Dos tetas y un pene
a todo lo largo.
Una luz.
Un cometa
en la órbita precisa
de tu vagina.
Así percibo estas ruinas.
Restos del camino incaico
que iba de Pachacamac
a mi alma. A Puruchuco.
Sin más lenguaje
que un improvisado
trabalenguas.
Sin más trámite
que el amor de su mirada.
Mi hermano Germán.
Que no se bañaba
aunque el sol ardiera.
Y no dudaba del amor
pero ni un solo instante.
El eco de un gruñido
y una bala pensativa
que se incrusta
como Alicia
a través del ano.
Lugar privado y maloliente
pero de astros relampagueantes
y de boca en vilo:
por lo absorta y agradecida.
Las palabras son personas concretas.
Jamás metonimias de un sistema
inferido. Ni un sesudo pensamiento.
Diverso, fluyente, encrespado,
jadeante, testarudo
chasqui de pies y brazos
y rostro de bala.
Lívido.
Como mi corazón palpitante
y a la intemperie.
Archivo por meses: octubre 2015
05/10/15: Visão de La Paz/ Bruno E. Melo Martins (Trad.)
Sobre os quatro mil
metros de altura
te escrevo. Sobre
as trinta mil
pessoas que vi
pelo caminho.
O ar inóspito
para a poesia.
Esta atalaya enorme é
para o controle de
vidas e almas
e sexualidades.
Toda Bolívia se encontra
no ropeiro. Também
o Perú. E provavelmente
o completo casco andino.
Fechados no ropeiro
de nossos desejos
e de nossa inadimplente dignidade.
Um gigantesco amaru se afoga
pela dura costra
que o separa da superfície.
Um abrasado rabugento
agora mesmo o pisa.
Ver e correr e ser derrotado
infinitas vezes.
Em que onda
roubar o ar.
Através de que esconderijo
apalpar finalmente tuas pernas,
teu cu redondo,
tua espumosa boceta.
Todos estão salvos.
Todos são inocentes
sobre tão rígido ice cream do mundo.
Nem todas as burlas do diabo podem dissimular
nossos dentes de leite.
No mundo andino tudo passa
por um agudo período de refrigeração.
04/10/15: “PERUANO BRUJO” (Entrevista)/ Juan Javier Rivera Andía
PERUANO BRUJO:
INTERROGATORIO A PEDRO GRANADOS O DISGRECIONES ENTRE UN POETA (EN LIMA) Y UN ANTROPÓLOGO (EN LEIDEN)
Pedro Granados & Juan Javier Rivera Andía
Pedro: Mi recordado hermano Germán, el “Chovi”, tan alérgico al sentido común; y, además, obrero. Desde siempre, cada vez que le exponía cosas demasiado articuladas él decía que no me entendía; pero una vez que fragmentaba mi discurso y liberaba mi lenguaje valiéndome de onomatopeyas y de glosolalias, se le iluminaba el rostro y decía que me entendía perfectamente. “Sellones”, era el epíteto con que motejaba literalmente a toda la sociedad; es decir, adocenados, domesticados y predecibles. Era extraordinario tallador e inventor tardío. Educador por naturaleza aunque no por vocación. Germán creo ser yo mismo ahora. Mi hermano no me ha enseñado nada, pues, sólo me ha hecho, sin proponérselo, mucho su propia persona.