¿Qué tan profundo es el océano?
Para Jane y Pablo
¿Qué tan profundo es el océano?
¿Qué tan altas las estrellas?
¿Cuántas rosas traes contigo ahora?
¿Cuánto es lo que, esta vez, he de llorar?
Canta Billie. Tú recoges.
La aproximas como una manta
para cubrirte.
Aunque el frío sea interior.
Y también el temor.
Anoche visité un poeta
en su lecho de enfermo.
Me dice que pudo escribir Hospital.
Que si no hubiese ido allí
no habría podido escribir aquello.
Que en un momento, y por algunos interminables días,
colocaron a cuatro enfermos dentro de un reducida habitación.
Uno a cada lado del poeta
y otro a sus pies.
Que ninguno dormía por las noches.
Que el de la derecha deliraba con culos
y tetas. Y que el de la izquierda
le silbaba, para acallarlo,
ya que no tenía fuerzas para ponerse en pie.
Que el que estaba a sus pies
era la viva representación
de uno de los grabados de Doré.
Que en aquella habitación, aun sin las ventanas,
sentía que cruzaba la vía láctea con ellos.
Un ancho tirabuzón
hecho de felicidad y dolor
incomprensibles.
Y que su esposa lo rescataba de allí
todos los días. Que lo había rescatado de allí
desde el principio.
Que de ello íntimamente se percató.