Inkarrí, el libro que presentamos, viene a completar una saga formada por Roxosol (2018), La mirada (2020) y Amerindios (2020). Cuatro libros que tal vez constituyan un punto de llegada del trabajo poético e intelectual de Pedro Granados. La poesía manifiestamente aquí es una aventura intelectual en la misma medida en que la labor intelectual es una aventura poética. Vale la pena hacer el énfasis en esta dimensión de la inteligencia llevada a la poesía porque esta puesta en práctica del pensamiento es señal de algo mucho más tangible y provocador: la animalidad de quien escribe. Las ideas y los conceptos a los que nos podrían remitir los libros de Pedro Granados no son prerrogativa de los seres humanos y, por eso mismo, no pertenecen estrictamente al campo humanístico. Lo intelectual en estas páginas adquiere un significado nuevo.
La escritura poética actúa como un disolvente de las tradicionales jerarquías y oposiciones que nos orientan en el mundo. Un crimen ejecutado de manera gozosa sobre el que escribe, según afirma el poema. ¿Quién es, entonces, ese yo poético que piensa parsimonioso y concentrado tras las líneas que leemos? No, desde luego, el de la duda cartesiana, seguro de su propia identidad pensante. Tampoco el cuerpo codificado de nuestros días, inevitablemente en busca de emancipación política. Quien piensa aquí es ya el aroma del mar o el verde amarillo de la retama en primavera. Desde ahí nos habla y, a través de estos poemas, nos hace partícipes de su feliz humanidad.
Carlos Quenaya