ANTE EL MURO: TALLER DE LECTURA CREATIVA

Detenerse ante el muro no es solamente interrogar al objeto de nuestras miradas.  Es detenerse también ante el tiempo. Es interrogar en la historia del arte, al objeto historia, a la historicidad misma [en su rechazo del anacronismo/ eucronía: “artista y su tiempo”]. Estamos ante el muro como frente a un objeto de tiempo complejo, de tiempo impuro: un extraordinario montaje de tiempos heterogéneos que forman anacronismos [diferenciales de tiempo que operan en cada imagen]  Georges Didi-Huberman

Descripción: LECTURA DE IMÁGENES PERUANAS

Objetivo: 

a. Teórico: Introducción al pensamiento de Georges Didi-Huberman.

b. Práctico: Interrogar con nuevos ojos algunas imágenes de nuestrro canon cultural: Chan Chan (Trujillo), Faical (San Ignacio),  playa de Lagunas (Mocupe, Lambayeque), Tacora (Lima).

Método: Se tratará la mímesis en su conexión plástico-literaria, es decir, emplearemos imágenes propiamente dichas junto a poemas o textos literarios; siempre bajo  las pautas del Juego, Montaje, Anacronismo, Futuridad y Ciudadanía.  Los ejercicios de lectura, sus consecuentes creaciones de sentido,  serán individuales como colectivas.  El Taller apunta a la construcción de un dossier o archivo de nuevas lecturas.

Temas a tratar:

a. Chan Chan y el “Grupo norte”: José Eulogio Garrido (Visiones de Chan Chan) y César Vallejo (Cuneiformes)

b. Faical y Trilce

c. El zorrro de arriba y el zorrro de abajo en la playa de Lagunas (Lambayeque).

d. Trilce – Tacora: Retóricas sin nombre

Público: Universitario.

Duración: Cuatro fechas o semanas

Plataforma: Presencial o virtual.

Inicio: Permanente

Organiza: Vallejo Sin Fronteras Instituto (VASINFIN)

Coordinación: Pedro Granados, PhD (https://orcid.org/0000-0001-8359-397X)

Costo del Taller: Dos cientos soles

Contacto: pgranad@gmail.com

ENLACES RELACIONADOS:

Leer desde un lugar y una hora inapropiados. Ingresar, con un delicado pero decidido jalón, hasta el gramado del papel. Sucumbir, entonces, a esa masa de tinta, nada más, a ese endeble intento por fijar la mirada. Nos volvemos olvidadizos e ignorantes de esta cosa tan simple cuando usualmente leemos. Y entonces aceptamos como necesario o suficiente el arcabuz aquel, el revolver laser ese, alguna fotocopia del sentido. Pero la escritura es un fardo ya tan antiguo, desplegable, rompible. Un barquito de papel hecho de una flor, una flor que es un bajel contra la recia marejada del cielo. Ajens me recuerda y me hace olvidar. Perder y hallar esa piedra imán de la infancia. Ese caleidoscopio casero de la infancia. Donde nada era sino la voz de mi hermano Germán insuflando vida a casi nada: trozos muy pequeños de periódico al interior de un cono de cartón sellado con papel cometa. Y ahora mismo que no miro el ecran de mi escritura, que golpeo las palabras sobre el teclado sin mirar lo que dibujan y entrevero sin saber, pero con la sorpresa de hallar ahorita-ahora la escritura, al indio que soy, al europeo recién llegado que también soy: maravillado y triste ante tantos y nuevos productos. Naci en Sorata, me crié en Samaná, a orillas del mar Caribe, y he engendrado varios hijos como consta en un documento ya ilegible, que la misma vida para ser ha borrado. Amnesia de tiempos y amnesia de lugares y el teclado que me trae de aquí para allá, de la letra p hasta la s, y de allí hasta la húmeda h de hueso, de hamaca donde se deja caer una negra y un adolescente libidinoso me envidia el tamaño de mujer que tengo encima. La letra y el capítulo y el género y las literaturas dentro de un tocuyo. El entrevero de dos o más literaturas y de dos y menos dos o más certezas. Parado sobre una piedra, a punto de copularla como intentó hacerlo en más de una oportunidad César Vallejo. Con Ajens venimos de Santiago a la capital de la Capitanía de Chile, previo saludo al enorme amaru del Titicaca, aunque veo que todo esto ya va apareciendo en la pantalla de mi computador. Breve amasado, para pan chico. Y vamos tirando de las hebras con las que empezamos a seguirle el paso a esta escritura. Hebras rotas que nuestro corazón sin embargo sabe atar, como aquel homo sapiens su frágil balsa; antes de enrumbarse justo hasta aquí, a una cuadra del entrevero de la torre José María Arguedas, Guardia Civil con avenida Javier Prado, donde (este) tiene por ahora su morada.

Breve reseña a El entrevero

Trilce: caleidoscopio (A) y SoundCloud (B)*

Prepucio carmesí, de Francisco Vílchez

 

Puntuación: 5 / Votos: 1

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