Archivo por meses: abril 2016

Programa completo del Mundial Poético de Montevideo

 

Mundial

SALA VERDI
Soriano 914
Teléfono: 2901 74 53 y 1950-8563
Lunes 18_ 19 a 22 hs.

LUIS BRAVO
GUSTAVO LESPADA (Argentina) & ANDRÉS ECHEVARRIA
MARIO BARAHONA (Chile) & PEDRO GRANADOS (Perú)
FABRICIO NORONHA & DANIEL CASTANHEIRA (Brasil)
MARK STATMAN (USA)
JUANA ROGGERO (Argentina) & AMORA PERA (Brasil)
VALTER HUGO MAE (Portugal)
PEDRO LAGO & PEDRO ROCHA (Brasil)
VICTOR RUIZ VELAZCO (Perú)
NELSON TRABA & LOS ESPECTROS

 

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POETA SIN ENCHUFE (nueva página de nueva novela corta)

Un chin

Juvenal Agüero trae mucha poesía desde la República Dominicana.  Asistió como convidado a la última FILRD, en Santo Domingo, apenas llegó –y luego de registrarse en el hotel– tomó su colectivo y se fue derecho al parque Independencia, por la entrada de la calle El Conde.  Limbo que se aprende de modo palpable y sencillo –flores en el fango– que no precisa de explicaciones ni mayores alambicamientos teológicos.
-“Baje con cuidado Doña, Madre, tranquila que no hay apuro”, recita el chofer de la guagua. La señora mayor, india y alta, tambaleante inicia su descenso.
-“¡Con cuidado que de esos repuestos ya no vienen!”, sentencia alto e impertérrito el sudoroso cobrador.
Poesía también, con su perdón, en el arte de mamarte el huevo; lentamente, desde el sótano al piso más alto. Y que no se diga nada de sus manos y de aquellos sus finos y tan consertados dedos picando como peces.  Poesía también en los libros, por supuesto, pero hacia el cabo de la lista.  Sin embargo, la poesía culta dominicana, para qué, ha mejorado un chin. Pero un chin enorme y sustancial.  Prueba de ello es que, acaso contra todo pronóstico, y aunque dedicada al Perú, hayan invitado a Juvenal Agüero a la Feria del Libro de este año.  Cuando en su propio país, por aquello de que para Agüero la crítica no es amiguismo ni oportunismo, jamás entraría en la lista de aquel sutano: un muñeco de madera, más bien alto y fofo, a través del cual mueven sus hilos otros muñecotes incluso mucho más despintados que él: de tan manipulables y anacrónicos.
Entre los poetas más jóvenes [Luis Reynaldo Pérez (comp.), Material inflamable.  30 poetas dominicanos del siglo XXI (Santo Domingo, RD: Editora Nacional, 2014)] el verso que más le gustó a Juvenal, en medio de toda aquella antología, fue uno de Natacha Baltle:
“Afuera, una niña lame su paleta balanceando el panorama”
Pero claro, así como una golondrina no hace un verano, el poeta mejor presentado allí por aquel joven compilador no es Batle (1984), sino Ariadna Vásquez Germán (1977). Y le alegró mucho a Juvenal Agüero coincidir en esto con Luis Reynaldo Pérez (dicho sea de paso, ¿de dónde sale aquello de “Poesía Neotestimonial” en su prólogo?). Obviamente, entre los treinta antologados, junto con Natacha y Ariadna, hay por lo menos cuatro más que justifican su inclusión allí.  Uno desconocido para Juvenal como Johan Mijaíl Castillo (1990); y los otros, por cierto, confirmando su buena poesía: Homero Pumarol (1971), Néstor E. Rodríguez (1971) e Isis Aquino (1986). El primero de estos tres últimos sin adaptar todavía del todo su talento al poema de más de diez versos que, en alguna otra oportunidad, Juvenal ya le celebrara.  En general, luce particularmente cansado Pumarol, como si no diera la talla o no llegara al nivel de flotación que convoca Material inflamable.  Sin embargo, “Este poema” lo redime: “De vez en cuando vuelvo a leer este poema./ Me gusta, es corto y fácil de olvidar./ No tiene asunto, anda rápido, no tiene tiempo./ Uno llega al final buscando otra cosa”. Por su parte, Néstor E. Rodríguez e Isis Aquino, militantes en poéticas antípodas una de la otra (como decir Jorge Guillén versus Charles Bukowski), le otorgan una cumplida y necesaria variedad temático-estilística a esta muestra.

Y por el contrario, le extraña o le entristece a Juvenal –tanto como celebra la inclusión y la gravitación de Ariadna Vásquez Germán en la actual poesía de la media isla– no encontrar allí al líder o ex-líder de los “Erranticistas”, Glaem Parls.  Este último, en el perfil de otro poeta dominicano anterior y considerado, prejuiciosamente, “no letrado” –y ahora de modo oportunista enaltecido por doquier–, Carlos Rodríguez.  Juvenal Agüero considera que Glaem Parls es todo un hito en la poesía dominicana reciente; aquél de “Generación de los 80: “¡Una historia para principiantes de vuelo!/ 55555555555/ 555555/ 555/ 5rriente”.  Paren y súbanse de una vez a esta ola que luego será ridículo o, por lo menos, resultará de nuevo extemporáneo.

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VALLEJO SIN FRONTERAS – VALLEJO SIN FRONTERAS INSTITUTO

logo modificado

VALLEJO SIN FRONTERAS se abre a la difusión del estudio y creación artística en torno a la obra o figura de César Vallejo. Toma distancia de las lecturas tópicas y típicas sobre este autor universal y, más bien, apuesta por lo heterodoxo; aunque con rigor intelectual, espesor persuasivo. Representa, asimismo, el medio de comunicación del VALLEJO SIN FRONTERAS INSTITUTO (VASINFIN).

VASINFIN pretende honrar el espíritu abierto, incluyente, crítico y, no menos, libre, lúdico y hasta arbitrario del autor de Trilce.

Paralelo al estudio de la obra de César Vallejo, VASINFIN tiene como  objetivo fundamental  la investigación, traducción y difusión de la poesía de la región.  Es decir, aquélla en español, portugués, inglés, creole, portunhol, brasiguayo, spanglish y un amplio etcétera.

Asimismo, VASINFIN diseña y gerencia planes de tipo educativo vinculados al cultivo del gusto por la lecto-escritura y, en general, aquellos vinculados a la creación y crítica literarias: talleres, cursos, asesoría individualizada; tanto para instituciones, personas ya iniciadas en la materia como para el público en general.   Presenciales o a través de la Internet.

En síntesis, VASINFIN apunta a constituirse en un Creative Writing Program sin membership o una Escuela Andina de Escrituras sin chauvinismos ni fronteras.

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Ventana azul, de Indran Amirthanayagam

ventana azul

Por la ventana azul veo al pintor Anandan, quien mezcla el arcoíris en su paleta electrónica y añade versos escritos desde la soledad nocturna.  Veo a su estudiante fiel, Lola, leyéndonos detrás de la nube que cubre la luna. Veo al poeta Guy, mi padre, quien felicita a su hijo por haber logrado escribir en un idioma que no es el suyo.  Veo a Indrani, mi madre, diciéndome que hay tiempo todavía para tramar una novela, para pensar en una historia que atraiga a los lectores de todas partes. Pienso en mis amigos que me han guiado en el baile con el castellano. Pienso en el amor que me enseñó estos versos y me habla desde el otro lado de la ventana azul.

Indran Amirthanayagam

 

Indran Amirthanayagam ha escrito un libro persuasivamente hermoso y anhelante, regido por el deseo, por la voz de los amantes como alimento del corazón turbado, poemas fronterizos con el daño y la felicidad, purificados por la inocencia y la misma conducta misteriosa que guía a los seres que cantan y a los astros que gobiernan la noche. Un habla donde la vida puede más que la historia, una emocionante biografía de lo vehemente como única pasión decible de los dialectos del amor.

“Desde la extranjería de una lengua, Indran Amirthanayagam le ha entregado a esa lengua no solo un libro magistral, Ventana azul, sino que un poema, “Ilusión”, que se encuentra entre los más conmovedores poemas de amor de la historia del castellano”, Raúl Zurita.

“Lo más persuasivo de Amirthanayagam es hacernos tomar sus espejismos por propios e invitarnos a jugar con ellos. Lo más hondo, atravesar alguno de sus atajos y salir al otro lado puros, como si recién estuviésemos por nacer”, Pedro Granados.

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POETA SIN ENCHUFE (página de nueva novela corta)

Cielo Municipal

“[Puntualiza Don Emir, amigo fortuito de Ludwing] -¡Záfese de este ambiente!- susurró con dramatismo-. Ahora quien importa es usted. ¡Záfese! -exclamó de pie-. ¡No permita que esta se convierta en la ciudad de sus ruinas!”

Nan Chevalier, El Viaje sin retorno desde un puerto fantasma

De tanto quejarnos del aislamiento de la literatura dominicana en el Universo no se sabe quién envió a Juvenal Agüero, el poeta peruano, a Santo Domingo, por allá por los años 90 del siglo pasado. Agüero se encandiló con la poesía y con la gente dominicana y se jodió para siempre, que está preso por la guardiemón.

No nos queda sino asentir –con un amén– estas palabras de Clodomiro Moquete, director de la siempre interesante –y hoy por hoy también en formato digital– tan dominicana revista Vetas.  Efectivamente, hacia aquellos años, mediados de los 90, y viniendo desde los Estados Unidos donde era un doctorando en literatura, Juvenal rompió el huevo que –desde la cabina climatizada del avión– significaba zambullirse en la temperatura y la arrechura sin límites del aire de Santo Domingo.  Nadie lo había preparado para aquello; ni siquiera la gente dominicana que había conocido en Providence, Rhode Island, donde andaba becado y se ubicaba su, más bien, muy respingada universidad.  Así como no existen católicos en los Estados Unidos porque todos derivan –sobre todo los más entusiastas– en transformarse en doblemente puritanos o protestantes.  Lo mismo ocurre con los latinos, incluso con los de las Antillas (que es decir bastante).  Por sobrevivencia la mayoría se acomoda al nuevo medio; a su modo se aburguesan o guardan ahora su distancia –celosos de su espacio proprio–; aunque esto último no implique el menoscabo de sus bachatas de los fines de semana ni, mucho menos, de sus opíparas e interminables  comidas de todos los días: carnes de todo tipo, sabrosamente sazonadas, acompañadas por varias libras de arroz.  Pero de lo que los dominicanos sí adolecen un tanto, o ven mermadas sus cuotas en los Estados Unidos, es de sus célebres encamadas  y por un quítame estas pajas.  “El Monstruo Verde”, “Los Cocos”, “La Playita”, figuran entre los –entre antiguos y más recientes– innumerables hotelitos para zingar al paso en el centro de Santo Domingo… para no hablar de la Zona Colonial; lugares, digamos, a la mano, no cabañas o mecas distantes.  Andar hoy mismo por las calles populosas de la capital de la República Dominicana, aunque de un modo un tanto disminuido para el nativo (así me lo comunicaron los amigos la última vez que estuve por allí; cosas de que las nativas prefieren cada vez más al foráneo), es como tener que hacer de pulpo y, honrando esta metamorfosis, consecuentemente al palo.  Máximo sí, añadidas a las propias, en estos últimos años se suman las haitianas –o bellezas dominico-haitianas– ubicuas y como siempre maravillosas.

 

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“En la ruta los poemas cuelgan del paso del amor, y cada uno, en fin, besa como vive”, Emiliano Bustos

EB

Un premio latino

En un teatro de Miami premian hoy

a los que crecieron donde crece lo latino.

En cada butaca un cerebro sin origen

espera con risas, con ademanes sacados

de la mazmorra del Oscar,

el premio que los deja quietos

en lo latino.

Una identificación, más civilizada

que otras demenciales; ahora

el arquetipo divisor o paralizador

ensaya su arte envuelto de glamour.

Los latinos olvidan el español.

Erik Estrada tuvo que volver por polvo

y vergüenza para promocionar un adelgazante

en televisión; el español es la vaca flaca

que los latinos sueñan hasta la muerte.

En esa extrema tierra de los Estados

Unidos, es premiada una negación,

es premiado un arquetipo

que nos puebla de inclusión

para deshacerse después en demencia

o ilusión

a la entrada de todo.

 

“Un premio latino” fue tomado de la “Muestra de poesía argentina actual” (“Primera Parte”) (compiladores: Leonardo Martínez y Carlos Juárez Aldazábal) publicada por Fornix, No 5-6, 2007.  En realidad, Bustos cierra la nómina de esta inicial entrega  –que se abre con una breve selección de poemas de Jorge Leonidas Escudero (1920-2016)– y acaso constituya, junto con Paulina Vinderman y Jorge Boccanera, uno de los poetas más visibles o mejor representados allí.  Ahora, en este primer acercamiento nuestro a la obra de Bustos, la presencia de Boccanera en esta antología (aquél de: “no es que los poetas mientan/ es que los mentirosos/ quieren hacer poesía”) creemos no es algo secundario, sino más bien central y muy significativo.  Sin el empaque ideológico de los años 70 –es decir, de modo más suelto y no tan ceñido como en el caso de Boccanera–, Emiliano Bustos mantiene de este último el afilado –y nunca pasado de moda– sentido crítico (social, político, de costumbres y de acostumbramientos); pero al que añade, a buena hora para su poesía –o al menos para la que se halla representada aquí en Fornix— la visión fabulada, encantada o hechizada de, por ejemplo, un Rafael Courtoisie.  Y, finalmente, aunque no en postrer lugar, Bustos asimismo adiciona cierto oído como descentrado de su tradición lingüística y geográfica más inmediata (lo que tradicionalmente denominamos el Cono Sur).  Es decir, se incorpora a su tradición; pero más bien en tanto y en cuanto un legado cultural sin fronteras o en permanente proceso de aglutinamiento y diálogo… el Cono Sur invertido en el mapa continental o invadido por el guaraní, el portunhol selvagem, el “te llamo patrá” dominicano, y, entre otras migraciones  más y sin patente, un César Vallejo en ritmo de kumbia andino-selvática-centro de Buenos Aires.

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Rafael Courtoisie, veinte años después

Courtoisie

Ars poética: siempre el mar 

Recuerdo perfectamente la primera vez que vi el mar. Quiero decir, no sabía que esa masa plana que se extendía hasta el horizonte y que se movía como un  animal inmenso, en cuyo lomo pastaban las ovejitas de las olas, era el famoso mar. Poco después descubrí sus adyacencias: los animales marinos reales e imaginarios: peces, caracoles, endriagos, marineros y bañistas.

Más tarde descubrí que la poesía era otro mar, aún más profundo.

Me acerqué a la poesía leyendo a los autores del Siglo de Oro (o de los siglos de oro, puesto que puede decirse que fueron varios). Luego descubrí una poesía de comunicación inmediata, sin efectismos, en la obra del uruguayo Líber Falco.

En la adolescencia estuvo siempre Lautreamont (L’autre a` Montevideo, el otro en Montevideo). Isidore Ducasse fue un abuelo literario, una sombra tutelar y un desafío: ¿qué era aquello? ¿poesía? ¿así que era posible hacer poesía de ese modo? Lautreamont fue liberador, pero fue también un enorme compromiso, con la irracionalidad humana pero a la vez con la lucidez y racionalidad para convertirla en producto estético, para “sublimarla”.

Vallejo es otra referencia ineludible. Cuando ya parecía que no se podía mucho más, Vallejo demostró que el más allá es móvil, que puede trazarse de nuevo siempre.

Ese horizonte, móvil como todo horizonte, es la única preceptiva posible.

https://sites.google.com/site/omnibusn51/antologia/rafael-courtoisie

 

Reseña de Estado sólido en El Comercio (Perú), 18/10/96

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