Niños del mundo
si cae España —digo, es un decir—
si cae
del cielo abajo su antebrazo que asen,
en cabestro, dos lágrimas terrestes;
niños, ¡qué edad la de las sienes cóncavas!
¡qué temprano en el sol lo que os decía!
¡qué pronto en vuestro pecho el ruido anciano!
¡qué viejo vuestro 2 en el cuaderno!
¡Niños del mundo, está
la madre España con su vientre a cuestas;
está nuestra madre con sus férulas,
está madre y maestra,
cruz y madera, porque os dio altura,
vértigo y división y suma, niños;
está con ella, padres procesales!
¡Si cae —digo, es un decir— si cae
España, de la tierra para abajo,
Niños, ¡cómo vais a cesar de crecer!
¡cómo va a castigar el año al mes!
¡cómo van a quedarse en diez los dientes,
en palote el diptongo, la medalla en llanto!
¡Cómo va el corderillo a continuar
atado por la pata al gran tintero!
¡Cómo vais a bajar las gradas del alfabeto
hasta la letra en que nació la pena!
Niños,
hijos de los guerreros, entre tanto,
bajad la voz, que España está ahora mismo repartiendo
la energía entre el reino animal,
las florecillas, los cometas y los hombres.
¡Bajad la voz, que está
con su rigor, que es grande, sin saber
qué hacer, y está en su mano
la calavera hablando y habla y habla,
la calavera, aquélla de la trenza,
la calavera, aquélla de la vida!
¡Bajad la voz, os digo;
bajad la voz, el canto de las sílabas, el llanto
de la materia y el rumor menor de las pirámides, y aún
el de las sienes que andan con dos piedras!
¡Bajad el aliento, y si
el antebrazo baja,
si las férulas suenan, si es de noche,
si el cielo cabe en dos limbos terrestes,
si hay ruido en el sonido de las puertas,
si tardo,
si no veis a nadie, si os asustan
los lápices sin punta, si la madre
España cae —digo, es un decir—
salid, niños del mundo; id a buscarla!…
Para empezar, el poema XV es una composición circular. La frase preposicional del primer verso («Niños del mundo») está incluida en el último verso: «salid, niños del mundo; id a buscarla…!». En realidad, el sustantivo «niños», solo o integrando aquella frase preposicional, está situado sistemáticamente —de modo explícito o implícito—en todo este poema. Lo que de antemano deseamos recalcar es que aquellos son «niños del mundo» o «hijos de los guerreros» (v. 28), y no los auténticos de la «madre España» todavía. Es decir, son desde ya —y más aún si «cae España»— huérfanos de una «madre» a la que un padre —virtual viudo— tiene irremediablemente que sustituir. Estos papeles, o cambios de papeles en este poema polifónico, se expresan precisamente a través de las diversas voces puestas en juego en el texto.
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