Pedro Granados publicó Sin motivo aparente bajo el sello de Cuadernos del Hipocampo que dirigiera el ilustre narrador, hoy desaparecido, Luis Fernando Vidal. La edición, de escasos trescientos ejemplares, salió adelante gracias a unos bonos de pre-publicación que circularon sobre todo en los claustros de la Universidad Católica, donde Granados estudiaba literatura, y en la facultad de Letras de la UNMSM donde Vidal era ya un reconocido y muy estimado joven profesor. El volumen era el tercero de una “Serie de las primicias”, colección que se había iniciado en 1977 con Discurso de las intenciones puras, de Jorge Luis Roncal, y Furia de la arcilla de Carmen Luz Bejarano. Luego, entre otros numerosos títulos, vendría por ejemplo Antes de la muerte (1979), de Roger Santiváñez, o –ya en los 80– un poemario muy afortunado en su recepción como lo fue Noches de Adrenalina (1981) de Carmen Ollé.
Sin motivo aparente no cayó en saco roto, casi inmediatamente fueron apareciendo breves reseñas, alguna entrevista al autor y comentarios de la crítica de ese entonces. Por ejemplo, parte del cuestionario de Luis Freyre a Pedro Granados, en “4 Palabras Con…” (La Prensa, 27/06/1978), va como sigue: