Archivo por meses: diciembre 2020

Sobrecarga sensorial/ Sasha Reiter

SOBRECARGA SENSORIAL

Esta Receta de “Súper Café” está Dejando Aturdidos a

los Médicos.

Paquetes de cruceros para Alaska: 50% menos.

Sentarse en exceso está matando lentamente a los

oficinistas de los Estados Unidos.

Reduce la inflamación con CBD, derivado del cáñamo,

mientras

buscas tu épica aventura turística.

¿Por qué la Antártida es la opción OBVIA?

¿Estás usando q-tips?  Es muy probable tengas los oídos

sucios por dentro.

CBD y sus comprobados beneficios para la salud

revelados

por un singular truco de carburo que quema hasta 1

LIBRA por DÍA.

Alaska… un lugar como ningún otro que antes hayas visto.

Prevén y trata el hongo de las uñas con esto:

Los distribuidores despejan en el acto tus uñas

descoloridas,

que podrían infectarse por tu intento de ser más activo

ante la pavorosa e inspiradora belleza de Alaska

y mejorar la iluminación de tu garaje o de tu espacio de

trabajo,

lo cual es una solución permanente a los paquetes de

cruceros de último minuto

desde tu carro equipado con tu fijo pedido de escritorio!

Pero debes tener cuidado, la baja testosterona se está

apoderando de tu hombre.

¿Buscas un elevador de escalera para tu hogar?

¿Buscas un elevador de escalera para tu cuerpo?

¿Buscas un crucero para cualquier parte menos para acá?

¿Buscas algo para quitar el dolor?

¿Todo eso junto?

¿Completo?

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Martín Adán y yo

Madreselvas para Martín Adán

Ahora que somos
sombra y paso,
mirada y desvío,
sermón y pecado.
Ahora que el mudo muda
por enésima vez de expresión
y hecha humo la impasible chimenea.
Ahora que quizá rubricarías
como hace ya algunos años:
Con viva gratitud
por el envío de
sus bellos poemas.
Y yo no soltara el mango
de esa sartén
aunque harto quemara;
y fuera de pronto,
siendo apenas un muchacho,
un adulto ya, ya un anciano.
Un muchacho solamente, Martín,
no un poeta. Un muchacho
de la ancha base, Martín,
de sobrio segundo
y de mamá por cocinera.
Ahora que me espera la muerte
tal como a mí. Tal como a ti
no
porque eres la enredadera.
La enredadera sobre la vid
y hasta lo alto del muro.
La enredadera sobre la más imponente higuera.
Tal como a ti no
porque eres la madreselva.

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Eielson y yo

He tenido (tengo) algunos mentores fundamentales para mi vocación y dedicación –conscientemente, desde los quince años– a la poesía.  Mi madre, Lastenia; mi hermano Germán (obrero-poeta); Martín Adán (algunos conocen la anécdota de que la lectura de mi libro, Juego de manos, precipitó su deceso); Javier Sologuren con quien , hacia mis veinte años, platicaba eventualmente en su casa de Los Ángeles, Chosica; Manuel Velásquez Rojas, que reseñó mi primer poemario, Juego de manos (1978), con generosidad suma;  y también, por supuesto, Jorge Eduardo Eielson, a quien leí y quien  asimismo  él me leyó.

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Periodismo y humanidades en César Vallejo

Se estudió el periodismo de César Vallejo, sus crónicas, en relación con varias nociones de las humanidades que se proponen aquí; humanidades en tanto libros, pueblos, narrativas o post-antropocentrismo. No menos, en la vinculación de aquéllas con el neo realismo (Meillassoux, Gabriel, Harman, etc.); por cuanto, periodista y filósofos, finalmente enarbolan el giro ontológico. También este ensayo se propuso elaborar, aunque muy inicial, una taxonomía cualitativa de las crónicas; es decir, una no temática o meramente cronológica. El resultado fue, creemos, confirmar la actualidad e incluso virtualidad – futuridad – de César Vallejo como periodista.

Periodismo y humanidades en César Vallejo.pdf

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En batalla contra la mierda

Algún día empezará la batalla contra la mierda.

Hace siglos que la poesía se la tiene bien jurada.

Ningún poeta tuvo nunca miedo de morir,

pues si vivos sólo somos muertos para todo el mundo,

muertos los perseguiremos, como el eco a las palabras.

Aristófanes caribeño, a modo de aquel comediante griego archienemigo de los sofistas; aunque sin túnica holgada y sí, más bien, semejante catadura y empaque formales.  Sigue una muestra sumaria  de la más reciente poesía de Manuel García Cartagena (República Dominicana, 1961).  Soberano y en control de su retórica y de su ironía, los suyos son unos versos, mejor, los hilos sabiamente entramados de un buen sombrero de paja toquilla; el cual, ante todo nos permite  encontrar alguna sombra ante la tan porfiada canícula y, por ende, asimismo nos ayuda a vivir.  Es decir, a pesar de la ética del cuidado que trasunta la impecable factura de aquellos versos, la de su consumado arte del refrenamiento, los mismos no se hallan embobados de cara a la literatura, sino, muy por el contrario, miran o rinden cuentas al tiempo y lugar que le han tocado en suerte al poeta.  Porque si algo de César Vallejo tiene esta poesía no es sólo la inteligencia y el compromiso, aunque bastante ya sin sal ni azúcar, con el que usualmente la institución crítica ha querido confinarnos a leer al autor de Poemas humanos.  Manuel García Cartagena repara, mucho más, en el traje sobrio y el anillo de abultada piedra colorada que ambos, el peruano y pareciera el dominicano, lucen –en aquella, casi única, memorable fotografía en los jardines del palacio de Versailles– sobre la mano izquierda y el agazapado dedo del corazón.  Repara y allí, observando el complejo corte y espesa luz que emana del engaste, reclama también para nosotros, a manera de una urgente reivindicación o pisoteado derecho, algo que poco a poco pareciera haberse tornado prescindible o meramente suntuario.  La belleza de la buena compañía (Vallejo al lado de Georgette), la ternura, el lujo o el glamour de la buena fe.

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