EL ARCHIPIÉLAGO VALLEJO

Hinostroza y Granados, Cuzco

Trilce XLVII

Ciliado arrecife donde nací,

según refieren cronicones y pliegos

de labios familiares historiados

en segunda gracia.

 

Ciliado archipiélago, te desislas a fondo,

a fondo, archipiélago mío!

Duras todavía las articulaciones

al camino, como cuando nos instan,

y nosotros no cedemos por nada.

 

Al ver los párpados cerrados,

implumes mayorcitos, devorando azules bombones,

se carcajean pericotes viejos.

Los párpados cerrados, correo si, cuando nacemos,

siempre no fuese tiempo todavía.

 

Se va el altar, el cirio para

que no le pasase nada a mi madre,

y por mí que sería con los años, si Dios

quería, Obispo, Papa, Santo, o talvez

sólo un columnario dolor de cabeza.

 

Y las manitas que se abarquillan

asiéndose de algo flotante,

a no querer quedarse.

Y siendo ya la 1.

ANÁLISIS

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TERREMOTO

¿Hablando de la leña, callo el fuego?

¿Barriendo el suelo, olvido el fósil?

Razonando,

¿mi trenza, mi corona de carne?

(Contesta, amado Hermeregildo, el brusco;                          5

pregunta, Luis, el lento!)

¡Encima, abajo, con tamaña altura!

¡Madera, tras el reino de las fibras!

¡Isabel, con horizonte de entrada!

¡Lejos, al lado, astutos Atanacios!                                         10

¡Todo, la parte!

Unto a ciegas en luz mis calcetines,

en riesgo, la gran paz de este peligro,

y mis cometas, en la miel pensada,

¡Pregunta, Luis; responde, Hermeregildo!

¡Abajo, arriba, al lado, lejos!

¡Isabel, fuego, diplomas de los muertos!

¡Horizonte, Atanacio, parte, todo!

¡Miel de miel, llanto de frente!                                              20

¡Reino de la madera,

corte oblicuo a la línea del camello,

fibra de mi corona de carne!

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“Spiralisme”/ Frankétienne

Frankétienne, tinta sobre papel.  Propiedad de P.G.

 

Que pourrais-je écrire que l’on ne sache déjà ?

Que devrais-je dire que l’on n’ait déjà entendu ?

J’écoute ma voix baroque dans le miroir de litanies sauvages […]

Je m’envertige à contempler ma ville debout

hors des vestiges de l’ombre

entre pierre et poussière

entre l’or invisible et la boue des ténèbres

entre ordures et lumière

je nage inépuisable

je suis de Port-au-Prince […]

Je conjugue mes cauchemars et je module mon insomnie à ma façon. Ma ville en moi. Au fond de moi. Dans ma tête. Et dans mes tripes

Frankétienne, Anthologie secrète, Mémoire d’encrier, Québec, 2005. 97.

 

¿Qué podría escribir que no sepamos ya?

¿Qué debería decir que no hayamos escuchado ya?

Escucho mi voz barroca en el espejo de letanías salvajes […]

Me mareo contemplando mi ciudad en pie

de los restos de la sombra

entre piedra y polvo

entre el oro invisible y el barro de la oscuridad

entre la basura y la luz

nado inagotablemente

Soy de Puerto Príncipe […]

Combino mis pesadillas y modulo mi insomnio a mi manera. Mi ciudad dentro de mí. En el fondo de mí. En mi cabeza. Y en mis entrañas

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A los pies del límite/ Carlos Eduardo Quenaya

Segunda publicación de Vasinfin ediciones. “A los pies del límite” de Carlos Quenaya reúne 6 poemas de sus dos últimos poemarios —La forma del confín (2020 y 2022) y Palabras del pequeño novelista (2023)—, ligeramente intervenidos para esta ocasión. Invitamos a los interesados a sumarse a la edición de estas plaquettes virtuales de libre descarga. Asimismo, abrimos un espacio para, a modo de taller, acompañar el proceso de producción de textos literarios. Anímense a ponerse en contacto con nosotros.

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VALLEJÓLOGOS (NOBLOGA I-X)

Tercera “nobloga”, luego de la colectiva No es lo mismo ser cachimbo sin ti (2019) y Agüeros para armar (2020), esta vez sobre la recepción de la vida y de la obra de César Vallejo.  De este modo, Vallejólogos (2024) precipita, a través del concepto que acuñamos hace años sobre la “nobloga” (2008), cómo se ha ido sucediendo la mirada hacia aquel ex-céntrico universal, que algunos motejamos el “Cholo”.

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TALLER PARA POETAS

(Único sobreviviente de esta lista)

Individual, confidencial y por Internet.

Para todo formato: barroco, minimalista, coloquial, etcétera.

La idea es advertir lo que puede hacerse de modo más eficaz; el filón que se deja abierto; o lo que estando ante nuestros ojos no se termina de percibir.

Poetas en tanto lectores impresionistas, analíticos, venecianos o místicos son bienvenidos.

Se garantiza –luego de un tantito de paciencia– absoluta satisfacción.

Los honorarios del mediador se abonarán por adelantado.

Contacto:

vasinfin@gmail.com

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Un niño asesino entre las manos de Dios: sobre La mirada de Pedro Granados/ Carlos Llasa

Las palabras hacen cosas. Cada promesa, por ejemplo, es un acto; cada profecía, una realidad; cada nombre, un objeto, un animal o una persona. Aunque, por supuesto, el asunto no es tan sencillo. La pura enunciación no basta. Lo que determina el alcance del conjuro es la manera: el mecanismo por el cual lo dicho sobrepasa el punto de partida. Es decir, en el proceso de creación poética, la adecuación de los versos a la emoción que se quiere evocar es más importante que la experiencia real que originalmente impulsó al artista. No obstante, la manera no es independiente ni mucho menos arbitraria. La manera es orgánica (inherente a lo dicho) e interdependiente de la mirada del poeta. En ese sentido, La mirada, el nuevo libro de Pedro Granados (Lima, 1955), adecúa el lenguaje cotidiano a la exposición de las vísceras de la poesía misma, como un antídoto contra lo aparente: ‘Popa de la proa que nos conduce / Mascarón que se sacude / Mientras le escupen las olas / Bravas y los charcos hondos / Lodo tierra mordiente enterrados colmillos’.

La mirada es pues un mar (como suele ser la poesía de Pedro) que se detiene a reflexionar sobre sus propias olas cual si fueran pliegues de piel y carne. Es una vasta mirada tierna de niño asesino, de adolescente sabio, de amante con un ojo bueno ‘Y el otro muy malo’. Así, el ojo de Pedro, o del hablante, aunque angustiado, dialoga con el caos y la incertidumbre con la familiaridad de quien ahí habita. Sin embargo, tal vez lo más gratificante de este conjunto de poemas sea la manera en la cual el poeta se deja sorprender no sólo por el mundo material, sino también por su propia memoria. El poeta entreteje recuerdos con el hilo de sus observaciones en versos cuya cadencia podría describirse como intermitente, y desde cuya dicción emerge una atmósfera íntima. ‘Le escribo al insecto / Y al hocico de mi perro / Y al amigo / Y al que ahora mismo está solo’, declara el poeta en ‘[Apenas unas yemas sobre el papel]’, una de las mejores piezas de la colección.

El libro está dividido en dos partes. La primera, ‘La poesía no es una musa’ está compuesta por diez poemas que exploran dualidades como, por ejemplo, lo humano y lo animal, lo masculino y lo femenino, la ingenuidad y la sabiduría, la eternidad y el instante. La progresión del texto está marcada por una serie de definiciones (unas explícitas, otras implícitas) de la poesía, presentes en casi todos los poemas. La poesía es entonces ‘haber conocido todo / Detrás de bambalinas’; ‘La poesía es un anticipo / Una lección gratuita / De la puesta en práctica’; ‘La puta de todos (los poetas)’; ‘La poesía es un ser animal’; ‘percutir la piedra’, ‘incendiar la pradera’; en fin, ‘creer en Vallejo’. Como es evidente, el lenguaje es una inquietud inevitable en esta antesala de ‘La mirada’, el ambicioso poema en doce movimientos que conforma la segunda sección del libro.

Si bien los temas centrales se mantienen, el tratamiento de estos y de las imágenes es muy distinto. Los poemas de la primera sección se ocupan sobre todo de particularidades. ‘La mirada’, por el contrario, es un ojo hambriento a través del cual el lector se embarca en un intento por asir la vastedad del mundo: ‘Toda la realidad / Enmarcada en un ojo’; ‘Una mirada / Es más que suficiente’. El sol y la luz, por lo tanto, cobran vital importancia en el desarrollo de la secuencia, al igual que, por supuesto, la tiniebla. A lo largo del poema, Pedro despliega una de sus más grandes virtudes como poeta: hacer que del lenguaje cotidiano surja un lirismo exquisito; convertir ‘Una palabra retorciéndose muda’ en ‘Dardo y antorcha humeantes’; lograr que el sol ‘vociferante de tan mudo’ se filtre ‘por la mística persiana’.

Ejemplos de imágenes de alto vuelo poético sobran en esta nueva entrega de Pedro Granados. El lector puede atisbar al padre del hablante ‘recogiendo restos de vaca / De rinoceronte / De unicornios llegados a los tachos de basura / Para sus innumerables gatos’; o ver ‘ensartarse el amor / Tal cuentas de un collar / De perlas…’; o acaso descubrirse como ‘Un niño asesino / entre las manos abiertas y juntas / De Dios mismo’. La mirada confirma la solidez del estilo de Pedro y la eficacia de su manera de escribir poesía. Granados demuestra una vez más que es un artista con calle poética, cuya voz se resiste a categorizaciones simplistas y cuyo oficio gana vigencia con el paso del tiempo. El reconocido poeta y académico limeño revela entonces el lugar que la poesía, como epistemología y concepción del mundo, ocupa en la vida diaria. Así, al reconciliar los caóticos mundos interno y externo a través de un intelecto cruelmente tierno y sensual, La mirada de Pedro Granados se erige como un referente en la poesía contemporánea: ‘una nave / hacia la noche / hacia el día / hacia el horizonte’.

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“Pura y no bulto”: Poesía dominicana s.XX-s.XXI

“Creo que es este un libro que amerita una lectura pausada, porque es un esfuerzo genuino de un investigador literario [Pedro Granados], académico, que ha puesto sus ojos y oídos en la producción literaria dominicana, a la vez que refuerza una mirada nueva de esta poesía desde afuera (como lo hicieran Baeza Flores, Manuel Ugarte, María Prosdocimi de Rivera y otros)”. Miguel Ángel Fornerín

https://www.academia.edu/116350223/_Pura_y_no_bulto_Poes%C3%ADa_dominicana_s_XX_s_XXI

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