Sin café pasado, sin una pierna y su encuentro,
sin una llovizna por la mañana y una caminata
por el malecón, el océano pacífico emitiendo
los gritos de las gaviotas, sin bailar en las calles
la noche que el país le ganó a Chile de manera
abrumadora, sin choripan, sin chifa, sin la energía
del sol que vislumbra a través de las nubes
sin las nubes que se van con la niebla matutina
sin la flauta andina aterrizando en la capital
en la costa, sin los frutos del mar, el bonito,
los camarones, los ostiones, y ese misterioso
pulpo cocinado en limón y salpicado
con rocoto nos da un ceviche mixto,
y ni siquiera he probado el suspiro limeño
en este breve reencuentro con el Perú
que tanto extrañaba en mis andanzas
en el extranjero en un mundo donde nada
me extraña, porque como dice un amigo,
donde me encuentre echo raíces
y me llamo indígena, un indio moderno,
un Tamil que ya no pertenece a aquella isla
salvo en mis sueños y nostalgias a lo lejos
en la costa peruana que vuelve clara la costa
de Wellawatte, de Galle, de Point Pedro.
Indran Amirthanayagam, el 20 de julio, 2019.
Indran, autor de Paolo/ 9. Editado por Manofalsa. El poema publicado aquí es inédito.