El avatar virtual estaba enamorado de otra
avatar virtual.
Yo era un supuesto anarquista falso,
ella era una mujer complicada.
Al salir de la virtualidad, sus imágenes
permanecían.
El avatar que era yo, siempre andaba borracho.
A veces desaparecía del mapa, no estaba
en ningún foro, ninguna red social
parecía inexplicable, pero no explica nada.
Mi avatar se embriagaba en Internet
En los mundos virtuales, en el chat,
en los foros anarquistas.
Ella desapareció para siempre.
Yo comencé a frecuentar foros imposibles,
sitios prohibidos también inconcebibles
cantinas virtuales foros de suicidas,
me quedaba tirado en los chats
tumbado en las esquinas
como un perro tímido.
Ella nunca jamás regresó.
Me quedé toda la eternidad
escuchando a los lobos
que critican esta estupidez
para vivir.
Extraordinario poeta guerrero, por ir contra la corriente y por vivir en Chilpancingo.