Lima, 1924-1964
Soy puntual en las citas,
conozco los horarios de mi edad,
hay sello y lo demás en mis licencias,
pero no sé cómo hacer
para que la poesía se levante
de su silla de anciana
y me maltrate con su látigo,
con la dulce culata de su sangre,
con su tijera labial,
hasta matarme
por puntual, por lógico, por araña.
De “Cinco ejercicios tenaces” (El tacto de la araña, 1965).