Poco más hay que agregar sobre su anecdotario; por ejemplo, su despedida análoga, y acaso equivalente en su significado, a la de José María Arguedas de entre nosotros. Y sí, más bien, invitar a congregarnos en sus libros apasionados; con excelencia documentados; y muy respetuosamente escritos: atento y gradual con su cada vez más hechizado lector. Murió en Trilce, en molle o en cinabrio: “El color del tránsito, el mediador entre el día y la noche”, según él mismo apunta. El autor de Simbología prehispánica del paisaje, constituye un autor todavía por descubrir y estudiar.