Hoy cumplimos tres años editando este blog … próximo al medio millón de visitantes. En realidad, ya en empaque de revista virtual o elíptico curso de literatura a distancia; es decir, un espacio que promueve hallazgos, aperturas del criterio, arbitrariedades en lo posible bien sustentadas… en definitiva, remover un tanto –a medida de nuestras fuerzas– la tierra apisonada de la cultura. Sin hacer plañidero o rentable proselitismo político; es decir, politizando otras cosas que en apariencia no lo son y no se miden en una ánfora electoral ni conducen a un curul parlamentario. Pasando de las efemérides y sin echar incienso canónico a ninguno. Por el contrario, apuntamos a lo que emerge o se frustra en lo oscuro… a la sombra de nuestra terquedad mental y/o alienación crítica. A la sombra de la mezquindad de los intereses sociales y económicos también (y sobre todo hoy en día) vinculados a la literatura porque nos hallamos en una época muy particular: la hiperconciencia de que todo es ficción, montaje, y el poder sobre los demás –la creación de fetiches– se gesta o consolida en este discreto ámbito. Vivimos una época de críticos post coloniales, no menos colonizados por cierto, usualmente faltos de oído; nuestras disculpas a ellos, son producto de una agenda trans-nacional y, como tales, los hallamos por doquier y son parte inevitable del paisaje de moda. Pero aquellos que acaso teniendo oído, insisten tozudamente en perpetuar su canon… eso es perverso y, por este mismo hecho, merece ser ventilado también en este portal.
Eso sí, nos percatamos que en el ínterin hemos ido haciendo migas humanas y poéticas. Armando Almánzar Botello, en la República Dominicana; de lejos el mejor poeta actual de su país y uno de los más destacados de entre todas las Antillas. También hemos publicado con cierta frecuencia los monemas radiactivos de Andrés Ajens –de Chile– y no solamente por monos e inestables. Y a Juan Carlos Ramiro Quiroga, excelente poeta y fino lector y no menos colega bloguero, en lo más alto de La Paz. Y celebrado el humor viperino, por lúcido, y los versos de gruta honda del colombiano Harold Alvarado Tenorio. Y hemos encontrado un auténtico hermano en Edgar Arthaud Jarry, extra-ordinario poeta guerrero, por vocación, carácter y lugar de residencia, muy cerca de Acapulco. Y acaso reconocido un hijo en Cristóbal “Tobi” Kanashiro; el cual, a su vez, nos ha dedicado un generoso retrato:
Pedro Granados
No es de Tarados.
Neurasténico, pero chévere
No tengo idea
Nadie lo conoce, escribe poemas
Que nunca vio
Pero usa lentes
Y al percatarnos, además, que íbamos colgando mucho sobre César Vallejo… de modo espontáneo nos ha brotado otra rama, VALLEJO SIN FRONTERAS.
Blog de pedro granados donde han ido publicando, además, muchos jóvenes peruanos de singular talento como Carlos Eduardo Quenaya, Juan Javier Rivera, Manuel Minuve o Víctor Samuel Rivera. Y, asimismo, amigos de siempre como Juan Carlos Mústiga, Mario Guevara, Vladimir Herrera, Fredy Roncalla, Magdalena Chocano… y dejo acaso injustamente de enumerar. Y, por ultimo, o en primer lugar, blog donde han dado a conocer sus escritos muchos de nuestros brillantes estudiantes y, no menos, se ha difundido abundante poesía colectiva… producto de los talleres de creación literaria en los que me he visto comprometido.
Blog que milita, y no sólo por joder, contra legión de consagrados farsantes … y contra la crítica complaciente o torpe que los ha endiosado hasta el punto que hoy mismo se reproducen en clones por casi todo el mundo hispánico… por ejemplo, resulta increíble (frase echa y no menos ingenua) cómo Raúl Zurita ha colonizado ya buena parte de los paises andinos. A punta de fáciles y oportunistas halagos –y dinero para ediciones– a encandilado a varios jóvenes (¿referentes en sus respectivos países?) en busca de mentor o progenitor … en Bolivia, Perú y el Ecuador. Dejo expresa constancia que aquel declamador jamás me convenció –como muchos otros profesores, publicistas o funcionarios metidos a poetas– y me las juego a que no anduve errado. Como dijimos en otro lugar, Zurita elabora guiones de poemas para ser complementados luego, de modo invariable, con su performance narcisista de talante monumental… editado para cínicos o incautos. Voy contra la corriente porque me interesa la poesía, sobre todo, como un espacio de gestación o tanteo personal y social; y no uno para corroborar la megalomanía y el autoritarismo típicos, por jemplo, de Neruda y sus herederos, remunerados o ad honorem. Por lo tanto, la poesía es un campo de batalla más por la vida y por la democracia; a la larga acaso el más importante. No necesariamente, o en primer lugar, porque la hallemos comprometida a una causa; más productivos, respecto a este punto, suelen ser discursos en otro formato. Sino, y sobre todo, por el modo como nos acercamos a ella y atinamos a comunicarla a los demás. Trato familiar o cotidiano que podría ser el de mucho más personas de lo que imaginamos, o acaso ya mismo lo sea, y nos estamos negando el acceso a esta maravillosa experiencia. En lo personal, prefiero una poesía enardecida –llena de zozobrante vivir– como el cante de un Camarón de la Isla; pero, al mismo tiempo, meditativa o autista como el agua de cualquier orilla boba.
La poesía es una vocación y, aún no menos extraña, una opción de vida (en modo alguno obligatoriamente miserable); aunque el sólo hecho de frecuentarla, un antídoto contra cualquier psicosocial o campaña manipuladora ya que, en adición, educa y expande nuestro criterio. Contra el prejuicio común, creo que los poetas reciben lo que merecen de parte de la institución literaria en vigencia. Así por ejemplo, para el caso del Perú, Chocano o A. Cisneros el reconocimiento de sus amigotes; mientras, Vallejo, Martín Adán, Javier Sologuren o Luis Hernández Camarero… una leve sonrisa. Por lo general, los que se ocuparon alguna vez de “cosas serias”, la política de su tiempo, merecen –temprano o tarde– estos premios parlamentarios; es decir, de cálculo, favor o ginkana política.
Si terminara o renunciara a este blog el día de hoy, ya estaría contento. Porque he sumado –me he multiplicado en ustedes– y no me he quedado encerrado en mí mismo o entre los, tan a menudo, anquilosados muros de la academia. Agradezco a la Universidad Católica del Perú por su acogida y la amplia libertad de expresión que me ha brindado; con lo que demuestra no ser una institución pastoral o fundamentalista más, sino una donde pareciera que –como se decía en época del recordado padre Arrupe– humanizar es divinizar. Hago votos para que esta institución siga así o incluso mejore en su misión pedagógica y perspectiva democrática. Obvio, mejore acicateada por nosotros y a través de nosotros, qué duda cabe.