El lapicero verde que se encontró mi hermano Germán
sirve también para que le escriba un poema.
El me enseñó a ver la hora en un despertador malogrado,
y terminó preguntándome la hora.
Luego me enseñó a multiplicar,
y también se olvidó de multiplicar.
Después me obligó a emplear un lenguaje particular
para comunicarme con él.
Son de nosotros estos recuerdos.
A él pertenecen el lapicero y el poema.
De El muro de las memorias (Ithaca, NY: Latin American Books, 1989)
Germán Paulino Granados Agüero. Mi hermano mayor y segundo padre. Maestro en la fabricación de caleidoscopios caseros… cono de cartón sellado con papel cometa, ahora diría a imitación del propio cuenco de sus generosas manos; y la talla con madera humana. Filósofo autodidacta, anti-poeta con poesía y obrero. Murió hace diez años.
Qué bonito
Maestro Pedro: Este excelente poema siempre me pareció muy emotivo, y siempre lo celebré cuando comentaba algo de usted. Salud por él, y por la memoria de Germán también, porque por fin está alcance de todos. Saludos, su amigo Antonio De Saavedra ^_^