Prepucio Carmesí es una obra que utiliza toda una diversidad de géneros para entregarnos a los lectores la “biografía apócrifa” del escritor Pedro Granados cuyo seudónimo es Juvenal Agüero. Asimismo nos ofrecerá el relato de sus relaciones con sus bellas y elásticas mujeres. Por tal razón su nombre: Juvenal. Porque su vida es una eterna juventud.
La obra presenta la técnica de alternancia múltiple. Es decir, son pequeños capitulillos donde no existe una secuencia lineal pero que se encuentran artísticamente entrelazados. Sin embargo parece claro que la historia comienza con el niño Juvenal a quién se le ha quedado prendido el prepucio en la cremallera y repite enojado “Nadie es feliz”. De este modo el narrador por momentos aparece en primera persona y otras veces en tercera persona. Este guiño parece indicar que la obra es como un blog y debería ser leído como tal.
La confluencia de diversos géneros en una sola obra viene a significar esencialmente la hibridez. Esta hibridez se observa también en el lenguaje, Granados alterna frases coloquiales y formales. Hibridez en las mujeres que elige o lo eligen. Hibridez o mestizaje en el origen étnico de Juvenal. Diversidad en los lugares donde vive. Este último rasgo le otorga a Juvenal la categoría de cosmopolita, aunque él es más “feliz” en los países del sur.
Por otro lado no debemos dejar de observar que Juvenal está inmerso en un contexto histórico que determina su modo de pensar. En esta historia se puede probar el discurso materialista que afirma que la materia antecede y determina el devenir del sujeto. Juvenal es hijo de padres quechua-hablantes y nacido en un barrio popular de la “blanca” ciudad de Lima. Véase página 89 y 90 del libro para entender a qué alude el término blanca. Tal situación determina que en su discurso haga énfasis en las complicadas relaciones de las clases sociales.
La obra a su vez es una mezcla de erotismo, humor, crítica social y juventud. Juvenal Agüero es una persona que se relacionará con muchas mujeres. Alejandra, Rosa, Ramsa y entre otras que entrarán a la vida de Juvenal enseñándole sobre la vida o los secretos del cuerpo. Digo “entrar” porque él no las olvida e incluso se lamentará por haberlas dejado, bajo esta perspectiva Juvenal no utiliza a las mujeres y tampoco las cosifica. El erotismo será solo una puerta de entrada para algo más esencial e incorruptible.
El humor en Prepucio Carmesí es uno de los rasgos más logrados. El autor emplea y dosifica el humor a lo largo de la obra. Incluso en los momentos de mayor seriedad hay una pequeña cuota de ingenio humorístico. Por ejemplo, cuando el pequeño juvenal ha leído su poema en la clase y el profesor le ha dicho que sus versos son tan tristes que parecen hechos por Inca Pachacutec. Todos sabemos que si el Inca Pachacutec hubiese escrito poemas estos no serían nada tristes puesto que este inca fue uno de los personajes decisivos en la construcción del Tahuantinsuyo. Por esta razón su nombre puede ser traducido como “El transformador de la tierra”.
La crítica social será un aspecto sustancial. Juvenal crítica entre otras cosas, el racismo de los limeños, por lo cual llamará “blanca” a la ciudad de Lima, no solo por la niebla característica de su clima si no también porque su gente tiene ganas… corrijo, compulsivas ganas de ser blanca. Pese a ello debo decir que muchas de las afirmaciones de Juvenal no poseen pretensiones de verdad, de lo contrario tanta seriedad aburriría al lector.
La intertextualidad es un rasgo recurrente en la novela de Pedro Granados. Aunque novela es un término que no termina por definir el texto como lo he mencionado al inicio. Juvenal nos menciona libros como el de Carlos Malpica “Los Dueños del Perú” o algún poema de Jattin como el famosísimo “te quiero burrita”. Este elemento apoya la historia y al mismo tiempo le otorga dinamismo pues el lector por unos momentos divagará en sus recuerdos sobre los textos citados.
Prepucio Carmesí es una obra singular e interesante. El título esconde un símbolo esencial en el ser humano. El Prepucio viene a significar la cubierta que nos separa del mundo y nos mantiene encerrados y sin luz. La ruptura de ese prepucio es la salida al mundo para desenvolvernos como pensamos y sentimos y sobretodo para ejercitar nuestra libertad.
Edson Pacheco Briceño, es un joven y talentoso estudiante de la Facultad de Educación de la PUC del Perú.