[Estamos pensando]
Estamos pensando. Bola de fuego.
Bolo de fuego.
Red. Honda. Veneno.
Manos abiertas.
Estamos pensando. Aquí
en Santa Cruz de la Sierra.
Vapor. Señales de humo. Raíces.
Sin corazón estamos pensando.
Sin precisamente reflexión.
Sólo con el acorde
de algunos recuerdos. Porque eso somos.
Sólo con esa masa de objetos
sobre la superficie del río. Entreverados.
Separados. Disueltos. ¿Quién sabe?
Sólo con ese rumor y ese olor
que cubren el aire. Que instalan
como volutas sobre el río: Pensamientos.
Estamos pensando con un fino cedazo.
Entre branquia y branquia del pensamiento
una tela muy fina. Holandas
para lo visible y lo invisible. Cariño.
Estamos pensando con amor. Este es el secreto.
Esto es lo ignoto para todos los días.
Pensar con amor.
Y así el peje y la salamandra y el martillo
algo tendrán en común por el solo hecho
de haber sido expresados.
La esperanza también y las hojas de la palmera
algo tendrán en común.
De El corazón y la escritura (Lima: BCRP, 1996)
COMENTARIOS
Estimado Pedro: he leído tu bello poema. Creo ahora haber comprendido a Rimbaud cuando habla de la importancia para el poeta de “no pensar en nada” a la hora de crear, y tú propones que tal vacío sea llenado por el Amor. Como expresa tu poema en su zona álgida, hay que pensar con amor, “Ese es el secreto”.
Por la ausencia de artilugios y por su constante sencillez, has logrado el poema.
Un cordial abrazo,
Albany Aquino
Querido Pedro, estuve releyendo tu texto “Estamos pensando” y en verdad me parece excelente. Ese breve tejido de letras encierra todo un mundo… y cautelosamente lo revela… Constituye un genuino ejemplo de lo que se puede considerar la posibilidad esencial del poema: pensar, construir y explorar -intensiva y clarividentemente-, a través de “perceptos, figurales y afectos“, el discreto y ubicuo resplandor del sentido, sus extraños y sutiles filamentos… ¡Gracias por esa entrega!
Armandito [Almánzar Botello]
Armandito, querido, lo copié para ustedes pensando –casi exactamente– en lo que me dices en este correo… tus preocupaciones o meditaciones las comparto, las asumí con especial-recurrente énfasis en mi poemario de 1996 (El corazón y la escritura); pero es una constante desde que comencé a escribir… por eso escribo, por esos espacios intermedios, sutiles y nada autoritarios (como la mayor parte de nuestra tradición poética hispana)… y extrañamente bellos. Espacios que en nuestros países siempre se los ha querido apropiar la derecha, su exclusión militante, pero con los que –más bien– uno a veces se topa entre el barro y la piedra abiertos del mundo. Por eso mí, no solo aparente, intransigencia con poeticas fundamentalistas de cualquier tipo… del pensar, neobarrocas o coloquiales o de antemano comprometidas. Nos entendemos.