Volvió a vestirse con su nombre. Todos los días lo hacía para creérselo como una verdad imborrable. Su pequeño ritual consistía en incorporarse, y en cada parte del cuerpo pegarse una letra y un sonido. Cuando ya estaba hecha palabra escrita y hablada (para eso, claro, siempre necesitaba que algún vecino o amigo le llamara), cobraba un colorcito rosado en la mejilla. Pero se decía mejor a sí misma cuando le llamaba su novio, luego su marido, y unos años más tarde también su hijo.
Pero un día de pronto se le había roto el nombre. Empezó con un pequeño agujero en la esquina de la a. Ella no le hizo caso, y el agujero creció hasta desbordarse a las otras letras.
Ya con el nombre a medias, ni su marido, ni su hijo o amigos y vecinos lograban recomponerla. Se volvió humo, polvo, sonido lejano.
Diana Araujo Pereira (Río de Janeiro, 1972). Doctora en literaturas hispánicas por la Universidad Federal de Río de Janeiro, en convenio con la Universidad de Sevilla. Es traductora y poeta (Otras palabras-Outras palavras, RJ: 7letras, 2008). Ha colaborado con poemas, crítica y traducciones en diversas publicaciones (www.lagioconda.art.br, www.revista.doc, Revistas Cult, Sibila, Poesia Sempre, Et cetera, K Jornal de Crítica). Ha organizado el libro Palabras en ristre: reflexiones literarias de la Guerra Civil Española (RJ: Faculdade de Letras UFRJ, 2009), y con Mariluci Guberman el volumen de ensayos Provocações da Cidade (RJ: Faculdade de Letras UFRJ, 2009).