Lugar especial, entre otras no tan difundidas voces, merece la obra de Teresa Porzecansky (1945) que, como sus pares argentinas Ana María Shúa o Alicia Borinsky (también judías) elabora una literatura que hace recaer en los propios objetos o situaciones de la vida cotidiana múltiples y sutiles posibilidades interpretativas. Para muestra leamos esta sugestiva e irónica viñeta:
“Esa clase de paz, la única paz del mundo, solo está en las tostadas y en la leche espumosa de la mañana. No la filtran, conscientes, los segundos: el desayuno esperando sobre el desorden hermoso de la cama, el cepillo de dientes delirando añoranzas de dentífrico, la gota tierna, repetida, de la canilla. La paz, repito, está únicamente en las tostadas, señores, y en la leche” (“Vals de las tostadas”)