[Homenaje a Roque Dalton]
Paso el tiempo emborronando cuartillas.
Conjugando obstinadamente
un hambre atroz.
Encancaranublando un tortuoso itinerario
de pajaricida arrepentido.
Hilvanando conjeturas
en la irrefutable silla eléctrica de la rutina.
Cabalgo a la inversa del Sol.
Nado a contracorriente.
[Curioso que lo diga,
pues no sé nadar.]
Coloco el idioma patas arriba
y lo agito con fuerza.
[De sus bolsillos cae un rumor de huesos.]
Bebo todos los días mi jarabe de palabras ajenas.
Martillo las sílabas
hasta darles forma de punta acerada.
Pongo aceite para máquinas de coser
en los monosílabos que se me antojan más locuaces.
Duermo trapeceando un enjambre de fechas
nerviosamente excitantes como el jazz.
[En el alcohol del sueño
tengo tratos con los muertos.]
Escucho, acaso, crecer la hierba en el traspatio
mientras a golpes de silencio
la sangre baraja sus mejores cartas.
Formulo precarios teoremas de café con leche
sobre los cuadros rojos del mantel
para desenmascarar el rostro tras la página.
Para reservar mi lugar en la vigilia
por la Estrella Solitaria.
Para adueñarme de todo lo amordazadamente
escondido en un abrupto paréntesis.
En un insalvable punto, coma y seguido.
Paso el tiempo comiendo fatiga
a diestra y siniestra.
[A mansalva y a destiempo.]
Soliloquiando un poema clandestino
que me luce inacabable.
Que me nutre y me aniquila.
[Nada mejor y divertido
que esta brutal tarea,
que esta pasión urticante,
de pisotear adjetivos como claveles
y exprimir adverbios como naranjas.]
Paso el tiempo
traveseando maripozudamente
entre las fauces del absurdo.
Echando a volar avioncitos de papel
sobre la Isla de Pascua.
Yo soy el aguafiestas por excelencia.
De estos espejos ciegos donde palpita la música del mundo (Puerto Rico: Espejitos de Papel Editores, 2009)
Poeta y narrador puertorriqueño de amplia trayectoria. “Embutido de ángel y bestia”, tal como se retratara a sí mismo Nicanor Parra. Atina, boxísticamente, con este homeneje a Roque Dalton a quien nosotros consideramos también, junto a Jaime Gil de Biedma y un par de nombres más, entre los máximos poetas de su generación y vivo ejemplo de por dónde marchan las aguas hoy por hoy de la poesía: aventura humana sin tregua, lúdica o terrible (cuando se requiera), y, siempre, teórica y políticamente incorrecta.