Archivo por meses: junio 2012

Programa del Congreso Internacional César Vallejo, Trilce y la vanguardia internacional (4, 5 y 6 de julio)

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VIERNES 06

Representación teatral
3:30 p.m. – 5:00 p.m.
Grupo Stanislavski
Director: Jorge Corzo Herrera
Obra: Colacho hermanos

Mesa 4
INFIERNO, BIOGRAFÍA Y BAILE EN LA OBRA DE VALLEJO
5:10 p.m. – 6:10 p.m.

Pedro Granados (Universidade Federal de Integração Latino-Americana)
«Trilce: muletilla del canto y adorno del baile de jarana»

Eduardo González Viaña (Western Oregon University)
«Vallejo en los infiernos: biografía de una novela biográfica»

Mesa 5
DE LA INTIMIDAD POÉTICA A LA CRÓNICA PÚBLICA EN LA OBRA DE VALLEJO
6: 15 p.m. – 7:15 p.m.

Marta Ortiz Canseco (Universidad Alcalá de Henares)
«Crónicas desde París: modernidad y capitalismo en Vallejo»

Roland Forgues (Universidad de Pau)
«Yo poético y exploración de la humana condición en la poesía de Vallejo»

Modera: Doris Calderón Izaguirre

Conferencia de clausura:
7:20 p.m
.

Stephen Hart (University College London UCL)
«Vallejo con sus dos Otilias»

Modera: Agustín Prado Alvarado

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Congreso Internacional César Vallejo, Trilce y la vanguardia

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Cumpliendo con su Plan Literario Anual, la Casa de la Literatura Peruana realizará en el mes de julio dos actividades paralelas: el Congreso Internacional “César Vallejo, Trilce y la vanguardia internacional” y la Exposición “César Vallejo, 120 años de vida”. Ambos homenajes se realizan para celebrar los 90 años de la publicación del poemario Trilce y los 120 años del nacimiento de César Vallejo.

El Congreso Internacional se llevará a cabo durante los días 4, 5 y 6 de julio y se ha convocado a especialistas peruanos y extranjeros, todos ellos expertos en la obra de César Vallejo. Las inscripciones para el congreso ya están abiertas.

El congreso inaugura el miércoles 4 de julio, a las 7 p.m. La inauguración estará a cargo del Dr. Marco Martos, Presidente de la Academia Peruana de la Lengua y Decano de la Facultad de Letras de San Marcos, quien en el Perú, es uno de los mayores conocedores de la obra literaria del autor de Los heraldos negros. El Dr. Martos ha escrito diversos artículos sobre Vallejo y un libro fundamental, Las palabras de Trilce (escrito en colaboración con Elsa Villanueva), donde examina cada poema del libro más internacional de César Vallejo.

Entre los especialistas en la obra de Vallejo, que presentarán conferencias y ponencias, destacamos a los doctores Ricardo González Vigil (PUCP), quien ha preparado, hasta el momento, la mejor edición de la obra poética de Vallejo; Antonio González Montes (UNMSM), autor de artículos y de un libro sobre la prosa de César Vallejo; Manuel Velázquez Rojas (UNMSM); Pedro Granados; Jorge Kishimoto e Irene Vegas García.

Del extranjero vienen dos peruanos residentes en Estados Unidos, Julio Ortega (Universidad de Brown) y José Miguel Oviedo (Universidad de Pennsylvania), quienes tienen una trayectoria importante en el análisis y estudio de la obra de Vallejo. De Europa estarán participando Roland Forgues (Universidad de Pau), Stephen Hart (Universidad College de Londres), Nadine Ly (Universidad Michel de Montaigne) y Marta Ortiz Ginestal (Universidad Autónoma de Madrid), quien es una de las más jóvenes investigadoras de la obra de Vallejo, además de haber preparado una edición de Los heraldos negros (Castalia, 2009), en colaboración con Efraín Kristal.

La Casa de la Literatura Peruana, además, contará con el auspicio de dos instituciones que apoyan el evento: el Grupo Editorial Norma y la Embajada de Francia en el Perú.

La exposición “César Vallejo, 120 años de vida” se inaugurará el 4 de julio, en paralelo con el Congreso Internacional y tendrá una duración hasta el mes de noviembre. La muestra podrá visitarse de martes a domingo, de 10:30 a.m. a 7:00 p.m. Las visitas guiadas son gratuitas.

La exposición tiene las siguientes características: la sala 13 convocará a la Vanguardia, la sala 14 al Grupo Norte y las salas 15 y 16 de la CASLIT mostrarán una línea de vida cronológica de Vallejo con la reproducción de fotografías del poeta, su hogar en Santiago de Chuco y sus fotos en París. Además se exhibirán las primeras ediciones de todos los libros de Vallejo: Los heraldos negros (1919), Trilce (1922), Escalas (1923), Fabla Salvaje (1923), Rusia en 1931 (1931), El Tungsteno (1931) y la traducción que hizo del libro Elevación del autor francés Henry Barbusse (editada en 1931). También estarán las ediciones póstumas de libros trascendentales como Poemas humanos (1939) y España, aparta de mí este cáliz (1939); y sus obras de teatro como Colacho hermanos o La piedra cansada. Asimismo se exhibirá reproducciones de manuscritos, cartas, una estatuilla y una pintura en homenaje al poeta.

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Nuevos poemas de Cristóbal Kanashiro

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[En este último toque]

En este último toque

Postrer mirada

Leve

Como la naturaleza

De todas las cosas

Que te puyan, que te atolondran

Que te hacen infeliz

Ogro, agrio, hollín

En esta última nota

Salgo al campo

Y contemplo la casa derruida

Hay remedio para la tos

Pero no para la vida

Por eso es tan graciosa

Consigamos esta percepción

Este derecho universal

Para los más pobres de este mundo

Pero qué digo

Si soy un mero merito

Meraso será

Discípulo

¿Cómo la pasas?

Cuidao

Que más palante hay gente

Y toda esa cabellera

De india dura y seductora

La vida

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Deslumbramiento/ Guadalupe Ángeles

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verde soberanía sin ocaso
como el deslumbramiento de las alas
cuando se abren en mitad del cielo
Piedra de Sol, Octavio Paz

Hay algo que agradezco a esta ciudad, después de todo: el olor del azar. En algunas calles que camino, por estas fechas, los árboles tienen pequeñas flores blancas que despiden un perfume que ha llegado a ser un deleite percibir. Cuando al andar me sorprende ese aroma dulce, doy gracias por tener un cuerpo todavía para disfrutarlo; yo, que tanto he dicho no querer un cuerpo, agradezco por el que tengo al tiempo, al azar.

Pero ¿cuándo nació esta oscura ocurrencia de no querer un cuerpo? Fue aquella mañana fría cuando nos miramos a los ojos, agotados, dejando tras nosotros, para siempre, al palacio blanco.

Ambos estamos fuera y quizá jamás debimos penetrar en las doradas estancias de aquel palacio donde por un instante fuimos lo que no seremos jamás, para siempre ajenos el uno al otro, voluntariamente solos después de la vasta furia de ese instante cerrado en el tiempo, para siempre fugaz.

Aquel día irrepetible te esperé caminando bajo el luminoso sol de una tarde de febrero, preparaba mi corazón para el silencio último o para la primera palabra. Yo estaba allí y tú llegarías; fui donde no supieras encontrarme y regresé y partí y tuve frío y dormí y esperé hasta escuchar que tocaban a la puerta y abrí: entraste, conversamos largo rato hasta que decidimos salir, y tras andar breves calles, fuimos a caminar sobre la arena, a sentir el viento a la orilla del mar.

Nuestras palabras iban limpiando el camino hacia cada uno de nosotros, quise ser clara como el cielo donde la luna se reía de nosotros.

Llegamos entonces al palacio blanco, poco antes lo habíamos visto de lejos, era una construcción imposible a la orilla del mar: sobre rocas oscuras elevaba su deslumbrante presencia. Había luces encendidas dentro, pero el silencio lo envolvía, sólo se escuchaba el romper de las olas contra sus paredes de piedra. Entramos por una puerta apenas insinuada en uno de sus flancos, subimos por una escalera tallada en roca y nos encontramos con el palacio totalmente deshabitado: lujosos muebles, adornos de acero y cristal sobre mesas de mármol, todo era blanco, sólo algunas figuras y paredes doradas hacían el conjunto más sobrio, elegante, claro.

Vimos una amplia escalera al fondo de la estancia, ascendimos hacia las habitaciones donde edredones blancos cubrían enormes camas, alfombras mullidas; pasillos donde espejos reflejaban nuestros gestos de asombro, nuestras manos tomadas a la espera de alguna clave para huir; pero nada, sólo el rumor del mar y nuestros pasos sobre el mármol entre las plantas dispuestas junto al umbral de puertas desmesuradamente altas.

Y fue en una habitación rodeada de espejos donde decidimos quedarnos a esperar, quizá seducidos por aquella mesa de cristal sobre la que esperaba un tablero de ajedrez. Por jugar, apagamos la luz y vimos la estancia iluminada por el brillo de la luna, pues justo a un lado de aquella mesa se abría un enorme ventanal que daba al mar; encendimos la luz y con apenas una mirada nos pusimos de acuerdo: yo tomé asiento frente a las piezas doradas; tú, dueño de las figuras de cristal cortado iniciaste la partida; aún me río de mí: vergonzosamente perdí al tercer movimiento y tomé tu mano izquierda, sobre su palma recosté mi mejilla sólo un instante… antes de que penetrara por el ventanal un gigantesco ángel moreno de cabello lacio, cuya armadura lanzaba destellos bajo la blanca luz. No hubo tiempo de nada: desde su enorme estatura nos miró en medio del batir sereno de sus alas abiertas, suaves, y nos tomó como a muñecos de trapo, no dijo una sola palabra, atravesó nuevamente el gran ventanal quizá con la firme intención de arrojarnos al mar, pero tras mirarnos un segundo decidió llevarnos de regreso al palacio, a una de las salas donde paredes de mármol gris reflejaban la imagen de una orquesta inexistente que interpretaba un aria poderosa; nos lanzó con fuerza hacia dentro, pero sonreía; sin dejar de mirarnos se acercó lentamente y ante el fuego encendido en una chimenea al fondo de la sala, donde tú y yo, agazapados esperábamos, temblando; nos miró sonriendo de mala manera, luego nos tomó con una sola mano, se ovilló a un lado del crepitar de las llamas, sobre la blanda alfombra, y se dedicó a observarnos hasta que cesó la música. Luego, en medio del silencio, sin soltarnos, pasaba sus dedos sobre nuestros ojos cerrados de angustia, nos tocaba el pelo, el rostro; nuestros brazos parecían de acero, pero tu corazón y el mío manteniendo un ritmo acelerado expresaban un temor tan grande como sus alas, que tras él, quietas, abiertas, nos fascinaban.

Y así estuvimos, presos de su curiosidad un largo instante, un breve segundo intacto que parecía inacabable… hasta que se oyeron voces, gritos… él se puso de pie, y olvidándonos, salió tranquilamente por el gran ventanal, desplegando sus alas e iniciando un majestuoso vuelo hacia la noche.

Inmóviles, lo vimos traspasar el umbral de la ventana y poco después se apagaron las voces.

Salimos de prisa sin ver a nadie, al fondo del pasillo encontramos una escalera de caracol por la que descendimos directamente hacia la playa, justo tras el palacio, donde rompían las olas.

Sin volver la vista corrimos por la orilla del mar hasta que los primeros rayos del sol iluminaron el cielo.

Muertos de cansancio nos miramos a los ojos y en un abrazo último, sin decir nada, envueltos en el frío de la brisa marina, nos despedimos para siempre, incapaces de vernos otra vez, después de haber sentido la cruel belleza del ángel que para siempre permanecería en nuestros sueños, mirándonos mientras aquella música indescriptible nos aterraba y seducía al mismo tiempo… fue entonces que quisimos ya no tener cuerpo, nunca.

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La consciencia del creador. Poemas en hucha de Pedro Granados/ Salomón Valderrama

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La consciencia del creador, acaso debemos dejarnos llevar por el impulso, la corriente, la dinamita, el asesinato brusco, justificado, injustificado para tocar, vislumbrar lo sorprendente, lo atrevido, lo real, lo poético de la noche; el poeta siempre de la noche, de la crisis de la vida hoy tan incierta de duración y justificación. Como dice el maestro Manuel Bandeira en Poética: Estou farto do lirismo comedido / Do lirismo bem comportado / Do lirismo funcionário público com livro de ponto expediente protocolo e manifestações de aprêço ao sr. diretor. (…) Quero antes o lirismo dos loucos / O lirismo dos bêbados / O lirismo difícil e pungente dos bêbados / O lirismo dos clowns de Shakespeare. // – Não quero mais saber do lirismo que não é libertação. Se entiende así cuando el poeta Pedro Granados dice en ¡Rompe Saraguey!: No creo en gelman / No creo en kozer / No creo en zurita / Menos en Milán (…) No son poetas. Jamás / Lo han sido. (…) Escapas de la caverna / De la opinión para figurar / En el entremés como telonero. Aunque diremos que le faltan muchos nombres al autor de Los poetas vivos y más vivos del Perú, y también de otras latitudes.* Decimos que se necesita mucho más; o es muy delicado Granados o es un destajador (y no a la manera posera de Nicanor Parra, del que se distancia en el poema anteriormente mencionado), pero no dudamos que Granados es joven, pendejo, y hermoso en su estado natural. Su naturalidad al Meter las palabras, aunque, y lo pedimos, Octavio Paz no sea superado: Dales la vuelta, / cógelas del rabo (chillen, putas), / azótalas, / dales azúcar en la boca a las rejegas, / ínflalas, globos, pínchalas, / sórbeles sangre y tuétanos, / sécalas, / cápalas, / písalas, gallo galante, / tuérceles el gaznate, cocinero, / desplúmalas, / destrípalas, toro, / buey, arrástralas, / hazlas, poeta, / haz que se traguen todas sus palabras. O el proverbial César Vallejo banco con las suyas, que se aparecen y desaparecen con todo sus secretos esperando, siempre esperando algo más humano o más extraño. Poemas en hucha (Paracaídas editores, 2012) le canta, le grita y a veces delira apasionado a lo real, con, en la conmiseración a Amy Winehouse, una poeta en su sentir y expresión como Billie Holiday, la de: Here is fruit for the crows to pluck, / for the rain to gather, for the wind to suck, / for the sun to rot, for the trees to drop, / here is a strange and bitter crop. Cierro esta reflexión hacia algo mayor pensando en el poema “Cómo fue”. Porque la verdadera poesía es anónima y no como algunos creen, para tratar en su miseria y capadocia de apoderarse de sus sentidos y controlar las rutas de los hombres libres, los poetas. Tan necios estos hombrecitos ciegos, tan estúpidos y tan aburridos. Y no atreverse a decir como Granados: Adicto soy. Y así ser real y delicado y también brutal.
*Nosotros por fuego, no en los ojos ni en el cielo, sino en la boca, en la estaca, en el machete, en la metralleta, en la bomba diríamos: no creemos en José Carlos Yrigoyen, Andrea Cabel, ni en Mario Pera; sí en Víctor Coral, Paul Guillén y Mónica Beleván.

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Eu sou o que se abraça/ Leonardo Vieira de Almeida (Trad.)

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Eu sou o que se abraça

O que se põe a chorar

No seu colo

Enlouquecido pela piedade.

Neste aposento,

Juntos o passado

Com o presente.

O iluminado exterior

e os negros sentimentos.

Ser um velho conhecido

Não me faltava mais

– Saúde, senhor.

Alude, melhor

O destes anos

E o desta consciência

Escapada pertinaz

Pela janela

Como alma que leva

O pensamento.

Culpado não sou

Inocente, muito menos

Ser um galopim simples e prático

Pensante. Não um tontinho mais.

Garra contra aquele manequim.

Uivo, dinheiro

Para comprar minha salvação

Porque minha salvação anda por aí

À venda.

Não sou culpado. Tampouco inocente

E aquela imagem

A do cavalo martirizado sobre a neve

Também sou eu.

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Winterness de Juan Dicent

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Muchacho campo estudiar capital conoce
Muchacha voz chillona; Muchacho y Mucha-
cha desnudos leen Vallejo; Muchacha y Mucha-
cho felices cinco años; Muchacha Nueva York
y Muchacho esperando Muchacha; Muchacha
regresa Novio Irlandés; Muchacha recorre playas
país Novio Irlandés; Amigos dicen Muchacho
vieron Muchacha manos Novio Irlandés lugares
suyos; Vacaciones acaban Novio Irlandés dejando
Muchacha otro mes isla; Muchacha busca Mucha-
cho, y vuelve perro vómito.

Muchacha deja Muchacho agarrando vai-
na verde; Muchacha dice Muchacho ya amor
probado ahora nada interponerse, distancia nada;
Muchacha desaparece tres meses; Muchacho Nue-
va York buscar Muchacha; Muchacho encuentra
Muchacha viviendo Novio Irlandés; Muchacho
cuerno; Novio Irlandés extraña demasiado niebla
Liffey Novia Irlandesa regresa Dublín; Mucha-
cho consuela Muchacha; Muchacha matrimonio
Muchacho; Muchacho y Muchacha preciosa hija
cabellos rojos.

“BOY MEETS BICH” (fragmentos)

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Son mucho más que estos desparpajos, los del desamor, este libro de relatos-poesía-transcripciones-performance del talentoso escritor dominicano, Juan Dicent. Dominicano sin fronteras, aunque lo hallemos cebando la mirada y aguzando el oído por el ferry de Manhattan; espacio de tránsito, de constante ruido y movimiento, que no conduce a parte alguna. Salvo al grocery más cercano donde la jeba que atiende, de enormes argollas doradas como pendientes y engominados labios, te mira exactamente como eres… una criatura que no es de allí. Un policía te mira también de modo semejante. Tú mismo, a veces, y es la hora de la melancolía o la nostalgia. Aunque el retorno sea peor o tú y ello, juntamente, ya no existan. Tras el mar que rayó el vinilo; tras la libertad de comer tu sánguche –algunas veces de lujo– sobre aquel ferry que mueve edificios como montañas y empleados como gente. Buenos son estos relatos; pero no los recomiendo. Te quedarás como sin alma. No deberías leerlos.

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Presentan reedición de Cumanäna

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El trabajo del sello Xendra Music, encargado de la reedición, resulta un verdadero servicio a la cultura del Perú, en tiempos en que la industria discográfica es casi inexistente.

Con motivo de esta reedición, el lunes 4 de junio se realizará la presentación oficial del disco con un conversatorio a cargo de sus familiares y también músicos Octavio y Rafael Santa Cruz, Carlos Hayre, músico de Nicomedes Santa Cruz, el periodista musical Fidel Gutiérrez y el músico Santiago Pillado. La cita es a las 7:30 en el Centro Cultural de España (Natalio Sánchez 181, Santa Beatriz).

Tomado del La primera: www.diariolaprimeraperu.com

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