Fue aquel verano es cierto.
Bien lo has dicho.
En Praga hizo esos días
un sol inagotable,
de Junio, y tú,
con tus 20 cumplidos
mentías por la diestra
y la siniestra
a todo el respetable.
Hubo que verte
con los suéter chillones
y el vaquero rapé
que decías lograste
en una almoneda
de Salamanca
a precio de Zara o de Oro,
hubo que verte,
o cuba o beodo o borracho
noches y semanas
repasando un destino perdido.
No hubo, hoy lo sabemos,
futuro para ti.
Toda belleza acaba y pronto,
dijiste entonces.
Estos días,
en Cartagena de Indias,
vi un despojo que venía
de Eckenforde
y creí eras tú,
tú, aquel mismo
que en un hotelito de la
de la Calle U Obecniho Dvora
todo un estío amó
incluso hasta entretiempo
a quien le había adorado
en plena juventud.
Oh días con sus noches
de la Praga de Dubček
esperando,
con champán en las manos,
un cambio en nuestras vidas.
Todo se esfumó en una noche.
Mientras los tanques rusos ocupaban las calles
nuestro amor se hizo trizas
en un vagón de pompas
camino de Berlin.
Ay Brando, Brando, Brando
chillaba Maria Schneider
al salir de aquel piso,
abandonado y solo de
Ultimo tango a Parigi.
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