Material inflamable: Un acercamiento a la más reciente poesía dominicana/ Luis Reynaldo Pérez

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A partir del año 2000, se vislumbra una ruptura respecto a la “poética del pensar” con voces como la de Homero Pumarol, Frank Báez, Rita Indiana Hernández, Juan Dicent, Alejandro González, Alexéi Tellerías, entre otros.

Este grupo practica algo que nos atreveríamos a nombrar poesía “neo testimonial” [según Pedro Granados], aunque su propuesta estética es distinta a la de los poetas del 70 y surge como respuesta a un contexto histórico y cultural plenamente diferente. Mientras en la poesía escrita luego de la Guerra del 65 lo testimonial estaba plenamente marcado por lo político y lo social, estos nuevos creadores están liberados de compromisos políticos-ideológicos inmediatos, aunque se refleja una preocupación social en ellos pero con características diferentes. Y es que esta nueva generación de creadores simplemente muestra la realidad sin dar recetas ideológicas para arreglar el caos en el que viven.

[…] Con respecto al futuro de esta poética, que no forma un movimiento ni nada parecido, el poeta Frank Báez considera que “tendrá que madurar o no será literatura” y por su lado el profesor Basilio Belliard cree que las producciones noveles “forman parte de una moda epocal, y como tal pasará”.

[Sin embargo] debo acotar que a pesar del poco caso o la denigración que la crítica y algunos miembros prominentes de generaciones posteriores han asumido hacia ella, es una realidad que está ahí y que sin lugar a dudas marca la ruptura con una tradición ya agotada y que hace que la poesía dominicana retome su fuerza de cara a las vanguardias poéticas latinoamericanas.

Luis Reynaldo Pérez, “Material inflamable: Un acercamiento a la más reciente poesía dominicana”. Revista Luna Insomne, julio 2011.
[http://lunainsomne.net/2011/07/15/material-inflamable-un-acercamiento-a-la-mas-reciente-poesia-dominicana/]

La historia de la literatura dominicana ha estado signada por generaciones y movimientos poéticos hasta tal punto que algunos críticos y estudiosos aseveran que esta debe definirse como una “historia de la poesía. O de poetas y sus obras”. Y esa historia comienza con el Vedrinismo, primera corriente poética de vanguardia gestada por Vigil Díaz quién durante su estadía en París fue influenciado por los poetas parnasianos y simbolistas aplicando luego estas influencias en su poesía.

Luego del Vedrinismo, surge el Postumismo bajo la figura tutelar de Domingo Moreno Jiménez a quien se unieron el filósofo Andrés Avelino -creador del manifiesto postumista – y Rafael Augusto Zorrilla; movimiento este que inserta a la poesía dominicana en el camino de las vanguardias.

Los Independientes del 40 fueron Pedro Mir, Manuel Del Cabral, Tomás Hernández Franco y Héctor Incháustegui Cabral, cuyas obras abordan lo social y lo político. Coinciden estos poetas en participar en la resistencia al régimen de Rafael Leónidas Trujillo, nacidos en el interior del país y que trataron temas nacionales. De este grupo surgieron dos de los textos primordiales de la poesía nacional: Yelidá de Hernández Franco y Compadre Mon de Del Cabral. A esta generación le sigue la llamada “Poesía Sorprendida” integrada por los poetas nucleados alrededor de la revista del mismo nombre. Esta generación produce un giro novedoso en el quehacer literario dominicano al construir una poesía“con el hombre universal”. De la “Poesía Sorprendida” surgen figuras que hoy son emblemáticas en la tradición literaria nacional, como Franklin Mieses Burgos (líder y guía de este movimiento), Freddy Gatón Arce, Aída Cartagena Portalatín, Manuel Rueda, entre otros no menos importantes.

A los poetas sorprendidos les siguió la Generación del 48. Los integrantes de esta generación eran casi todos abogados, profesores universitarios y luchadores antitrujillistas. Crearon una poesía testimonial, social, con lo“dominicano universal”. En este grupo se destacan Víctor Villegas, Lupo Hernández Rueda, Luis Alfredo Torres, Máximo Avilés Blonda y Abelardo Vicioso.

Luego surge la generación del Sesenta con René Del Risco, Jeannette Miller, Miguel Alfonseca, Marcio Veloz Maggiolo, Antonio Lockward Artiles, entre otros. Una de las características de este grupo es la multiplicidad de géneros que cultivan: poesía, teatro, cuento, novela, ensayo.

Con la Guerra de Abril del 65 aparece la “Joven Poesía” o Generación de Posguerra que creó una obra poética signada por la ideología socialista y de denuncia a la intervención militar norteamericana. Este grupo estuvo conformado por Andrés L. Mateo, Mateo Morrison, Enrique Eusebio, Federico Jóvine Bermúdez, Tony Raful, Soledad Alvarez, Alexis Gómez Rosa, Enriquillo Sánchez, entre otros.

A fines de los años setenta aparecen dos poetas fundamentales en la lirica nacional como lo son Cayo Claudio Espinal y José Enrique García, que con sus libros Banquetes de aflicción y El fabulador, respectivamente, inician un nuevo camino en la poesía dominicana. Ambos construyen su poética a partir de los descubrimientos logrados por Manuel Rueda a través del Pluralismo, movimiento poético de vanguardia que bajo la influencia del concretismo brasileño y los caligramas de Apollinaire, la música y la pintura impactó en el ambiente literario dominicano.

En la década de los ochenta se gesta una ruptura en nuestra tradición poética, que antes estuvo marcada por la ideología política. La Generación de los Ochenta asume la “poetica del pensar”, fundamentada en el pensamiento y la preocupación por el lenguaje. Los principales exponentes de esta generación son: José Mármol (visto por muchos como la figura fundamental de la “poetica del pensar”), Plinio Chahín, César Zapata, Martha Rivera, Víctor Bidó, Sally Rodríguez, Ángela Hernández, Dionisio De Jesús, Adrián Javier y León Félix Batista. Los poetas de la Generación de los Ochenta crean nuevos caminos expresivos y su imaginería poética es habitada por el canto a Dios, a la muerte, a lo erótico.

En la década de los noventa continúa la ruptura generada por los “poetas del pensar”. Los creadores de esta generación-Basilio Belliard, Nan Chevalier, Frank Martínez, Noé Zayas, Julio Adames, Víctor Saldaña, Orlando Muñoz, Valentín Amaro, Homero Pumarol (este último estéticamente más vinculado a gente como Frank Báez y Rita Indiana Hernández)- crean una obra en tránsito pero que se prolonga hasta el presente. Muchos hacen una obra en la que se superponen diversos géneros como la narrativa, el teatro y la poesía. Estos creadores asumen búsquedas individuales.

Antes de entrar a lo que es el objetivo fundamental de este trabajo-analizar la creación poetica realizada a partir del año 2000- no quiero dejar de mencionar a los poetas dominicanos que viven en Estados Unidos-la diáspora dominicana- y que construyen una obra valiosa. Gente de diversas generaciones como Miguel Aníbal Perdomo, Médar Serrata, José Acosta, Frank Martínez, Néstor Rodríguez, Rey Andújar, José Alejandro Peña, Jorge Piña, Norberto James, entre otros.

Cabe destacar también a un grupo de creadores que han permanecido en sus provincias y que desde ahí han erigido una literatura que se ha expandido por todo el territorio nacional. Creadores como Pastor De Moya, Víctor Saldaña, Noé Zayas, Rannel Báez, Virgilio López Azuán, Taty Hernández, Fernando Cabrera, Waldo Rincón, Daniela Cruz Gil, Enegildo Peña, Ramón Gil, Omar Messón, Rafael P. Rodríguez, Randolfo Ariosto, Augusto Bueno, Lissette Ramírez, Gregorio Espinal y un conjunto de voces que emergen fuera del circuito capitalino han establecido un corpus poético que trasciende fronteras.

A partir del año 2000, se vislumbra una ruptura respecto a la “poética del pensar” con voces como la de Homero Pumarol, Frank Báez, Rita Indiana Hernández, Juan Dicent, Alejandro González, Alexéi Tellerías, entre otros.

Este grupo practica algo que nos atreveríamos a nombrar poesía neo testimonial, aunque su propuesta estética es distinta a la de los poetas del 70 y surge como respuesta a un contexto histórico y cultural plenamente diferente. Mientras en la poesía escrita luego de la Guerra del 65 lo neo testimonial estaba plenamente marcado por lo político y lo social, estos nuevos creadores están liberados de compromisos políticos-ideológicos inmediatos, aunque se refleja una preocupación social en ellos pero con características diferentes. Y es que esta nueva generación de creadores simplemente muestra la realidad sin dar recetas ideológicas para arreglar el caos en el que viven. Una muestra de esta preocupación la vemos en el poema “El santicló de los kilómetros” de Frank Báez en el que el autor retrata a un típico personaje de la cotidianidad urbana mientras refleja la ignorancia social a la que están expuestos estos seres marginados:

“La luna no saldrá esta noche/y el Santi Cló de los kilómetros/negro, barbudo, flaco /va cojeando y arrastrando/una funda negra por/toda la Independencia” “Check it out/ahí va el Santi Cló de los Kilómetros/cojeando por la Independencia / ninguna OMSA se para a montarlo/nadie se voltea a mirarlo”

En estos creadores se aúnan una serie de elementos que unifican su quehacer literario y estos son:

1. Discurso urbano: Todos estos autores reflejan la realidad que los circundan y dibujan en sus textos el maremágnum urbano que los arropa. La realidad plantada en cada esquina como en “Calles” de Argénida Romero:

“…guardan historias/de viento, de fuego/de flores, de miedo/que se cruzan en las esquinas/y te saludan cuando caminas sin preguntas…”

Y Alejandro González en “Esta ciudad ha sido tomada por las piedras” nos muestra esa soledad en compañía que se vive “cercado por edificios que languidecen…/… como si fueran pájaros nocturnos aguardando/inmóviles a su presa”. González ve a la ciudad como “una bestia adolorida que reposa”.

2. Recuperación del habla callejera: Estos creadores hurgan en el lenguaje y la forma de vivir locales. Se siente una influencia-consciente o no del realismo sucio norteamericano-. Por ejemplo, en “Villas Agrícolas” de Rita Indiana Hernández se ve un entrecruce de distintas esferas sociales, la utilización de la sonoridad del lenguaje popular y el reflejo de la realidad de los barrios marginados capitalinos:

“4:00 a.m. la Dumbi y yo en gozadera,/cuatro de la mañana en ciudad Trujillo,/la gente ojerosa, pidiendo cacao,/comprando cositas en las esquinas de la parte alta/a los chamaquitos que venden poesía/con la gorrita pa´bajo/y prende esa luce pa´vete la cara/y chequea y se frikea/y mete la mano buscando la dinera/la cartera que tengo en la mano/y tira los bolones de perico en la pierna de la Dumbo/el perico, qué rico la Dumbi me dice la cara de tigre/ese chin, ¿tú cree que soy loca, coñazo? Y yo meándome/los chamaquitos pecho e palomo/las piernas que vuelan techos/que brincan conchos/la Dumbi se calma, guíllese le digo/se quilla la Dumbi/y dice ¿cara de qué?/el chamaco se ríe de la Dumbi y su tigueraje leve de Gazcue”

3. Lenguaje Autorreferencial: El poeta se convierte en el sujeto que narra, que cuenta, que vive. Casi siempre la autorreferencia es irónica, matizada con un humor acido que es una constante en algunas de estas poéticas. Veamos por ejemplo, algunos versos de “Autorretrato” de Frank Báez:

“Me golpearon con un palo, con la culata de un fusil, con una tabla/ me propinaron un codazo en la cara/ y otro en el estómago, rodillazos, machetazos, fuetazos…” “Luego publiqué un libro de poesía y una vecina lo leyó/y escéptica dijo que era capaz de escribir mejores poemas en media hora, / y lo hizo”

Esto también lo vemos en “Sisters, cars, husbands and sons” de Homero Pumarol:

“Yo tengo 11 sobrinos, /gasto más de lo que gano, /he escrito algunos poemas, /bebo más de lo que escribo, /vivo con una mujer hermosa/que además tiene una Mitsubishi Sport, /una hija hermosa y gana más que yo.”

4. Mezcla de expresiones de la oralidad dominicana y de la lengua inglesa: Muchos de estos poetas son bilingües, leen en inglés e incluso algunos traducen textos de poetas norteamericanos. Tienen la capacidad de suicheardel lenguaje popular dominicano al inglés, tal como hace Frank Báez en “La Marilyn Monroe de Santo Domingo”:

“Hola rubia mi amol pa´ donde tu va/go to L.A/all the way down to L.A/ o sea Los Alcarrizos”

Y Juan Dicent en “Monday Street”:

“Mi hermana vive en Monday Street, en Athens. /Su hijo teenager is in love, /con una niña de pelo amarillo, /parece sonámbulo.”

5. Reflejo pleno de la vida nocturna: Retratan la vida nocturna de la clase media alta citadina, sus vicios, sus espacios. Esto lo hace Alexéi Tellerías en“Noche surreal (vueltas en el Duarte 2)”:

“Las mariposas nocturnas/encuentran refugio/bajo estos subsuelos. /Noche surreal, /donde habitan nibelungos, / hadas/y demás especies/del inframundo, /haciendo/que yo pierda/la paciencia.”

6. Retrato de la vida marginal: Muestran sin maquillajes la violencia, la sordidez que se vive en los barrios capitalinos. Una muestra de esto es “No vuelvas por el 12, Luis” de Frank Báez.

“Papo despierta al barrio con un tiro/Barraje y su hermano afilan sus machetes hasta sacarles brillo…”

“En Las Mercedes” de Johan Mijaíl Castillo se retrata la frialdad y la indiferencia que los capitalinos a fuerza de ver tanta sangre y tantas muertes hemos desarrollado:

“…era la muerte/un señor había matado de dos plomazos a un limpiabotas en Las Mercedes, /la ciudad se consumió en un cigarro y mi corazón se volvió un vaso de agua fría…”

De alguna manera, entre este grupo de poetas se da una mixtura entre tradición (reflejada en el rescate de la poesía anterior a los 80, como la de Alexis Gómez Rosa; o de aquélla que no estuvo en el figureo mediático como la de Carlos Rodríguez o Manuel García Cartagena) y el extrañamiento de cara a esa misma tradición por la curiosidad por la cultural popular local e internacional.

Otros puntos de contacto con estos poetas son:

1. Son multidisciplinarios, muchos practican a un tiempo la poesía, la narrativa, el performance, la fotografía, la música, el teatro, las artes plásticas.

2. Proceden de mundos extraacadémicos como la publicidad, el periodismo, la bohemia citadina.

3. A diferencia de las generaciones precedentes hacen uso del humor, la ironía y la parodia como elementos importantes dentro de sus poéticas.

4. Han captado el espíritu finisecular y están conectados con corrientes estéticas de Argentina, España y México, como consecuencia de la supracomunicacion y de las tecnologías de la información.

Con respecto al futuro de esta poética, que no forma un movimiento ni nada parecido, el poeta Frank Báez considera que “tendrá que madurar o no será literatura” y por su lado el profesor Basilio Belliard cree que las producciones noveles “forman parte de una moda epocal, y como tal pasará”.

Para concluir con este breve análisis de la más reciente producción poética dominicana, especialmente de aquella que tiene nexos inexorables con lo neo testimonial debo acotar que a pesar del poco caso o la denigración que la crítica y algunos miembros prominentes de generaciones posteriores han asumido hacia ella es una realidad que está ahí y que sin lugar a dudas marca la ruptura con una tradición ya agotada y que hace que la poesía dominicana retome su fuerza de cara a las vanguardias poéticas latinoamericanas.

Bibliografía:

Álvarez, Soledad. La ciudad en nosotros. La ciudad en la poesía dominicana.Ediciones de la Secretaría de Estado de Cultura. Santo Domingo: 2008.

Belliard, Basilio. Entrevista a Miguel Aníbal Perdomo. País Cultural, pág. 14-24, Número 9, Septiembre 2009.

——-. “La nueva poesía dominicana”. Máscaras de Orfeo (Poesía brasileña y dominicana). Ediciones de la Secretaría de Estado de Cultura. Santo Domingo: 2009.

——-. “Poesía dominicana. Rupturas y perspectiva”. Puente de palabras (Poesía costarricense y dominicana). Ediciones Ferilibro. Santo Domingo: 2006.

Domínguez, Clarissa. “La literatura novel en República Dominicana”. Listín Diario, 9 de enero, 2010.

Granados, Pedro. Breve teatro para leer: poesía dominicana (1980-2010).Lima: 2010.

——-. “Muchachos del barrio de Gazcue para el mundo”: La poesía neo testimonial en la República Dominicana.

Gutiérrez, Franklin. Diccionario de la literatura dominicana. Ediciones de Cultura. Santo Domingo: 2010.

Tellerías, Alexéi. “Una generación más allá de los “atisbos”. La poesía dominicana cuenta con voces valiosas dentro de la generación del 2000”Listín Diario, 20 de agosto, 2010.

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