En la estratósfera con animales

Faltan todavía algunos años para celebrar mis cincuenta calendarios en esto de la poesía, Sin motivo aparente (1978); pero hoy deseo revelarles el lema que figuraría como portada de todo mis versos.  Llegó, de manera impensada, poco después de una reunión en El Queirolo de Pueblo Libre  con mis ex condiscípulos de promoción del colegio.  A ellos ya les agradecí por tan grato momento, pero ahora debo dar gracias también, de modo explícito, a la poesía porque aquel lema es el que siempre me moló, pero no lo encontraba o todavía no aquilataba lo suficiente en ello.

Si le ponemos atención, aquel lema implica varios niveles de lectura.  El más allá no alude al cielo, sino tan sólo a la estratósfera; y que los animales,  nosotros incluidos, son asimismo los planetas y las astros.  Es decir, sin en ningún momento alienar al conjunto, su radical animalidad, instinto, imprevisibilidad, mutabilidad tan particularmente tornasolada en aquel espacio abierto.

Agradezco a la poesía, más potente que tocar una quena dentro del cráneo de una calavera ( mi padre y su grupo lo hacían, en Huaraz, cuando muchachos).  Agradezco a los seres inocentes, todos, que me han acompañado entre lo cotidiano y algún “tempo solto” (auténtico hallazgo de Amálio Pinheiro) que de vez en cuando ha venido a aderezar la vida de todos los días.  Somos inocentes porque nos morimos y somos valientes ya que, de modo rutinario, nos enfrentamos la soledad de la muerte (antes, a la de  nacer).  Somos inocentes porque todo esto no es más que una humorada; y no una estafa, tal como dijo antes de morirse mi amigo mago Rafael Soto Vergés, además gaditano y poeta, por si no bastara con ser mago.  Cómo no va a ser una humorada, querido Rafael,  si velamos a diario y meticulosamente nuestra configuración de ranas asesinas siendo apenas unos frágiles seres de sangre caliente.

Me gusta pensar, más bien poner en práctica, y a capricho, que el universo cabe en una mano.  O que uno por la emoción puede también expandirse y viajar y tocar el corazón de todos y  cada uno con el índice de la otra mano.  Dedico y dejo mi poesía para Rosario, semejantes avispas , a punto de picar sin compasión a aquella recién acaserada estrella.  P.G.

Que tengamos un muy inspirado 2025!

Puntuación: 5 / Votos: 1

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *