En Boston: Tino, Alan y Pedro
Pedro Granados, prolífico, fecundo poeta, nos entrega La mirada, último libro de poemas de una nutrida lista de obras, en propiedad todas ellas merecedoras de este título. Nos encontramos en este libro en compañía de algunas presencias que han acompañado al poeta a lo largo de su andadura, Manoli, Germán, evocados con ternura, y, en verdad, es esa ternura la que informa esta mirada que alcanza un vasto panorama de actos y actores, hasta la más humilde alimaña (“le escribo al insecto”).
Pensaríamos que el libro versa sobre dos temas, indicados en los títulos de las dos partes que componen la colección: la primera, “La poesía no es una musa”, y, la segunda, “La mirada” –y pensaríamos mal, porque el acto poético , como objeto de la contemplación y el mirar de este poeta, en que se cumplen todas las posibilidades de eros, están en su decir íntimamente relacionados.
El primer poema de la colección, “Haber superado los años 70”, nos servirá para ilustrar ciertas querencias, diríamos, que caracterizan el libro. En él Granados narra la historia de su infancia en unas circunstancias dolorosas: “Mi padre recogiendo restos de vaca/ De rinoceronte / De unicornios llegados a los tachos de la basura / para sus innumerables gatos”. Este mundo de heridas y cariño “ Te marea te da pena te prepara te impulsa / A la poesía / Que no es sino haber conocido todo”. No se llega, pues, a la poesía, sin conocimiento en carne propia.
El título de la segunda parte, que lo es también del libro, podría ser “yo”, pues, ¿qué es una mirada sino la mía, que emana del sujeto, y al tocar el mundo lo admite todo dentro? Si mensaje puede ser cualquier acto poético, el poeta vuelve a afirmar el vínculo que manifiesta en la primera parte: “Lo humano es un mensaje / De alguno que amó mucho”. Este libro es el mensaje de Pedro Granados. Afortunado el que abre esta “Botella azul sobre un mar incluso más azul”.
© Alan Smith Soto 2020