Estamos en una temporada, donde desde hace mucho hemos dado un paso mayor en las exposiciones de arte, de muestras con pretensiones que terminaron siendo exclusivamente “esteticistas” a potentes reflexiones, donde el artefacto, como decía César Ramos (1963-2017), subvierte la mirada del espectador. Muchos salen de las salas y se van preguntando. ¿Eso era arte?
Todas las diferencias suman a primera impresión, pero ya, dentro del “asunto” unas aportan desde una teoría y práctica viva. Mientras que otras van quedando en el mero regocijo visual, desvaneciéndose, blanqueándose bajo la panza de burro y la elipse del gallinazo.
YO NO SOLO COSO, estéticas femeninas tradicionales en las prácticas artísticas contemporáneas, fue una muestra potente (febrero 2014) en el mes del amor, curada por Gabriela Germaná (Lima 1975), quien escribió en aquel políptico: La construcción de lo femenino no solo negó en muchos casos derechos y oportunidades, sino que ese rol adquirió, frente a lo masculino, un rango de menor jerarquía. Este 2022, con HILOS QUE RESISTEN, hilos que subvierten: identidades, memorias y cuerpos en el arte textil viene a poner ya no el dedo, sino la mano en la llaga, la puesta ha sido acertada, no para hurgar en la herida, sino curarla, mostrarla como un precioso trofeo de un Perú que debe ser otro, desde sus diferencias, desde esta riqueza oculta.
Los ríos nos unen y el tejido en su urdimbre y trama, hilvanan esta conciencia poética/concreta Latinoamericana. La exposición: Hilos que resisten, hilos que… va mucho más allá de los procedimientos técnicos, de las reflexiones de género e identidad, de colonialidad y pueblos indígenas; muestra oportunidades a partir de problemáticas muy nuestras, pero indica una luz ya no en el túnel, sino en la ventana, cerca, una Illapa que nos descubre en una dimensión inmemorial. Un elenco puesto en escena museográficamente correcto por Vanessa Torres, no es suficiente decir, sino cómo se dice.
31 artistas, 05 centros de tejedores y bordadores del territorio, sobre todo, varias artistas que fueron parte de la exposición del 2014, continúan trastocando desde los hilos que resisten en sus manos, más allá de sus personales elucubraciones, pues el artefacto cultural sobrepasa al creador; eso no impide que las voces que se hilan, integren nación y patria, no para estar todos presentes en la fotografía de prensa, sino para ser una voz ciudadana que se quede, suene, oiga, diga su realidad, reclame, aporte, solucione…
Encontrar un video de Antonio Paucar (acción de resistencia); Dora Inuma (Pampanilla, tela bordada); Impresiones de Javi Vargas (Dina-Amaru. De la serie: la falsificación de los tupamaro); Liliana Ávalos (Escudo cerro La Milla. Tejido prehispánico sobre blusa tejida), Ana Teresa Barboza (S/T bordado y costura), Nereida Apaza (Esclavina. Somos las hijas de las campesinas. Bordado en tela), Orlando Sosa (No fue mi culpa. Bordado) Paloma Álvarez (Yayariway/Recuérdame. Bordado de fibra de alpaca sobre tela); Ingrid Pumayalla (Rastreando. Tejido y fotografía); Eliana Otta (Carmen (Hoy se pierde un diente/mañana un ovario/ ¿cómo hay que disimular una cicatriz de cesárea?) acciones de Daniela Zambrano (Memorias del cuerpo de Champamarca. Obra colectiva hecha en Pasco), María Abaddon, Clara Best, Nilda Callañaupa, Lucinda Amasifuén, Angie Cienfuegos, Raquel Esquives, Venuva Evanán, Cristina Flores, Gonzalo Hernández, Robert Orihuela, Nemiye Pérez, Harry Pinedo, Violeta Quispe, Aquilino Ramos, Alionca Respaldiza, Ivet Salazar, Haydn Trucios, Alejandro Castillo, Elena Valera y Gaudencia Yupari.
Son muchos los logros que en el Perú de hoy empiezan a levantar cabeza, a enseñarnos, a descubrir el iceberg que hay. Los muros laberínticos que tajaron sobre el Abya Yala se manifiestan con otras lecturas, con aprendizaje, con resiliencia; los inconvenientes propios de los desiertos, los picos altoandinos y la serpenteante amazonia se han vuelto retos.
Están sucediendo puestas en la escena artística desde los sesos nacionales, sí, ora autoformados, ora estudiados fuera u otras maneras legítimas con que han cubierto y actualizado esta carencia, es en ese punto gigante e importante donde se da un nuevo aliento para la vida del quehacer artístico. Jóvenes art curators acrecentando sus miradas, las miradas.
Tomaykichwa, octubre 202