Durante el III Festival de Poesía en Medellín (Junio de 1993), escuchamos por primera vez a Raúl Gómez Jattin. Este fue de chanclas coloradas y sin libro alguno a su propio recital, lo acompañaban Javier Sologuren, Juan Manuel Roca, y otro poeta del que ahora no nos acordamos. El público –que adoraba a Raúl – abarrotaba el céntrico auditorio. Llegado su turno, y después de dar muchas puyas a Roca, advirtió que no podía leer sin espejuelos; de aquella sala tipo anfiteatro fueron descendiendo, entonces, anteojos de diferentes formas y colores. Con el abracadabra de sus pesadas manos Raúl fue probándose cada uno; desdeñó inmediatamente el primero, unos cristales de marco grueso y de aspecto muy intelectual; lo mismo hizo con el segundo y con el tercero, discretos lentes de empleado, de disciplinado y tímido ganapán; finalmente, eligió unos de formato más bien estrecho, pero que quedaban flameándole de modo muy vivo en cada cien. Con estos leyó, mejor dicho, este poeta de casi dos metros de alto y de supersticiosos lentes de gatúbela, quiso empezar a cantar, preguntó sobre las preferencias del público que en ese preciso momento ya lo observaba atónito. P.G.
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07/11/24: Universidad y endogamia
Esta realidad apabullante de la endogamia universitaria, no sólo en España, la podemos trasladar a otros campos del funcionamiento institucional –promoción, reconocimiento, meritocracia– del trabajo intelectual y artístico, asimismo, en el Perú. Por eso todos estos años he venido insistiendo, por ejemplo, que ese poeta (él o ella) premiado busca, a su vez, un lector a premiarse por aquella misma institución endogámica: calculadora, radicalmente injusta y mediocre. Sujetos que, por la noche y a solas, saben que no son lo que aparentan; pero que al despertar el siguiente día, el sol sale para todos, aquella institución logrará, otra vez, persuadirlos que se hallan en lo correcto. P.G.
06/11/24: “Taller de poesía César Vallejo” de la Universidad Autónoma de Santo Domingo
Años 70 del siglo XX, al centro, Ylonka Nacidit Perdomo.
Años 20 del siglo XXI, figuran varios entre los fundadores del Taller
Poesía dominicana del s.XXI: “leer poesía era (es) leer a Vallejo”
Fue a partir de una antología sobre poesía dominicana, estando de vacaciones en la media isla, la que motivó y activó escribiera un ensayo, “República Dominicana: La poesía que vendrá” (Granados 2001); el cual, pocos años después, se transformó en un libro, Breve teatro para leer: Poesía dominicana reciente (2014), editado por el recientemente desaparecido René Rodríguez Soriano. Y hoy, luego de dos décadas, es otra antología sobre la materia la que desencadena me avoque al presente artículo. En lo fundamental, se trata de reseñar Indómita & brava. Poesía dominicana 1960-2010, cuyo autor es el poeta e investigador, también dominicano, Manuel García Cartagena. P.G.
05/11/24: poesía en su tinta. asesoría poética personalizada online
“La Central” de Barcelona
Todos leemos y escribimos desde un lugar (cultural, social, retórico, etc.) y ser cada vez más conscientes de ello ayuda a volvernos no sólo más lúcidos de nosotros mismos, sino a desarrollar de un modo más personal nuestra propia escritura. Si deseas ensayar o desde ya cultivas este género, mediante una conexión virtual leeremos juntos tus poemas, potenciaremos tu producción literaria y publicaremos tu trabajo en este portal o en otros semejantes. Contacto: pedro_granados@hotmail.com
03/11/24: [Un niño en calzas de lana por la calle]
Un niño en calzas de lana por la calle
Piernas cortas abrigadas por tal fibra
Hace tiempo que no se baña que no lo bañan
No guarda memoria
Textura y temperatura que decidirán
Lo que el mundo de arriba sea
Su camisa su chaqueta su cubretodo
Lo cual constituye todo lo que se ve
Sus genitales allí se han desarrollado
Así como su poesía
Escrita siempre desde abajo de su ser
Constante e invencible ante la intemperie
Un niño solo y curioso y perdido en el Perú
01/11/24: César Vallejo: ¿El llanto de la materia?
Comparte con Juan Larrea, al que no cita, el argumento de que, a través de la obra de César Vallejo, España o el hispanismo se continúa o salva en Hispanoamérica y viceversa; es decir, que –por ejemplo al Perú– lo salva y define su matriz española en el sentido de compartir la mejor tecnología universal –frente al inglés, alemán o, incluso, el portugués– que es el idioma español. E, insiste Guillermo G. Maestro, que de esta posición –ideológico-política– no lo mueve nadie y aquel que no simpatiza con ella “que se joda”.
Considera, a pesar de enfocarse en España, aparta de mí este cáliz, que Trilce es el mejor legado poético vallejiano ya que, este poemario de 1922, implica un racionalismo a escala distinta del tradicional (prosaísmo). Sin embargo, Maestro, esta gran novedad histórica-epistemológica que constituiría Trilce la sigue enmarcando dentro de las coordenadas que ya sustentara Guillermo de Torre: ultraísmo y creacionismo; más, esta vez a manera de Juan Ramón Jiménez, una “ortografía autológica” (Gustavo Bueno) y, por último, aquello de que en Trilce se cultiva la rima interna y no la que va a finales del verso. Para lo cual, el arribo a estas descripciones, no precisaríamos de Derrida ni de ninguna otra “bibliografía aberrante” (sic).
Acaso lo más rescatable de su ponencia, respecto a España, aparta de mí este cáliz, sea puntualizar que constituye un libro fermentado por la política; pero que no se halla necesariamente “comprometido” (ambos bandos son fanáticos y violentos). Gravitación, esta última, que hizo perdieran originalidad tanto Pablo Neruda como Nicolás Guillén en España en el corazón y, respectivamente, España, cuatro angustias y una esperanza; poemarios, aduce el ponente, y a diferencia del de Vallejo, teatrales o fingidos. Resume Maestro: César Vallejo no es soluble en la política; en contraste, por ejemplo, con la poesía española de los años 50 que ha envejecido muy mal. Y agrega, asimismo, que si bien es cierto en el poemario del peruano los Evangelios serían transversales, Vallejo los seculariza; Dios sería España. En otras palabras, se trataría únicamente de un formalismo religioso tal como en su obra entera se ventilaría tan solo un psicologismo formalista o lingüístico. En suma, siempre fiel a su maestro Gustavo Bueno, en esto consistiría aquel “materialismo filosófico” que nuestro autor observa en la obra del nacido en Santiago de Chuco; y el cual está detrás de su lema, sólo a tientas expuesto, dirigido a ilustrar sintéticamente toda la poesía del peruano: “llanto de la materia”. Frase que, en el contexto, podríamos conectar al hecho que, en España, aparta de mí este cáliz, luego de la hecatombe de la Guerra civil Española (y de la actualidad política) todo se halla, entiéndase el hispanismo – con Vallejo, en particular, encomendándolo a los “niños”– por reconstruirse. Se finaliza entonces con esta idea: España se preservará gracias a Hispanoamérica (Larrea). P.G.