Me gustaría leer poemas en la Casa Silva.
Escribo estos versos para que sepan
los que deciden quienes dirigirán
las tertulias y darán las conferencias
en este nuevo año de transición donde
la pandemia ha empezado a topar
con las fronteras inmunes, la manada
en camino de estar vacunada contra
su desaparición, y bailes y caminatas
al lado del mar celebradas de nuevo
en los malecones del continente,
y nuevos embarazos en espera,
la vida despertando aun en países
al otro lado del mar donde
la dictadura impone su terror.
Pienso en los jóvenes
de Birmania, vueltos mártires,
en los refugiados sirios y afganos,
y aquí, en nuestros hermanos
venezolanos tratando de sobrevivir
en los países vecinos, entre ellos
Colombia donde dirijo esta carta
mientras respiro, con todos, los gases
invernaderos, la amazonía en llamas,
y sueño un poco con leer en la Candelaria,
en aquel edificio antiguo en una calle
de adoquines, en aquel centro
del verbo con sus salas
y bibliotecas, en la Casa Silva,
casa del poeta.
Indran Amirthanayagam, 14 de marzo, 2021
Un poema muy acertado querido Indran, trae ecos de otras casas de otros lugares con parecido cometido en cuanto a la cultura y la exposición de poesía , que no es otra cosa que el pensamiento escrito por los siglos de los siglos.
Un fuerte abrazo querido Indran.