ESPLENDOR DE LA MARIPOSA, DE RAÚL GÓMEZ JATTIN

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«En ese tiempo yo le edité un librito, El esplendor de la mariposa [1993], pensando en que le ayudaría [a Raúl], porque él vivía de eso. Me amparé en el concepto de Pedro Granados, un poeta peruano que conocí en el Festival [Internacional de Poesía de Medellín, 1993] y que luego contó muy bien en un libro [*] todo esto de Raúl en Medellín. Me ayudó, porque yo no era quién para decir si lo publicaba o no. Fue una edición baratita, la hicimos en una imprenta baratonga en Cartagena. Yo diseñé la portada, que era como un naipe, con una foto de él pa’rriba y pa’bajo. Le mandé el libro a Medellín, y estaba cabreadísimo con la portada; parece que la pintaba con pintauñas. Pero consiguió vivir un tiempito allá de ese libro»
(Testimonio de Bibiana Vélez) [1]
Por lo tanto, y lo recuerdo bien, en las falencias de aquella primera edición de El esplendor de la mariposa (1993) tiene que ver asimismo este servidor. En mi crónica de 2002, aunque no ahondo en ello, sí establezco ya algunas precisiones. Básicamente, fueron unas cuantas páginas mecanografiadas —con gruesas erratas ortográficas y otras, mínimas, de composición o formateo de los textos— las que recibimos de parte de Bibiana. Gazapos aún más notorios en cuanto pertenecían a poemas breves y a escuetos versos. Lo nuestro fue una intervención leve; anfibia, entre el error y el acierto. Es decir, limar lo mínimo, apenas lo evidente, para que subsista el «ruido» particular de este poemario escrito a manazos entre el talento y el deterioro… en el que, por esa época en particular, andaba sumido el extraordinario poeta de Cereté. Siempre he creído, además, que corregir poesía requiere ponerse previamente a tono con un ritmo, universo y lenguaje específicos… y, por lo tanto, aplicar a penas la tinta blanca. Esto cuando se trata de una alta poesía, por cierto. Tal como en este caso, manchada por un descuido involuntario; por un pliegue, de menos o de más, por mera cuestión de la tintorería.

 

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Querido Juvenal:

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Contra lo que señala la crítica canónica;  e incluso interesantes obras de  ficción –tan recientes como las bien documentadas y sugestivas novelas Monsieur Pain (1999) de Roberto Bolaño o Vallejo en los infiernos (2009) de Eduardo González Viaña–, creemos que la clave de Vallejo no es el dolor ni lo más decisivo fue el “infierno” que vivió durante cien días en la cárcel de Trujillo. Acaso sí, más bien, como otra constante, esa suerte de ninguneo y saboteo que sufrió su poesía por obra del poder pequeño primero (Santiago de Chuco, Trujillo, Lima); y luego, aunque a la larga sea el mismo poder, por el inmenso y transnacional del fascismo que en la época se cernía sobre Europa y que, por ejemplo, Bolaño en su novela ubica incluso en la mismísima Clínica Arago –al pie de la cabecera del enfermo y mientras Vallejo padecía, además, de un enigmático hipo–, lugar donde falleciera el poeta.  Temor y persecución a una obra que, en primer lugar, fue elaborada como si no tuviera nada que perder; es decir, no por ingenua o evasiva, sino por carente de cálculo artístico y costo vital.   De este modo la detestó la regalada izquierda (Pablo Neruda) como, obvio, también el fascismo.  Aquella zona obscura –la hiper conciencia del dolor, la traición, el arribismo y la hipocresía– constituye en Trilce sólo una parte, probablemente la mitad.  La otra mitad es el testimonio de una utopía: gozo y esperanza.  Haciendo la salvedad de que cuando aquellas mitades se ponen en plan de performance, como en el caso de este poemario, el sentido del dolor se invierte y, sin éste desaparecer ni soslayarse en absoluto, lo que prima es la celebración y la dicha.  Trilce es el poemario de un ser henchido e ininterrumpidamente inteligente; o más bien de un  “archipiélago” (Trilce XLVII) y, al mismo tiempo, de una colectividad popular –heterogénea y sabia– que a través del baile conjura las penas y se reafirma ella misma hacia el futuro. Tal como observa Freud, al cual Vallejo admiraba:

“También el alma colectiva es capaz de dar vida a creaciones espirituales de un orden genial como lo prueban, en primer lugar el idioma, y después los cantos populares, el folklore, etc.  Habría además de precisarse cuánto deben el pensador y el poeta a los estímulos de la masa, y si son realmente algo más que los perfeccionadores de una labor anímica en la que los demás han colaborado simultáneamente” 

Esto último lo supo captar muy bien el autor de Trilce, particularmente en Lima.  Lugar donde se soltó la trenza con la quinceañera Otilia Villanueva Pajares; se modernizó desde el pueblo y la migración interna; se secularizó de todos los provincianismos; y se inmunizó a todo lo que en arte o literatura estuviese meramente de moda.

Trilce, lugar de encuentros más que de exclusiones: mar y lluvia, relato y poesía, marinera y resbalosa, melodrama y vanguardia, kitsch y mito.  Sobre todo si lo seguimos con el oído.   De este modo reivindicamos y apelamos por una nueva generación de críticos con oído; no re-freidores de alguna agenda teórica y metodológica exógena o endógena.  Críticos que, asimismo, sepan bailar.  Que leer Trilce exige despojarnos de nuestras apreciadas disciplinas.  Incluso de nuestro decoro.  Y que es necesario conocer un tanto más el Perú, la amada y odiada Lima de Vallejo, y el léxico local.  Que Trilce no está escrito en francés ni tampoco en runa simi.  Que el más extendido entre aquellos oximorones y también el más íntimo señalan al Sol como comienzo y fin de este  peregrinaje poético.  Que aquel: ‘Canta, lluvia, en la costa aún sin mar!’, refiere también al de confesar o revelar lo secreto.  Y que es este secreto, precisamente, el que mantiene vivo a este poemario.  La carpintería biográfica, política y sentimental que conocemos del poeta sólo en algo nos puede ayudar a vislumbrar aquello.  Es decir, que dicha carpintería no constituye, por sí misma, la cerradura por donde atraviesa y se entretiene manso el sol en cada una de nuestras lecturas.

Con el abrazo de hermano que tú conoces,

 

¿Firmo Pedro Granados, firmo César Vallejo, firma el mismísimo Juvenal Agüero?  ¿Desde Foz do Iguaçu, desde Lima, desde a praia do Pântano do Sul de Florianópolis?  ¿Con 57 años, con 20 (de la pura arrechura), con amnesia de la edad?  ¿Fozi Lady es Otilia Villanueva Pajares?  ¿Mi andina y dulce es Rita?  ¿Una colega de la Universidad es Georgette? 

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DEl ‘LECTOR’ A LA MARAFONA DE GUARATUBA (MAR PARAGUAYO)

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Marafona marafonética, marafaustica, marafaustética, kuña reko vai ou pyapy ao soro, venho por meio desta carta a simular ser poéta; nessas todas tus linhas me sentí atrapada, esa tu ideia de ser libre terminó sendo mi dueña, que me atrapa, me hunde, me atraviesa y me altera.

Tú buscabas en mi um cómplice, y aquí estoy yo a tu puerta. Me encuentro al pasar tu reja, muy atrás de tu janela; en el fondo del abismo que hace de tu casa un hemisfério “pútrido, sórdido y luxuriante”; á vera de tu cuerpo, de tus piernas, de tus labios, de tu sexo, nemba’emeña, chemba’emeña; guardando en mi mente la idea de jugar con tu color, tu Brinks y mi mitad.

Soy ese lector que aguarda, que se sienta y obedece, que se poupa, que te espera, que se muere por tenerte; el infierno está en tus manos, añaretã, añaretãmeguá, y yo espero, para fundirme en él. Me muero por ti, veneno que me dés, veneno que agonizo por beber.

Nayda Patino

 

Minha cara, venho por meio desta lhe proporcionar resistência aos tapas da vida. A carga pesada da qual pressiona o fêmeo. Um alerta ao uso e desuso indesejavel, as marcas opressoras que impedem desenvolver a prática do alternativo, do outro quadro, do chamado diferente e que em meus pensamentos deixa—nos resultar ao livre, ao liberto, suave e respirável.

Marafaquero que o doce do cantar dê continuidade ao seu bem viver, seu bem estar só.

As ondas do mar mesclaram com seus fluxos sentimentais, fará você provar o desejo intenso e fiel, mas não inocente, da vida natural, não deixe de tomar os famosos “caldos” das ondas mais fortes, sinta esta pesada força contra seu físico, pero sua aliada, seu exercício diário que te derruba ao mesmo que te permite retornar, jogar e quando quiser, até brincar, dançar, flotar e cantar sobre elas.

Ah! Querida Marafona, tan guerrera em sus luchas, la fueza que lhe deseo não é nada mais que a força que tenho de ti. Comparto de las dolores de venidas y partidas de millones de qualquiera, es bueno crees? Nombres olvidados, hitórias no conocidas, vidas misteriosas, sospechos, dudas…dudas…dudas!

Hoje creo que la vida es solo vivir, no más. Dejas que las cosas buenas y malas nos ataquem y que vos las ataque como sempre hace.

Suerte a vos y su chiquito perro que te acompanha!

Juliana Zacarias

Qué eres si no el próprio infierno? El fuego que le arde en el pecho, la adaga que le corta la alma, la fuerza de las aguas que le arrebentamte. Vivir con miedo, el miedo cresciente, el gran temor de la dúvida enmascarada por las gratitudes personales y viejas de un viejo, ahora morto e inexistente (¿o no?).

Quien mi diera poder modificar la órbita, las zonas de influenyas; ser como un poder cósmico que transpira lluvias infinitas agraciando a todos e beatificando hombres e mujeres, niños e ninas, estrellas e quásares, escuridón e luz.

Tu eres, mi querida marafona, la onírica presencia, concretude divinal en mi ser. Cuando cierro los ojos miro sonidos mil de tu voz que ecoa en el espacio do que soy. La virgen de mis sueños, la Maria de mi vida, la estrella que ciega, que quiero e si distancia conforme me acerco. Prefiero morir a sentir las dolores de viver sin tiempo, pues mido el tiempo atraves do que sinto e veo.

Ahora la muerte llego. Te perdonaré pues sin mal no hay bien.

“— ¿Qué quieres? ¿Qué le acerque y le bese? ¿Qué quieres? No leo pensamientos, solo manos, destinos y corazones”, diceme una vez…

Felipe Espinola

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Gracias por haber acompañado a Eva al aeropuerto/ Norka Uribe

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28 de julio con Arequipa, nunca sé si es la primera o ùltima cuadra. Camino hacia el parque del Campo de Marte y me imagino escuchando:  : Boca boca ríos ríos boca ríos boca boca boca boca río río la distancia, así dice esa agua que ya no existe.

Oían que algo golpeaba desde dentro de la escultura, sucedía que tocaban desde dentro, no para entrar ni salir, no era como tocar a una puerta.

El presente, animal moviendo su cola, un gorila, unas flores-calavera en cada brazo.  En futuro, era una estrella.

Desarrollo del símbolo otro símbolo…

Se han meado en la escultura.

Escupe diciendo: Puta madres ni puta ni madre. Ebriedad color cielo, no se necesita ser tan de noche.

 Y ella ya está en su casa y ella ya está en Amberes, ha vuelto pero hay una escultura que sigue tocando desde dentro.

 Y abro mi Facebook y leo a Pablo que me dice: Gracias por haber acompañado a Eva al aeropuerto. Ese alguien, podría haber sido él, quizás no, nunca tampoco quien tocaba dentro de la escultura.

 

 

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