Sin embargo, poco a poco, llegó a dominar lo esencial del fulbito que es el ritmo y la confianza propia, y la alegría. Es más, hacia sus dieciocho años jugaba literalmente a voluntad; arrancaba desde su propio arco si quería, y después de sembrar sobre el asfalto a todos sus adversarios –incluido al siempre improvisado arquero-, hundía la pelota en la red rival. Amasada la bola, cimbreante sus muslos, el esférico pendulaba a gusto entre sus pies ligeros; conoció algunos instantes de éxtasis y de gloria, pero nunca entendió lo que era un juego de competencia. Se concentraba en los amistosos, pero en los partidos serios se cagaba de risa. Era una risa incontenible; algunas veces, flojas las piernas, chuecas de tanto reírse, tenía que abandonar allí mismo el campo de juego.
http://blog.pucp.edu.pe/blog/wp-content/uploads/sites/97/2012/08/presentacion_prepucio_carmesi.pdf
Luego de Prepucio carmesí y otras novelas cortas (Lima: Tribal, 2012) y Fozi Lady (2016) –sobre los últimos momentos de la vida de César Vallejo–, anunciamos la publicación, para esta misma semana, de Sin enchufe. Novela-ensayo, esta última, que continúa ventilando –entre algunas otras– las redes entre el Caribe y el mundo andino.