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En sus moradas de hollín
y lumbre
mi anciano padre viudo
guarda desde ya
su ataúd listo
para el día final
Le acompañan allí
entre las ánimas y el Señor
de La Amargura
un par de gatos
el terno gris
la cama tendida,
su triste
espantapájaros de huerta
que en vez de ahuyentar
más bien
es asediado
por loros y palomas
del templo
3
Pocos saben que ella
(la beata Inés)
bajo las mantas de pallay
cada noche
se saca a oscuras
sus prendas interiores
y muy suelta allí
en su lecho revuelto
dormida me espera
hasta altas horas
Organista y ciego
por voluntad divina
a mis anchas recorro
el cuerpo marchito,
sus duras caderas
como piedras de afilar
©Valle sagrado/Odi Gonzales