Manuel Munive,
joven curador peruano.
“Sin las cabinas de Internet la estadía en Cochabamba habría sido peor. Entre su trabajo en la clínica y en el consultorio y sus ensayos con la orquesta y sus deseos de no verme apenas tengo tiempo para verla. Almorzamos juntos siempre, eso sí, pero no tengo apetito. Tiene buen diente y se mantiene delgadita. Como decías, a mí me ponen las muchachas en envase de aceite de sésamo. Esta tarde – de sobremesa – me mostró un cargamento de fotografías de su infancia y su adolescencia y si hubieras visto! No me equivocaba: con su tutú de ballet a los 7 años ya era la dulzura que es hoy. Así conocí a los dos novios de su vida: músico el primero y patán el otro. Me parece que ha vuelto con éste y no sabe decírmelo. El sol es radiante, demasiado radiante. Yo no estoy hecho para tanta luz…”.
*
“Copacabana. Mediodía. Este lago es un mar de paz. La sopita que me ha servido el posadero está hecha de cariño y chuño. Campesinos que no entran en vainas han bloqueado la carretera por la que hace una semana entré al país y hemos tomado esta otra ruta hacia el Perú. Cruzamos por el Estrecho de Tiquina. Nosotros en una lancha y el ómnibus en una barcaza, un kilómetro sobre las aguas rodeado de europeas guapísimas. Debí aprender alguna de esas lenguas bárbaras. (…) La mesa es perfecta para recostarme en el diario pero tengo que regresar dentro de 15 minutos a la oficina de la empresa de transporte. Poco después sale el vehículo que me dejará en Puno. Y mañana temprano tomo el avión a Lima. Las cabinas de Internet serán un buen refugio también esta noche en Puno. Fue una buena idea corregir las monografías del curso desde mi correo electrónico para recuperar la clase que perdí por este supuesto viaje de trabajo a La Paz. Pero no sólo por eso: una de mis alumnas responde sin falta cada uno de mis mensajes desde entonces. Mañana en la noche – si el avión quiere – iremos al cine a ver una de Kim Ki-Duk… Tiene lindos ojos, lindo nombre. Pero no debo entusiasmarme tanto… Un clavo saca otro, sí, pero agranda la herida…”.
De Apuntes de un viaje (libro en preparación).
duele no?