Archivo de la categoría: Poesía

Poesía

Frank Kafka 1924 – 2024

Donde me encuentro con la nota a pie de página con el asterisco con la indirecta mirada de mi perro con el amor que tuviera único y repartido entre un sinnúmero de amores algo más de  agua sobre la ola y este prestar de una vez oídos a lo que no nos han dicho una sola vez sino a los largo de casi setenta años un  tosco torno de granito adosado a otra piedra igualmente obscura esta rendija minúscula para mirar y para permitir ser  mirado una línea de maquillaje sobre unos párpados inminentes ciruelas aparecidas de pronto semejantes a esta estampilla que me permite llegar hasta ti y estar conmigo un zipper  ancho el de aquel inabarcable  horizonte y semejante rastro que también viene  desde tamaño poniente hacia esta agua y esta arena y estas manos y estos ojos cimbreantes entre la claridad y la sombra  PG

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Lejos de mí decirles

Menú sin comida

O como aquella anécdota

De cuando mi finado cuñado

Pidió arroz con mariscos

Pero no encontró un solo marisco

Así se llama el plato, señor

Fue lo que le contestaron

Lo mismo que siempre ha respondido

Montalbetti desde perro negro

O desde Mi poema

Aunque persuadido estuviera

Que alguno de sus silogismos raspara 

La verdad (del menú)

Pero nones non no manan carajo

Ni un huesito para nuestro perro

Tan solo un emoji de incredulidad

Sobre lo que dicen sobre el poeta

Y luego otro de absoluta certeza

P.G.

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Dormir o escribir el poema

Por qué Martín Adán vivió en el Larco Herrera? | IMP | FAMILIA | TROME.COM

Sobre el desierto erguida la página

Que aún no escribimos

El sagrado corazón que todavía no hollamos

La poesía o el sueño

No guardan parangón

Constituyen cosas muy distintas

Aunque para el surrealismo

Fueran bebedizo semejante 

O todo es sueño o todo es realidad

El sueño al sueño

La realidad, el ángel

Que guiara al poeta del manicomio

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R D y este pechito

“De tanto quejarnos del aislamiento de la literatura dominicana en el Universo no se sabe quién envió a Pedro Granados, el poeta peruano, a Santo Domingo, por allá por los años 90 del siglo pasado. Granados se encandiló con la poesía y con la gente dominicana y se jodió para siempre, que está preso por la guardiemón”. Clodomiro Moquete (Revista Vetas)

“Creo que es este un libro [Breve teatro para leer: Poesía dominicana reciente] que amerita una lectura pausada, porque es un esfuerzo genuino de un investigador literario [Pedro Granados], académico, que ha puesto sus ojos y oídos en la producción literaria dominicana, a la vez que refuerza una mirada nueva de esta poesía desde afuera (como lo hicieran Baeza Flores, Manuel Ugarte, María Prosdocimi de Rivera y otros).  Solo nos resta esperar que lo que hoy queda bosquejado y segmentado en su análisis se convierta luego en un estudio más ambicioso y, a pesar de las polémicas que esta obra suscite (y creo que así será), con él la poesía dominicana ganará en entendimiento y en su difusión”. Miguel Ángel Fornerín (Fragmento del Prólogo)

Al paso. No te apures.
Hasta el hoyo del papel
o de aquella india
de perfil tan moreno.
¿Qué es lo que se mueve
por ahí? Más ná.
Montao, y qué.
Con oro, y qué.
Como dice Chicho Severino
en su tan conocida bachata.
Hay problemas. Al poema
lo defendemos con un par de botellas rotas,
salvo si nos vienen con piedras.
Entonces, nos vamos.
Me llamas para atrás. Cónchole.
Ante la curva de la piedra
prefiero la de tu vestido.
Y encaramado como un mango
tu tan sinuoso paso espero.
¡Bendito palo!

Pedro Granados, Obra negra

CRÍTICA

La poesía dominicana revisitada

Breve teatro para leer: poesía dominicana reciente

Poesía dominicana: “leer poesía era (es) leer a Vallejo ” 

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TALLERES DE MEMORIA INVOLUNTARIA

Foto por Rosario Bartolini M.

Según Didi-Huberman:

La imagen a menudo tiene más de memoria y más de porvenir que el ser que la mira.

Estamos ante un tiempo que no es el tiempo de las fechas [más bien] es la memoria lo que el historiador convoca e interroga, no exactamente el pasado.

Así como Aby Warburg, se define a sí mismo como “psico-historiador”, Walter Benjamin comprendió que no había historia posible sin teorías del “inconsciente colectivo”: las supervivencias exigen del historiador [en tanto “trapero” o cachinero] algo así como una interpretación de los sueños.  Se comprende que hace falta ampliar, abrir la historia a nuevos modelos de temporalidad.

El modelo dialéctico –en el sentido no hegeliano que le da aquí Benjamin– debe hacernos renunciar a toda historia orientada: no hay una “línea de progreso” sino series omnidireccionales, rizomas de bifurcaciones donde, en cada objeto del pasado, chocan lo que Benjamin llama su “historia anterior” y su “historia ulterior”.

El caleidoscopio, en  Benjamin, es un paradigma, un modelo teórico. Significativamente, surge en los contextos donde es interrogada la estructura del tiempo [entre ésta, el escribir una biografía; por ejemplo, la de César Vallejo].

[NUESTRO TALLER] ¿Cómo realiza la lengua la conjunción entre los fragmentos erráticos y el principio constructivo?  Otorgándose un ritmo: consagrándose al tiempo.   Sólo una musicalidad –temas con contra-temas, medidas con desmesuras, tempi con polirritmos, timbres con texturas– permite introducir en el saber del observador el anacronismo de su objeto.  Esto supone correr riesgos en el modo mismo de escribir la historia: allí todavía los niños y los músicos serán reyes.  “Todos los golpes decisivos son producidos al jugar” [W. Benjamin, Dirección única, Alfaguara, Madrid, 1987].

[Es preciso o deseable] que transformemos nosotros mismos nuestro concepto espontáneo de antropomorfismo, es decir, nuestra idea usual de la relación entre “forma” y “humanidad”.  Georges Didi-Huberman, Ante el tiempo.

(Talleres presenciales o virtuales: poesía, relato, ensayo, diseño, traducción intersemiótica)

Informes; vasinfin@gmail.com

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Nuestro poshumanismo

Ideas de regalos para Reyes | 288.000 razones para no pedir mascotas a los Reyes Magos | Las Provincias

Eso que dicen

Aquello que evocan

Un destello

El compacto azul de la tela

Terminar no es concluir

Mudar de página

Una gaviota con su pez

Entre la lengua

Así viajo

Agobiado de tanta vida

Una oruga se orienta

Hasta su inequívoco lugar

Mi mujer me ve

Yo la veo

Un concepto a otro concepto

Acaso más grande adosado

El amor, un instante de bobagem

Como diría aquel jugado compatriota

Sobre la tan desolada Foz do Iguaçu

El rio, mi hermano

La nube, mi hermana

El mar, yo mismo

De adolescente

El sol de adulto

Esta noche cerrada de puro viejo

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Alfredo Fressia (1948-2022)

Fressia, durante su última visita a Montevideo en 2018 (Paola Scagliotti)

Cuando nací el sexo fue un destino. No se puede elegir ser poeta.
De las mujeres nunca amé a ninguna sin duda porque las amé en bloque. Fue un amor largo y sin alegría. Ellas también me amaron sin deseo y sin gozo.
Las miré con la nostalgia de una vida más bella. Cuando quise ser mejor quise ser mujer.
Después me olvidé. Devoré la costilla de Adán en la travesía del desierto. Fui hombre, poeta, amé a otros hombres. Tuve hambre.
Llegué a la playa de este mar eterno, al sur del Brasil. Mi olor es de sal virgen y de yodo azul. Sé que una mujer devolverá al mar el pez con una moneda en la boca.
Ella escribe mi poema. Yo aguardo.

Alfredo Fressia, “Mujeres” 

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POEMAS EN SIMETRÍA (SUMARIA ANTOLOGÍA PERSONAL)

Dibujo de Tilsa Tsuchiya  –posthumano o simétrico, por cierto– que quisiéramos brinde la pauta de lo que, al respecto y por oleadas, hemos venido pensando; en realidad, desde nuestra tesis de Bachiller en Humanidades de 1987 para la PUC del Perú (“Estancias: síntesis de imágenes aéreas en la poesía de Javier Sologuren”).   Hemos venido pensando, obvio, junto a algunas teorías y metodologías; aunque el primer paso lo hemos dado siempre con la poesía.

El mirador de lobos

I

Los lobos marinos

alzaron su canto

solicitando amor al cielo;

sólo Venus los escuchó

y la luna brilla desde entonces

en sus hocicos.

II

Entre las rocas,

en los acantilados y farallones

donde el aire es fresco silencio

y el deseo no tiene límites;

donde el mar no es una encrucijada sino

fugitivos cangrejos

o pulposas estrellas;

los lobos marinos muerden en el agua

igual que en sus compañeras,

y encuentran los mismos peces.

Jamás hubo secretos para ellos.

III

Por las tardes,

el sol despoja sus pétalos más íntimos

sobre las aves;

el mar se despeina en los farallones

y las familias de lobos

se desprenden de las rocas.

Cuando la orilla inclina el mar

a la ciudad.

Juego de manos (Lima: Los Reyes Rojos, 1984)

 

[Estamos pensando]

Estamos pensando. Bola de fuego.

Bolo de fuego.

Red. Honda. Veneno.

Manos abiertas.

Estamos pensando. Aquí

en Santa Cruz de la Sierra.

Vapor. Señales de humo. Raíces.

Sin corazón estamos pensando.

Sin precisamente reflexión.

Sólo con el acorde

de algunos recuerdos. Porque eso somos.

Sólo con esa masa de objetos

sobre la superficie del río. Entreverados.

Separados. Disueltos. ¿Quién sabe?

Sólo con ese rumor y ese olor

que cubren el aire. Que instalan

como volutas sobre el río: Pensamientos.

Estamos pensando con un fino cedazo.

Entre branquia y branquia del pensamiento

una tela muy fina. Holandas

para lo visible y lo invisible. Cariño.

Estamos pensando con amor. Este es el secreto.

Esto es lo ignoto para todos los días.

Pensar con amor.

Y así el peje y la salamandra y el martillo

algo tendrán en común por el solo hecho

de haber sido expresados.

La esperanza también y las hojas de la palmera

algo tendrán en común.

El corazón y la escritura (Lima: Banco Central de Reserva del Perú, 1996)

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La piedra cansada/ Alan Smith Soto

LUGAR

No sé si cantaba

no sé si lloraba

debajo del árbol

color de naranja

encogida alba

con ojos de llama

pequeña laguna

que el cielo espejeaba

donde la doncella

las aguas bañaba

de sus oraciones

por quien ella amaba

debajo del árbol

que todo callaba.

 

(Dice Alan: “Leo por primera vez La piedra cansada de Vallejo, que inspiró este poema”)

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